Cuenta regresiva para un arresto: Los 1.200 días de libertad de Mónica Caballero y Francisco Solar

Análisis de la policía intentaron reconstruir la vida de Francisco Solar (41) y Mónica Caballero (32) y sus horas en la cárcel. Viajes al extranjero y participación en marchas fueron parte de sus vidas antes de su arresto por colocación y envío de bombas.


El viaje de Francisco Solar Domínguez (41) se concretó tres días después del envío de dos encomiendas explosivas. Una a la 54° Comisaría de Carabineros, en Huechuraba, y otra a la oficina del exministro del Interior Rodrigo Hinzpeter. El 27 de julio de 2019, el antropólogo se embarcó en un viaje a Montevideo, Uruguay, donde la policía chilena siguió su pista. Por 22 días el “Cariñoso” -como lo apodan en el círculo anarquista- visitó a amigos locales e incluso habría participado de manifestaciones callejeras. A más de 1.800 kilómetros del lugar donde la Fiscalía Sur instruía las primeras diligencias para dar con los autores de los ataques explosivos, Francisco Solar se sentía a salvo, aseguran en la policía.

El 18 de agosto, con la investigación dando sus primeros pasos, Solar regresó al país. Ya en suelo nacional, se trasladó a su casa de calle Cruchaga Montt, en Quinta Normal, donde “vive con otros sujetos anarcos-subversivos”, según detalla un informe policial. Su nombre, al igual que el de su expareja Mónica Caballero Sepúlveda (32), nunca dejó de ser blanco de interés para las policías, pese a ser absueltos en 2012 del caso bombas.

En 2013, ambos fueron detenidos por la colocación de un artefacto explosivo en la Basílica Nuestra Señora del Pilar, en Zaragoza, España. Tras pasar cuatro años presos allá, fueron expulsados y enviados de vuelta a Chile. Llegaron el 7 de marzo de 2017, y desde ese día equipos investigativos de Carabineros comenzaron a monitorear sus pasos durante los más de tres años que estuvieron en libertad. Hoy, Solar y Caballero están en prisión preventiva tras ser formalizados el 24 de julio por el presunto envío y colocación de artefactos explosivos, homicidio frustrado y daños calificados, entre otros delitos. El reconocimiento facial y la obtención de pruebas genéticas fue clave para sus detenciones.

Recluida en la Cárcel de San Miguel, Mónica Caballero cumple una cuarentena preventiva ordenada por Gendarmería para evitar contagios de Covid-19. Desde el penal aseguran que la mujer no ha realizado llamadas a sus familiares o amigos (permitido por la institución a raíz de la pandemia) y solo ha solicitado tener acceso a comida vegana. Desde su celda hizo llegar un mensaje que se difundió en sitios anarquistas: “Ya son casi 10 años desde la primera vez que pisé la cárcel como imputada. Durante estos años mi vida, de alguna u otra manera, siempre ha estado ligada a las prisiones, si bien los sistemas de control pueden cambiar, pero su estructura esencialmente no, se sigue buscando el castigo y el arrepentimiento”, dice la publicación en que se le atribuye autoría.

Por su parte, Francisco Solar -que días antes de su arresto se recuperó de coronavirus- cumple su prisión preventiva en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS), donde se encuentra en una celda solo, con salidas a patio y pasillo. También cumple un aislamiento preventivo por protocolo sanitario. Ha recibido visita virtual de su abogado y de un familiar.

Editorial y amigurumis

Una de las principales interrogantes que rondó en los investigadores fue qué tipo de actividades realizaba la pareja en Chile. Fue así que luego de su arresto, la policía confeccionó diversos análisis que dan cuenta de sus actividades en el país. Reuniones sociales con amigos, visitas a familiares, una activa participación en manifestaciones y actos con incidentes en medio de la crisis social de octubre de 2019, así como la beneficencia y el comercio informal fueron parte de sus vidas, aseguran en la policía. También los traslados al extranjero y al sur del país.

Luego de ser expulsados de España y ya en suelo chileno, en marzo de 2017, Mónica Caballero y Francisco Solar se alejaron “de manera presencial de los diversos movimientos antisistémicos, radicándose por un periodo de tiempo en la VII Región chilena, en las cercanías de la ciudad de Talca”, detalla uno de los análisis de la policía. Sin embargo, el paso de los meses y la ruptura de su matrimonio reactivaron su presencia por separado en manifestaciones, “específicamente vinculados a grupos denominados anarquistas”.

Una de las últimas actividades públicas en la que la policía pudo estar cerca de la pareja fue el “Sexto encuentro del libro y propaganda anarquista de Santiago”, realizado en Cerro Navia, el 14 de octubre de 2017. Luego sus caminos se separaron y su presencia en actividades de corte anarquista decayó.

