Cómo el gobierno pretende mantener el ritmo de vacunación con las segundas dosis y el 11/A a la vista

La primera semana de marzo parte la segunda ola de inmunización y el Minsal busca no bajar el ritmo de la primera, que hoy es de unas 200 mil personas diarias. Quieren pedirle al Servel que para la megaelección de abril cambien algunos locales de votación que hoy se usan en esto. En La Moneda saben que para el Presidente ha sido más lento recobrar su popularidad; valoran que sus extendidas vacaciones hayan ayudado a no sobreexponerse… pero sin salir de escena.


No detenerse ni quitar el pie del acelerador parece ser la consigna en el gobierno cuando ya se ha superado la vara de los dos millones de vacunados, y que con un ritmo diario cercano a las 200 mil personas, podría llegar en cosa de días a los tres y quizás cerrar febrero con cuatro millones. Manteniendo esa cadencia se lograría semanas antes la meta oficial -5 millones de primeras dosis aplicadas al 31 de marzo- y ahora viene la próxima valla logístico-política: cómo seguir manteniendo esa rapidez a partir de la primera semana de marzo, cuando todo el aparato a cargo de administrarlas deba multiplicarse para además comenzar con la segunda dosis (unos 28 días después de la inicial).

La segunda ola de vacunas ya se está inoculando al personal crítico de salud, con el que se comenzó en diciembre vía Pfizer; en el Minsal calculaban hasta anoche que ya llevan más de 54 mil de esos casos. Pasar a esta fase con la población general obligará a extender las líneas de abastecimiento y probablemente reforzar y contratar más infantería, aunque ya se ha reclutado a matronas y gente apta para manejar una jeringa. En unas cuatro semanas más (la del 15 al 21 de marzo) además arrancará la campaña de vacunación contra la influenza, que el año pasado cubrió a 8 millones de personas. Y en menos de dos meses es la maratón electoral del 11 de abril, con una cantidad por precisar de locales de votación donde hoy se está vacunando.

Pero en el ministerio que dirige Enrique Paris dicen muy seguros que todo eso se puede hacer. Que no debería haber inconvenientes para al mismo tiempo no bajar el ritmo de las primeras dosis que faltan. “No hay sobrecarga porque vamos adelantados, aunque tampoco vamos a tontas y a locas”, explican ahí. La próxima semana priorizarán a las y los mayores ‘rezagados’ que por equis razones no se han vacunado en las fechas que les correspondían, y también a los postrados en sus casas; la idea es evitar cuellos de botella.

Claro que también hacen ver que la máxima imperante es que la prioridad es seguir inmunizando, y que no quieren que eso se detenga o frene por ninguna razón. Alcanzar ese objetivo sanitario es, además, la esperanza política del gobierno para que la imagen pública del Presidente logre recuperar puntos en su último año, aunque ahora con la duda de si eso seguirá o no siendo lento, especialmente en comparación con el respaldo que anota la vacunación en algunos sondeos.

Piñera, a todo esto, sigue formalmente de vacaciones y las ha extendido unos días más que lo originalmente planeado. Las ha “interrumpido” varias veces para celebrar las sucesivas metas de la campaña y hoy volvió a hacerlo tres veces: primero inauguró una caleta de pescadores en Chaihuín (Corral, Valdivia), después se reunió con el gobierno regional de los Ríos y cerca de las 13:00 hizo otro punto de prensa más para anunciar el inicio del año escolar en marzo, tema aún controvertido y al que describió como uno “de forma voluntaria, gradual, flexible y segura”.

El cruce entre la apuesta política de la inmunización -más allá del bienestar sanitario que acarrea- y cuán protagonista o no sea el mandatario en estos días arroja diversos considerandos. Más sobre esto luego.

¿Cambiar locales de votación para no frenar la vacunación?

