Haibatullah Akhundzada, el líder supremo que logró unir a los talibanes para reconquistar el poder en Afganistán

Haibatullah Akhundzada posando para una fotografía en un lugar no revelado, tras ser nombrado líder de los talibanes en 2016. Foto: AFP

Fue elegido jefe del grupo en mayo de 2016 y cuenta con la plena confianza del líder terrorista de Al Qaeda. Sin mucha experiencia militar, es el responsable de la mayoría de los edictos religiosos promulgados por los yihadistas. Ya ordenó la liberación de "prisioneros políticos".


Todo el mundo está hablando de Abdul Ghani Baradar, el líder político de los talibanes, liberado por Estados Unidos hace apenas unos años. Pero detrás de él está el jefe religioso de los fundamentalistas, el hombre que probablemente esté tomando las decisiones en un gobierno que se ejecutará según estrictos principios islámicos.

Se trata de Haibatullah Akhundzada, el “sombrío” jefe de los talibanes, como lo describió el diario The Times of India. Hijo de un teólogo, nació en 1961 en el distrito de Panjwai, en la provincia de Kandahar, uno de los bastiones talibanes, en el sur de Afganistán. Pertenece a la tribu Noorzai y su nombre en árabe significa “regalo de Dios”.

Aunque participó de la resistencia de los muyahidines contra la Unión Soviética en la década de 1980, se cree que su rol no era militar, según dijo Mohammad Akbar Agha, miembro fundador de los talibanes, a CNN. Akhundzada se apresuró a unirse a los talibanes después de que el grupo surgiera en la década de 1990, tras la retirada de las tropas soviéticas.

Cuando los talibanes capturaron la provincia occidental de Farah en Afganistán, en la ofensiva que los llevó al poder en 1996, los insurgentes pusieron a Akhundzada a cargo de la lucha contra el crimen en la zona. Más tarde, fue nombrado miembro del tribunal militar de los talibanes en Kandahar y luego jefe de su tribunal militar en la provincia oriental de Nangarhar, según consigna la BBC.

Un manifestante quema una foto del líder talibán Haibatullah Akhundzada durante una protesta contra los fundamentalistas, en Bruselas, Bélgica, el 18 de agosto de 2021. Foto: Reuters

A medida que los talibanes consolidaron su control del poder en Afganistán, se convirtió en jefe del tribunal militar del grupo y subjefe de su tribunal supremo. Cuando los fundamentalistas fueron derrocados por la coalición liderada por Estados Unidos en 2001, se convirtió en jefe del consejo de eruditos religiosos del grupo.

Akhundzada huyó en 2001 a Pakistán, donde enseñó en escuelas religiosas, entre ellas una mezquita en el pueblo de Kulchak, antes de reincorporarse para servir bajo las órdenes del mulá Akhtar Mohammad Mansour, el entonces jefe talibán, de quien se convirtió en su líder adjunto.

El 25 de mayo de 2016 fue nombrado líder de los talibanes en una rápida transición de poder después de que Mansour murió, cuatro días antes, en un ataque con aviones no tripulados de Estados Unidos en Pakistán. Se convirtió de esta manera en el tercer líder supremo de los talibanes, luego de Mansour y de Mohammed Omar, el fundador del grupo que murió de una enfermedad en 2013.

Al respecto, el diario paquistaní Dawn destaca que Akhundzada tuvo el enorme desafío de unificar un movimiento militante que se fracturó brevemente durante una amarga lucha por el poder tras el asesinato de su predecesor, y la revelación de que el liderazgo había ocultado la muerte del fundador de los talibanes, el mulá Omar, durante años.

Después de ser nombrado líder, Akhundzada se aseguró una promesa de lealtad del jefe de Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri, quien colmó de elogios al erudito religioso, llamándolo “el emir de los fieles”. Esto ayudó a sellar sus credenciales yihadistas con los aliados del grupo desde hace mucho tiempo. En ese sentido, es considerado un ortodoxo por el mantenimiento de la relación privilegiada con Al Qaeda y la fuerte oposición contra los intentos de infiltración, años atrás, del Estado Islámico entre los talibanes.

La revista india The Week lo define como un erudito jurídico islámico, que es conocido como “líder de los fieles”. De hecho, a menudo tiene la última palabra sobre los asuntos políticos, religiosos y militares del grupo. En 2016, la BBC lo calificaba como un erudito religioso de línea dura de Kandahar, por lo que se creía que era poco probable que cambiara la dirección del grupo.

Imagen de un video emitido por Al Hijrat TV, afiliado a los talibanes, que muestra la llegada del mulá Abdul Ghani Baradar a Afganistán, el 17 de agosto de 2021. Foto: AFP

Akhundzada es el que ha publicado la mayoría de las fatwas (edictos religiosos) promulgadas por los yihadistas y está al frente del Consejo de la “Shura”, integrado por unos 30 miembros, máximo organismo del grupo desde mayo de 2016. Asimismo, ha sido una figura destacada en los tribunales talibanes durante años y se cree que ha emitido fallos en apoyo de los castigos islámicos, como ejecuciones públicas de asesinos y adúlteros condenados y amputaciones de los culpables de robo.

Según fuentes del grupo, también dirigía una madraza (escuela religiosa) cerca de Quetta, en Pakistán, a la que han asistido muchos de los principales comandantes talibanes. Los expertos dicen que Akhundzada mantuvo estrechos vínculos con Quetta Shura, que se entiende que toma las principales decisiones de los talibanes y nombra a sus líderes. Gharzai Khwakhogi, un comentarista político que trabajó en inteligencia durante un tiempo bajo los talibanes, dijo a la BBC que Akhundzada “ha vivido la mayor parte de su vida dentro de Afganistán y ha mantenido estrechos vínculos con Quetta Shura”.

El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid (izq.), hace un gesto cuando llega para celebrar la primera conferencia de prensa en Kabul, el 17 de agosto de 2021. Foto: AFP

Junto con destacar que no tiene mucha experiencia militar, The Washington Post señala que desde que se convirtió en el líder de facto de los talibanes, Akhundzada ha trabajado para reforzar las finanzas del grupo, en parte a través del tráfico de estupefacientes, al tiempo que intenta unificar las facciones del grupo y consolidar el poder. En tanto, Dawn sostiene que el perfil público del líder se ha limitado en gran medida a la publicación de mensajes anuales durante las vacaciones islámicas.

Pero tras el retorno de los talibanes al poder, el rol de Akhundzada podría ser clave. Waheedullah Hashimi, un alto miembro del grupo que tiene acceso a la toma de decisiones, dijo a Reuters que ahora Afganistán podría ser regido por un consejo de gobierno y que el líder supremo del movimiento militante islamista probablemente seguirá al mando general.

Akhundzada desempeñaría probablemente un papel por sobre del jefe del consejo, que sería similar al del presidente del país, añadió Hashimi. “Tal vez su adjunto (Akhundzada) desempeñe el papel de ‘presidente’”, dijo.

A la espera de definición de la estructura del gobierno talibán, Akhundzada ya ordenó este miércoles la liberación de “prisioneros políticos”, según tuiteó el movimiento que ya controla el país. “A partir de mañana, todos los gobernadores provinciales deben liberar a todos los prisioneros políticos, sea cual sea su importancia, sin restricciones o condiciones, y entregarlos a sus familias”, indicó el comunicado en árabe.

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