Con una activa presencia en redes sociales, Mónica Caballero publicaba los productos artesanales que elaboraba para la venta, como mermeladas, amigurumis -figuras tejidas con lana- y hasta mascarillas con diseño durante la pandemia, las que vendía a mil pesos cada una. Su última reflexión en su muro de Facebook data del 14 de julio pasado, apenas 10 días antes de su arresto: “Para cuando pienses en lo mal que está siendo el aislamiento y el encierro. Estas fotos son de las celdas de la Cárcel de Máxima Seguridad, miden aprox. 2x3 m. En estas celdas hay presxs que viven varios meses e incluso años. En general, las celdas de aislamiento son bastantes parecidas entre las distintas cárceles”.

Solar, por su parte, se concentró en la editorial que formó el primer semestre de 2018 junto a Felipe Guerra Guajardo, conocido como “El Pepa” y también absuelto del caso bombas que investigó el exfiscal Alejandro Peña. A través de la empresa “Tempestades”, Solar y Guerra publicaron libros como Estruendo, escrito por su exabogado defensor Julio Cortés, y la obra Si no aprendemos a luchar juntos, nos matarán por separados, escrito por Carlota Vallebona, exintegrante de la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), y Felipe Guerra. La vinculación de Solar con los libros, además de sus vivencias como imputado en Chile y condenado en España, gestaron un segundo viaje a Uruguay. Fue el 28 de octubre, en medio del estallido social, Solar habría participado en la Octava Feria del Libro Anarquista, donde, incluso, habría sido uno de los expositores del evento.

De alumnos a profesores

El 27 de febrero, según los investigadores, fue la fecha en que los nombres de Mónica Caballero y Francisco Solar reaparecieron como “sujetos de interés” para la investigación, tras la detonación de dos artefactos explosivos en el edificio Tánica, de Vitacura. Ese día, un equipo especial del OS-9 dedicado a la investigación comenzó a reconstruir la vida de la pareja. Este, según la Fiscalía Sur, es el único hecho donde se vincula a Solar y Caballero, no así en el caso de la bomba al exministro del Interior Rodrigo Hinzpeter, en julio de 2019, y la 54° Comisaría de Huechuraba, donde el único imputado es Solar.

Una de las primeras diligencias de Carabineros fue “ubicar y determinar domicilio de Caballero y Solar”, según detalla un informe del OS-9 despachado al Ministerio Público. El escrito indica que revisaron los grupos y páginas que sigue Caballero en Facebook, “para determinar si existen convocatorias a actividades sociales”, y ubicaron sitios de organizaciones sociales. Entre ellas estaba la “Coordinadora por la Libertad de los Prisionerxs Políticxs 18 de Octubre”, la cual convocaba a una manifestación para el 17 de marzo en el Centro de Justicia. Al evento llegaron dos policías, quienes vieron a Solar en el lugar cerca del mediodía, lo fotografiaron y siguieron hasta el Metro Rondizzoni y luego hasta una casa en Quinta Normal.

De acuerdo con los análisis de inteligencia, Solar y Caballero, luego de ser absueltos en el caso bombas y tras ser expulsados de España por delitos terroristas, pasaron de ser “estudiantes a profesores” de nuevos miembros de grupos anarquistas. Su rol, aseguran en la policía, es ser “referentes” de generaciones más jóvenes.

Para la policía uniformada, Francisco Solar es el más activo de ambos. Permanentemente es invitado a exposiciones anarquistas y colaborador de la Coordinadora 18 de Octubre, aunque lo sitúan lejos de una afinidad más política de la “primera línea”. Si bien era uno de los encargados de armar las cajas de comida para quienes están en prisión preventiva por ataques a Carabineros durante las manifestaciones, la denominación de “primera línea” aún no lo convencería. “Dicho imaginario también se encuentra relacionado con discursos y conductas basadas en la delegación de funciones dentro de la manifestación, lo cual vemos como una amenaza a la horizontalidad que ha caracterizado a la revuelta en la región chilena”, dice una de las últimas publicaciones de una revista anarquista, en la que Solar tendría participación.

Según la policía, desde que llegó a Chile ha estado ligado a tres ONG dedicadas a la ayuda social. La última en la cual se desempeñó estaba enfocada en la repartición de alimentos para personas en situación de calle, en la comuna de La Florida. Además, esta ONG tenía un enfoque educativo para personas de escasos recursos.

Los vínculos de ambos con otros eximputados del caso bombas estarían activos, según consigna el informe. “Por un lado, Andrea Urzúa es amiga de la actual imputada Mónica Caballero y, por otro, Candelaria Cortés, quien residía en el pasado con Andrea Urzúa, mantiene una relación sentimental abierta con Francisco Solar, esta última actualmente es vocera de la Coordinadora 18 de Octubre, la que tras la detención de Mónica y Francisco ha reaccionado con varios comunicados y publicaciones de apoyo”, detalla uno de los análisis policiales.

Con más de 40 carabineros de distintas unidades trabajando en la recopilación de nuevos antecedentes que permitan detener a otros implicados, la investigación de un año que lidera la Fiscalía Sur apunta a lograr, esta vez, una condena de 60 años para los imputados.

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