Ernesto Ottone desde la Unesco: “Necesitamos políticas públicas fuertes y permanentes para la cultura”

Ernesto Ottone Ramírez (1972), ex ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile y subdirector de Cultura de la Unesco desde el 29 de marzo de 2018. Foto: Unesco.

Desde París, el subdirector de Cultura de la institución transparenta el impacto de la pandemia en el sector y hace un llamado a reinventar la forma como entendíamos las instituciones culturales y su financiamiento.


“Claramente, la vida misma cambió. Hoy en día tú no ves turistas en París. Solo un tercio de los museos de París está volviendo a abrir, de manera progresiva”, comenta Ernesto Ottone Ramírez (1972).

Hace dos años, el chileno asumió como subdirector de Cultura de la Unesco, después de haber sido ministro de Cultura (2015-2018), y director del CEAC de la Universidad de Chile, del Museo de la Solidaridad y de Matucana 100.

“Mi confinamiento fueron dos meses y medio de teletrabajo. No había trabajado tanto desde la época del ministerio”, dice, entre risas. “Eran 24 horas al día, porque tengo tres niñitas, entonces tuve que hacer de profesor”, agrega Ottone, quien volvió a su oficina hace dos semanas. Sin embargo, el 80% de los funcionarios de la Unesco sigue en teletrabajo.

“Estoy muy preocupado por el mundo de la cultura, que está viviendo un momento crítico; uno habla con amigos creadores de muchos países y lo están pasando muy mal. Hay gente que no está teniendo ingresos, y eso es porque el sistema no funciona en tiempos críticos como el actual”, asegura.

Ante la pandemia, Ottone convocó el 22 de abril a una reunión virtual de ministros de Cultura de todo el mundo. La convocatoria fue un éxito: asistieron 130 secretarios de Estado, incluyendo Consuelo Valdés, de Chile. “Fue una maratón de siete horas y media, y los ministros compartieron las primeras medidas que habían tomado”.

¿Nos puede dar algunos ejemplos de buenas prácticas?

Entre los países que han hecho anuncios interesantes están Alemania, Suecia, Noruega y Finlandia, que buscaron soluciones integrales, apoyando a las instituciones y a los individuos. No toman fondos y los transforman en otra cosa, sino que mantienen los fondos de apoyo a la creación, pero crean nuevos fondos de subsistencia. También hay propuestas interesantes en Corea, Japón y en algunos países africanos. Estos ejemplos de buenas prácticas los estamos estudiando para traspasarlos, de manera que cada región pueda adaptarlos a su realidad.

“Se está coartando el acceso a la cultura”

El monitoreo de la Unesco a través de sus 193 estados miembros durante la pandemia ha sido constante. “Hace un mes y medio, el 91% de los 1.200 sitios Patrimonio de la Humanidad estaban cerrados; hoy estamos en el 81%”, detalla Ottone. Además, se dejó de practicar el 96% de las manifestaciones inscritas en la lista de Patrimonio Inmaterial de la Unesco. “Una sociedad que no puede expresarse a través de su patrimonio inmaterial, que no puede ingresar a sus sitios de patrimonio, que sus instituciones culturales están cerradas y que tiene problemas de brechas digitales, porque hemos constatado que el 50% del mundo no tiene acceso a internet, es una sociedad donde se está coartando el acceso a la cultura”, enfatiza.

A mediados de mayo, la Unesco y el Consejo Internacional de Museos (ICOM) dieron a conocer una encuesta mundial que constató que existían 95 mil museos, es decir, que habían aumentado en un 60% desde 2012. Pero también detectó lo que Ottone calificó como “datos alarmantes”: el 12,8% creía que iba a cerrar de manera definitiva, y un 19,2% dudaba poder reanudar su actividad. “Un estudio alerta que un tercio de los museos del mundo corre el riesgo de cerrar definitivamente”, tituló El País.