“La semana quinta que comienza el 1 de marzo vamos a iniciar las segundas dosis de este proceso de vacunación masiva”, aprovechó de anunciar Piñera hoy. En el gobierno explican, ante las preguntas que abre esta nueva fase, un par de cosas que reflejan qué tan prioritario es no detenerse. Para la megaelección del 11 de abril, habrá varios (al menos esta mañana no fue posible precisar cuántos) recintos de votación que hoy ya están usándose para inmunizar. En teoría eso es un obstáculo, pero resulta que en el Minsal anticipan que conversarán con el Servicio Electoral para plantearles que se habiliten otros locales.

En el Servel concuerdan que eso se va hablar y que con el ministerio tienen contacto permanente. Dicen tener toda la disposición para hacer cambios, pero hacen ver que “que la flexibilidad es posible cuando es posible” porque seguro habrá casos especiales: elegir nuevos locales dependerá de que cumplan con requisitos de seguridad y sanitarios. Y que podría ser más complejo si se trata de estadios o sitios amplios que suelen albergar numerosas mesas (y hoy muchos puntos de vacunación). Como sea, advierten, no pueden bajar de los cerca de 2.700 locales para los comicios más exigentes que hayan enfrentado.

Lo otro que inquieta logísticamente al Minsal es que algunos municipios (no precisan cuántos ni cuáles) se pongan al día con las cifras de dosis administradas en el Registro Nacional de Inmunización, porque si no lo hacen el aparato central no les puede reponer stock. Paris ha hecho saber que ante cualquier duda o apremio los alcaldes han de recurrir al seremi de su región.

Piñera hoy volvió sobre le punto de que con la vacunación espera que el 2021 “sea el año de la recuperación y de la esperanza” y que “contemos los empleos recuperados y no los perdidos”. En Palacio insisten en que según se cumpla esta última meta se logrará que su imagen mejore y pueda dejar algo parecido a un “legado” -insisten en que es gran parte mérito suyo lo rápido que se ha ido vacunando-, pero admiten que ese objetivo ha sido algo más lento. No les desvela, dicen, porque saben dos cosas. Una, que sobre el Presidente parece pesar una especie de penalización en su popularidad; ya antes se ha dicho en La Moneda que se asume que su fuerte no son los atributos blandos de la simpatía y otros, sino su capacidad de gestión.

Y ese último, observan algunos especialistas en opinión pública, es lo que ha resultado más castigado luego del estallido del 2019 y la saga del 10% el 2020, y que es eso lo que debe recuperar. En eso, según distintas voces, una de las claves sería buscar el punto justo en reivindicar su rol pero sin el peligro de siempre, es decir, no sobreexponerse.

En parte por eso, agregan en La Moneda, se valora (o se respira con cierto alivio) que el Presidente haya extendido sus vacaciones, porque ese modelo de aparecer por goteo en los medios ha sido muy medido y permite evitar el riesgo de salidas de libreto y otros imprevistos que suelen castigarlo. Dicho eso, aclaran que estas vacaciones presidenciales -durante las cuales ha tenido a la mano a equipos de producción de Presidencia; esos videos que ha difundido desde el sur no han sido grabados con un celular- no han sido estudiadas por eso, y que de momento solo él sabe cuándo volverá a Santiago. Puede ser hoy o a más tardar el lunes. Como sea, la próxima semana llega un nuevo embarque de vacunas y lo lógico sería que él las fuera a recibir.

Claro que este delicado manejo de la imagen presidencial, por muy cuidado que sea, está sujeto a vaivenes que a la larga terminan impactando. En la Casa de Gobierno citan como ejemplos el ruido inconveniente que generaron dos episodios de la semana pasada: la polémica por la inmunización a inmigrantes protagonizada por el canciller Allamand, y la generada por la molestia de Carabineros luego que la ministra Karla Rubilar hablara de refundar la institución. En la misma categoría cae el exabrupto de hoy del ministro Lucas Palacios (Economía) cuando dijo que “en el caso de los profesores, llama la atención que busquen por todas formas no trabajar, es un caso único en el mundo y yo diría que de estudio”, rincón del que después buscó salir con “jamás pretendí hablar de todos los docentes”.

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