El 16 de julio pasado debutó la Mona Lisa en su nueva sala del Museo del Louvre. La pintura más famosa de Leonardo Da Vinci, pintada hace 500 años, fue trasladada de la Sala Estados, que será remodelada, a la Sala Médicis, donde estará hasta octubre. El resultado de su primer día en la nueva ubicación fue el caos total y así continúa hasta hoy: largas filas de personas que parten desde el exterior del edificio, bajan y suben escaleras, atraviesan salas hasta que al llegar frente al lienzo tiene escaso tiempo para poder admirarla. 
Sí antes ya era difícil hacerlo -la obra mide solo 77 x 53 centímetros y tiene un vidrio que la protege- ahora las 30 mil personas que a diario intentan estar a solas con ella encuentran más dificultades. Los visitantes alegan que, luego de una espera que podría durar hasta dos horas, los guardias le están dando apenas un minuto para hacerse la "selfie" de rigor y denuncian una "desorganización total" en el museo. "Tras varios pisos de cola, al llegar a la galería nos quedamos francamente conmocionados. El personal trató a los visitantes como ganado ... Resultado: estrés por ver la pintura detrás de un vidrio y desde varios metros. ¡Escandaloso!", escribió un turista en el sitio TripAdvisor.

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La Mona Lisa en su ubicación temporal en la Galería Médicis del Louvre, atestada de turistas.[/caption]

El subdirector del Louvre, Vincent Pomarede, dijo que todos los visitantes necesitarían reservar un espacio programado para verla a partir del otoño boreal. "Es la única forma de garantizar la entrada", dijo a AFP. "Somos conscientes de que la Mona Lisa atrae a las personas y estamos haciendo todo lo posible para que su visita sea más fluida para que no tengan que hacer fila", agregó.
Pero ¿en qué momento la Mona Lisa se convirtió en una obra tan popular?
Hasta principios del siglo XX, no era más que otra pintura importante de las tantas que posee la colección del Museo del Louvre, adquirida desde el acervo personal del Rey Francisco I de Francia. Fue su sorpresiva desaparición la noche del 23 de agosto de 1911, la que la convirtió en un objeto mítico y codiciado y entre los sospechosos estuvo el poeta Guillaume Apolliniaire y el pintor Pablo Picasso, quienes fueron incluso detenidos e interrogados, pero luego exonerados de todo cargo.

El costo de la fama

La obra fue sustraída sin que nadie lo notara y estuvo desaparecida durante dos años hasta que fue encontrada en Florencia, luego de que el propio ladrón, un delincuente menor llamado Vicente Peruggia intentara venderla a un comerciante de arte florentino.
Tras su restitución en noviembre de 1913, se conoció el espectacular y al mismo tiempo simple modus operandis del robo. Peruggia se había mudado a París en 1908, trabajó en el Louvre por algún tiempo y conservó el uniforme de trabajo. Vestido con una bata blanca como cualquier otro empleado, se escondió en el museo hasta que cerraron, luego retiró la obra del marco y salió con ella, escondida en su ropa, a la mañana siguiente, cuando abrieron el museo como siempre. 

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La obra fue encontrada en 1913 en Florencia, luego que el ladrón intentara venderla a un comerciante de arte.[/caption]

Cuando fue arrestado, Peruggia argumentó que se la había llevado porque a su vez la obra había sido robada de Florencia por Napoleón y que sólo quería restituirla a su verdadero hogar. Algo de razón tenía si se recuerda la última polémica de este año entre Francia e Italia, debido a la negativa del Louvre de prestar la pintura para su exhibición en suelo natal de Da Vinci, para la conmemoración de los 500 años de su muerte.
Peruggia finalmente estuvo solo ocho meses en prisión gracias a un simpatizante tribunal italiano y a un psiquiatra que lo declaró "deficiente intelectualmente". El resultado inesperado fue la fama que cobró la pintura: durante las siguientes décadas comenzó su reproducción masiva y su comercialización dentro de la cultura pop. La obra que había sido considerada "solo otro Leonardo" hasta principios del siglo pasado se volvió la obra de arte más popular del mundo.
Eso sí, la pieza no estuvo siempre resguarda en el Louvre como ahora ni el robo fue el único ataque que sufrió. El 30 de diciembre de 1956, alguien le arrojó una piedra rompiendo la caja de vidrio que la protege y desprendiendo pigmento del codo izquierdo, que luego fue restaurado. La caja de vidrio, de hecho, se había empezado a utilizar unos años antes, luego que otro hombre intentara cortarla con un cuchillo. 

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Retrato policial de Vicente Peruggia, el ladrón de la Monalisa, quien estuvo solo ocho meses preso.[/caption]

Pese a estos incidente, entre diciembre de 1962 y marzo de 1963, el gobierno francés sí la prestó a los Estados Unidos para exhibirla en Washington DC y en el MET de Nueva York, donde se estima que 1,7 millones de personas la vieron, y en 1974 se mostró en Tokio, donde volvió a sufrir otro ataque, esta vez de una mujer que la roció con pintura roja como protesta por la falta de accesos en el museo para personas discapacitadas. Otra vez el vidrio protegió a la pintura.
Desde esa fecha, la Mona Lisa dejó de salir de su casa en el Louvre y sólo se ha movido temporalmente otras cinco veces, pero dentro del mismo edificio a causa de renovaciones como justamente sucede ahora.