El diagnóstico del subdirector de Cultura de la Unesco, en cambio, tiene matices: “Cerca del 13% decía no saber si van a poder volver a abrir. Pero hay otros museos que van a abrir en condiciones distintas. Te doy un ejemplo, en un seminario que hicimos con la subdirectora de El Prado, ella nos decía que dependen entre un 70 y un 75% del ticket que pagan los turistas. Entonces, no tendrán los recursos para hacer grandes exposiciones internacionales de aquí a un año y medio. Sin embargo, eso tiene un aspecto positivo; generalmente los museos exhiben entre un 5% y el 9% de sus colecciones, y ahora tendrán que enfocarse en ese acervo. Son distintas complejidades que hay que resolver, y por eso estamos viendo cómo aconsejamos a los distintos gobiernos para financiar el déficit que se les va a crear”.

El Jardín de las Tullerías del Museo del Louvre, en París, ya reabrió, con las mismas restricciones de cantidad de gente reunida que la ciudad, de 10 personas como máximo. El museo mismo reabrirá el 6 de julio. Foto: Museo del Louvre.

En abril, usted destacó en una entrevista que en la pandemia “los artistas están jugando un rol muy importante”. Sin embargo, hoy muchos están sin ingresos.

Exactamente. Hay que tomar conciencia de la situación de los creadores. La pandemia del Covid-19 ha hecho evidentes todas las falencias que tienen nuestras legislaciones, partiendo por los sistemas previsionales que no toman en cuenta que el trabajo del artista es esporádico. Entonces los países que está mejor preparados son los que tienen seguro social para estas profesiones que son inestables y que en un 90% son informales. Si no se ataca este problema no habrá creación artística.

¿No teme hoy que el sector cultural no se recupere por completo?

Lo que digo es que esta crisis no va a acabar con parte del mundo de la cultura. Eso no va a pasar. El mundo cultural se ha reinventado desde que existe la humanidad. Sí tenemos que reinventar la forma como entendíamos las instituciones culturales y su financiamiento. Hay que avanzar en una agenda política y legislativa donde efectivamente tú ya no puedes pretender que el mundo de la cultura autogenere sus recursos porque si sólo sobreviven las instituciones más grandes, ya no habrá diversidad cultural en el territorio, y eso le hace daño a una comunidad. Necesitamos políticas públicas fuertes, que vayan de la mano con el sector privado, pero que sean permanentes y no dependan de los gobiernos de turno. Para eso se necesita legislar y también se necesita empatía y solidaridad. Hoy necesitamos que la gente se ponga en el lugar de ese artista cada vez que acude a internet para un libro, una visita virtual a un museo o un concierto. Esa creación alguien la hace y debemos buscar formas de que sea remunerada justamente porque, en este tiempo, la gran mayoría de los artistas no ha recibido los derechos de autor por exhibición en internet, y es su única fuente de financiamiento ahora que no pueden presentarse en vivo.

¿Cómo ve la situación de América Latina?

Es una situación muy compleja porque pocos países de América Latina tienen un sistema de seguridad social para los artistas, entonces se ve aun más la precariedad. Afortunadamente, hay países como Uruguay, México y Costa Rica, que ya están proponiendo revisiones legislativas al respecto. También estamos discutiendo el financiamiento de los museos a través de Ibermuseos y del mundo editorial con Cerlalc (Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe).

En paralelo, la Unesco lanzó el 15 de abril el movimiento ResiliArt, que consiste en debates online con artistas, gestores y creadores, sobre la crisis económica del sector, información que traspasarán a los gobiernos. Ya han realizado 92 encuentros, con personas de 65 países, y tienen agendados otros 120 hasta septiembre. “Va a ser evidente que muchas veces las soluciones vienen desde los creadores y no solamente desde las instituciones. Hoy la complejidad es que por primera vez todo el ecosistema cultural está en tela de juicio”, cierra Ernesto Ottone.

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