Germaín de la Fuente, el otro hombre fuerte de Los Ángeles Negros: “Se va acercando nuestro final físico pero quedará la música”

El histórico cantante del grupo sancarlino reacciona con pesar ante la muerte del guitarrista y fundador Mario Gutiérrez, con quien a fines de los años 60 lideró una de las aventuras más increíbles y exitosas de la música popular chilena, para luego distanciarse por décadas y reencontrarse en vivo recién en 2018. "Una historia que en vida ya no podremos repetir, y eso es muy triste", se lamenta la voz de Murió la flor.


Germaín de la Fuente (73) cuenta que pasó “una noche infernal”. En el departamento de Santiago centro donde vive actualmente, lejos de la parcela de Buin donde ha pasado sus últimos años, el histórico cantante de Los Ángeles Negros se enteró anoche, como todo el resto del mundo, de la muerte de Mario Gutiérrez, el guitarrista con el que a fines de los años 60 lideró, primero desde San Carlos y luego para toda América, una de las aventuras más importantes e irrepetibles de la música popular chilena.

De la Fuente, el hombre del sello vocal inconfundible, de la pronunciación perfecta, la voz detrás de Y volveré, Murió la flor, Cómo quisiera decirte y otros clásicos de la música romántica del continente, hoy está sin palabras.

“La verdad es que no sé qué decir”, reconoce al otro lado del teléfono a La Tercera PM, aún procesando la partida -aparentemente a causa del coronavirus, aunque no ha sido confirmado por su familia- de su histórico aliado musical. Al menos hasta 1974, cuando después de casi una decena de grabaciones imprescindibles y crecientes conflictos internos el frontman abandonó el conjunto para no volver jamás y emprender su propio camino en solitario.

Los Ángeles Negros

El reencuentro entre ambos, al menos frente al público, se produjo recién en 2018, durante un apoteósico concierto en el Teatro Metropolitan de Ciudad de México, el país donde Gutiérrez se radicó en 1982 y mantuvo vivo el repertorio y la versión más “oficial” de Los Ángeles Negros, frente a las múltiples réplicas impulsadas por otros exintegrantes a lo largo del continente. El espectáculo, de alguna forma, limó las asperezas entre ambos y el contacto se mantuvo.

“Yo conversé con él hace aproximadamente un mes. Mario estaba en Houston con su señora, porque la hija de ella tiene una clínica allí, y él estaba allí haciéndose un chequeo. En cierto modo lo sorprendí con la llamada, pero me dijo ‘ah, qué bueno que llamaste’. Estaba súper bien, bien de salud, se escuchaba contento y entusiasmado con su trabajo y todo lo demás”, relata el vocalista.

“Creo que sobre todo hay que reconocer que él fue una persona bien exitosa en los últimos años. En este momento lo que hay que celebrar es que, bendito sea Dios, (Mario) cumplió con sus mejores sueños y la vida lo trató bien, sin duda”, agrega.

Se ha dicho que la causa de muerte de Mario Gutiérrez fue el Covid-19. Y que su señora también falleció por la misma enfermedad. ¿Ha tenido más detalles de lo ocurrido?

Yo tampoco lo puedo asegurar pero al parecer así fue. Tengo entendido que ambos tuvieron la misma enfermedad y que murieron con un par de horas de diferencia nada más. Hablé con una amiga nuestra y me dijo que tampoco lo pudieron ir a ver porque tú sabes que en estos casos es terriblemente privado todo. Y no estaban contestando los teléfonos, o sea deben haber estado mal.

¿Con qué recuerdo se queda de Mario Gutiérrez? ¿Qué destacaría de todo lo que hicieron juntos?

En primer lugar, cuando formamos el grupo, en 1967, yo ya era en cierto modo un músico medianamente promovido en la ciudad. Pero tengo el convencimiento que sin ellos yo ni siquiera habría podido grabar un disco. De tal manera que estoy agradecido de todo ello y sin duda pues es una situación inolvidable para mí todo lo que vivimos juntos. Y para mí la oportunidad también de poder haber salido adelante. Por otro lado, el trabajo que hizo Mario en México con el grupo fue muy importante, porque le dio más vigencia al grupo y en cierto modo ha significado para mí tener un poco más de actividad, más recepción del público. También a mí me ayudó lo que él hizo en México. Mario se debe haber ido agradecido de la vida, porque alcanzó un éxito que pocas personas logran.

Los Ángeles Negros

Hace sólo cuatro meses falleció también Luis Astudillo, baterista del grupo. Y en noviembre murió el tercer vocalista de la banda, Enrique Castillo. Ahora, con la partida de Gutiérrez, ¿se puede pensar en un futuro para Los Ángeles Negros?

En primer lugar, Los Ángeles Negros es un grupo de una trascendencia importante. Hay como cuatro o cinco grupos que se hacen pasar por Los Ángeles Negros y la historia va a continuar. Si ahora hay cuatro, próximamente van a haber veinte. Esa es la realidad. En el caso mío, yo sigo en la música porque es mi vida. Yo soy adicto al aplauso, viejo. Para mí la música es todos los días mi gran compañera y vivo para ello, no tengo más aspiración que seguir adelante hasta donde más se pueda. Ahora... anoche pasé una noche infernal. Porque uno empieza a pensar en todo lo que está pasando. Como dices tú, falleció Luchín, que era el baterista que estaba con él (Gutiérrez) ahora. En San Carlos hace un par de años falleció el primer baterista de Los Ángeles Negros, Cristián Blasser. Entonces, en cierto modo, se va acercando nuestro final físico, pero quedará la música, recordándonos ante toda la gente, como hasta ahora ha sido. Hemos sido personas tremendamente afortunadas. Mario lo fue plenamente y queda su legado y su nombre grabado en el corazón de mucha gente, sin duda.

¿Es usted el llamado a continuar y mantener vivo esta historia y este repertorio?

Lo que pasa es que yo soy parte de Los Ángeles Negros. Aunque solo haya grabado nueve álbumes originales, son las canciones más representativas del grupo. Yo soy una parte de Los Ángeles Negros, una cuarta o quinta parte del grupo, así que es algo de lo que no me voy a desprender nunca. Yo en mis shows qué canto; Cómo quisiera decirte, Y volveré, Murió la flor, Debut y despedida, etcétera. Yo soy parte de Los Ángeles Negros y Los Ángeles Negros son parte mía también. Mi actitud será siempre la misma. El aplauso para mí es adictivo. Que alguien te quiera, el reconocimiento, es lo más importante en la vida para la gente que está dedicada a la música.

Por estos días, Germaín de la Fuente pasa la pandemia encerrado en su departamento en Santiago, ejercitando su voz, volviendo a tocar el piano y pensando en retomar la actividad en vivo cuando le sea posible.

“Estoy cantando todos los días, haciendo mis ejercicios, entonando nuevas y viejas canciones, aprendiendo de nuevo a tocar el piano porque había dejado de hacerlo. De hecho, yo fui el primer organista del grupo, antes de que estuviera Jorge (González, tecladista), yo grabé el órgano de siete canciones en el primer álbum. De tal manera que esto ha significado para mí retornar a la música, aprovechando que ahora nos faltan tantas cosas pero lo que nos sobra es el tiempo”, cuenta.

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