A casi tres décadas del autogolpe de Fujimori: Perú debate sobre el retorno a la bicameralidad en el Parlamento

Manifestantes contra la destitución del Presidente Martín Vizcarra se reúnen frente al edificio del Congreso en Lima, el 15 de noviembre de 2020. Foto: AP

El pleno del Congreso discute desde ayer y hasta mañana un proyecto relacionado a la reforma constitucional para restablecer la bicameralidad. La iniciativa plantea que la Cámara de Senadores funcione como un espacio revisor.


“Si bien es necesaria, no es prioritaria todavía”, dijo al diario limeño El Comercio el presidente de la Comisión de Constitución del Congreso de Perú, Luis Valdez, al ser consultado sobre la reforma que permitiría el retorno a la bicameralidad en el país.

Aunque los actuales parlamentarios han avanzado en la iniciativa, que implica reformar al menos 60 artículos de la Carta Magna y plantea que la Cámara de Senadores funcione como un espacio revisor, Valdez aseguró que “será el próximo Congreso el que siga evaluando, debatiendo, esta reforma constitucional”.

Un manifestante durante una protesta para exigir cambios sociales y una nueva Constitución, en noviembre pasado, en Lima. Foto: AP

Sin embargo, el pleno del Congreso debate desde ayer y hasta mañana el proyecto de reformas constitucionales, y está previsto que la bicameralidad se discuta en alguna de las plenarias. Por tratarse de cambios a la Constitución, su aprobación debe darse en dos legislaturas consecutivas.

La semana pasada, Valdez se reunió con el Presidente Francisco Sagasti para abordar el tema de las reformas constitucionales pendientes. Luego del encuentro, el mandatario calificó las reformas como “apresuradas”.

“Entre esas reformas está la bicameralidad parlamentaria, que modificaría 65 artículos de la Constitución y el ‘fortalecimiento’ de las relaciones Ejecutivo-Legislativo, que debilitaría aún más las potestades del Poder Ejecutivo frente al Congreso, rompiendo el equilibrio de poderes”, dijo Sagasti a través de Twitter.

El Presidente peruano, Francisco Sagasti, durante una entrevista en Lima. Foto: Reuters

En cuanto a las reformas en general, el mandatario peruano consideró una falta de respeto hacia la Constitución que “en pocos días se pretenda aprobar más de una docena de reformas”, sin “un debate profundo y una amplia aceptación de su contenido”.

Valdez, por su parte, considera que se debe extender el período de deliberación para el retorno a la bicameralidad. “Es una reforma muy importante y creemos que tiene que seguir debatiéndose, no solo al interior del Congreso, sino en la sociedad, la academia, tienen que involucrarse en el debate (...). No es que no haya los votos: los votos hay, pero no es una prioridad ahora para nosotros”, dijo el congresista de Alianza Para el Progreso a El Comercio.

El expresidente de la Comisión de Constitución, Omar Chehade, precisó al diario Perú21 que el dictamen que restituye la Cámara Alta establece que esta es indisoluble, “por lo que se constituiría en un freno para cualquier intentona arbitraria o despótica de un hipotético gobierno de Perú Libre”, en alusión al partido del candidato presidencial de izquierda Pedro Castillo.

“A ellos no les conviene de ninguna manera la restitución del Senado o cualquier otra reforma como, por ejemplo, la referida a la cuestión de confianza, que está en la agenda de esta cuarta legislatura. Un Senado aborta todas estas intenciones de arbitrariedad del Ejecutivo como derogar la Constitución de 1993 para tener una asamblea con el fin de lograr una Constitución comunista y reeleccionista para que se queden por mucho tiempo en el poder”, acotó Chehade.

El legislador de Alianza Para el Progreso, en esa línea, comentó que lo que se busca con la restitución del Senado es garantizar un equilibrio de poderes. “El Senado representa un candado democrático ante intentonas dictatoriales de Perú Libre y de Pedro Castillo para eternizarse en el poder y legitima más la Constitución de 1993, cuyo capítulo económico ha traído progreso para el país”, insistió.

Pese a que el sistema parlamentario bicameral fue rechazado a través de un referendo en 2018, un grupo de diputados presentó un nuevo proyecto de ley en 2020 como “un reclamo constante de diversos sectores” para “mejorar” la labor legislativa, solucionar los “problemas de subrepresentación” -hay un congresista por cada 250.000 habitantes- y reducir la “tensión” con el Ejecutivo.

Un artista se manifiesta durante una protesta para exigir una nueva Constitución, en noviembre de 2020, en Lima. Foto: AP

Según el texto presentado, el Senado quedaría compuesto por 60 representantes y la Cámara de Diputados por 130. De aprobarse, empezaría a regir el 1 de enero de 2023, cuando el nuevo mandatario lleve un año y medio en el cargo.

Quienes apoyan el retorno a la bicameralidad argumentan que los parlamentarios que fueron electos en 2016 no lograron hacer todo el trabajo prometido, debido a la pandemia y la crisis política.

Sin embargo, un editorial publicado por El Comercio asegura que los representantes tuvieron “tiempo de sobra para trabajar”, y que no haberlo hecho “no justifica que se improvise una ‘minilegislatura’ que tuerza los límites que ésta impone para su reforma”. “Sobran razones para desconfiar de las intenciones del actual Parlamento”, dice el texto.

El sistema bicameral estuvo vigente en Perú desde el siglo XIX hasta la Constitución de 1993. Antes de eso el país tenía dos cámaras, que fueron disueltas en 1992, tras el autogolpe de Estado del expresidente Alberto Fujimori. Un año después, la unicameralidad fue establecida en la Carta Magna.

Una partidaria de la candidata presidencial de derecha Keiko Fujimori sostiene un retrato de su padre y expresidente peruano, Alberto Fujimori, durante el mitin de clausura de su campaña en Lima. Foto: AFP

Más de 20 años después se planteó la necesidad de volver a ese sistema legislativo, por lo que la reforma fue incluida en el referendo de 2018, convocado por el entonces mandatario Martín Vizcarra.

El 90% de los votantes la rechazó, tras una campaña del propio mandatario contra la iniciativa, ya que consideraba que su propuesta había sido “desnaturalizada” al llegar al Legislativo, porque se le impedía al Presidente disolver el Congreso y convocar a nuevos comicios legislativos cuando el Parlamento negara la cuestión de confianza dos veces.

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