Nueva Constitución: el zapato chino del oficialismo con el mecanismo del órgano redactor y el ruido que generaron en el FA los dichos de Latorre

La alianza de gobierno está entre la espada y la pared. Mientras el Socialismo Democrático empuja soterradamente evitar las elecciones -y así no sufrir otra derrota electoral que les entregue los escaños a partidos como republicanos o el PDG-, en Apruebo Dignidad se resisten a ceder el punto. El lunes fue el timonel de RD quien mostró una apertura a combinar "modalidades mixtas" entre personas electas y expertos designados, pero sus palabras no cayeron bien en Apruebo Dignidad. A los negociadores se les acaba el tiempo y, como telón de fondo, se asoma la opción de fracasar y no llegar a acuerdo.


Un día como hoy los partidos políticos firmaron el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, el documento que le dio una salida institucional a la grave crisis que vivía el país en 2019 -en pleno estallido social- y que abrió el camino al proceso para escribir una nueva Constitución.

Tres años después, Chile no tiene una nueva Constitución y los partidos políticos están, otra vez, negociando un acuerdo para tener un proceso constituyente 2.0. El contexto, esta vez, es radicalmente distinto.

La crisis de violencia ya no existe. Además, el país acaba de terminar un proceso de redacción de una propuesta de nueva Carta Magna, protagonizado por la extinta Convención Constitucional, que terminó en un fracaso.

El 62% del país la rechazó en el plebiscito de salida. Luego de la derrota electoral las principales fuerzas políticas han estado negociando los términos de un nuevo acuerdo, distinto al de noviembre de 2019, pero con un objetivo en mente: darle una solución al problema constitucional y entregarle al país una nueva Carta Fundamental.

En esas negociaciones han estado durante las últimas 11 semanas. Pese a las dudas iniciales, Chile Vamos -hasta ahora- ha cumplido su palabra. Siguen sentados en la mesa negociadora y, ahora último, hicieron su propuesta sobre mecanismo electoral. Fueron claros en el punto: solo están dispuesto a ir a elecciones para tener un órgano redactor de 50 personas electas con las reglas electorales que se usan en el Senado.

La pelota ahora está en la cancha del oficialismo. Los partidos de la alianza de gobierno están enredados en un problema del cual cada día se ve más difícil que puedan salir de ahí: el mecanismo, el cual se ha transformado en un zapato chino.

Las aguas revueltas del oficialismo

La complicación de los partidos de gobierno se puede resumir de la siguiente manera. Inmediatamente después del 4 de septiembre, cerraron filas en una sola idea: el acuerdo debía contemplar un órgano 100% electo para redactar la nueva propuesta constitucional. Sin embargo, dos meses después, el asunto se les enredó.

En privado, los partidos de Socialismo Democrático fueron constatando que, en realidad, no les conviene ir a elecciones. La desaprobación del gobierno, el “hastío” eleccionario de la ciudadanía y la irrupción exitosa de nuevas fuerzas políticas, como el Partido Republicano y el Partido de la Gente, cambiaron el panorama electoral y amenazan al oficialismo con sufrir una nueva derrota en las urnas.

Por lo mismo, partidos como el PS, PPD y PL han ido empujando la alternativa de que el acuerdo termine en un órgano mixto -que mezcle personas electas y expertos designados- o incluso que no termine en elecciones. Esa postura choca directamente con Apruebo Dignidad. El bloque sigue firme en defender que el proceso sea 100% democrático.

El soterrado debate llegó a su clímax el viernes pasado. En la última reunión de la mesa negociadora, Chile Vamos emplazó al oficialismo. Reiteró su propuesta de un órgano de 50 personas y pasó el aviso: pidió que no los vuelvan a convocar hasta que el oficialismo resuelva sus diferencias.

Luego del emplazamiento de la derecha los negociadores de los partidos de gobierno se mantuvieron en el Congreso Nacional. Entre ellos estaban la timonel del PPD, Natalia Piergentili; el presidente del Senado, Álvaro Elizalde; el senador y presidente RD, Juan Ignacio Latorre -quien pidió pizzas, según los presentes, para amenizar la reunión de trabajo-, la jefa del PS, Paulina Vodanovic, entre otros personeros.

En esa reunión los partidos de gobierno coincidieron en que el punto de Chile Vamos era atendible: el oficialismo no había logrado presentar una postura común. En esa cita, comentan testigos del encuentro, los partidos de Socialismo Democrático deslizaron que era el momento de sincerar el escenario electoral de una -eventual- próxima elección. De hecho, minutos antes de ese encuentro, cuando los dirigentes dieron el punto de prensa, la vocera de la alianza de gobierno habló de que llegó la hora de “flexibilizar” sus posturas.

En sectores del Socialismo Democrático se ha dicho que lo único relevante es proteger la necesidad de tener una nueva Constitución que sea mejor que la vigente. Ante eso, están dispuestos a usar cualquier mecanismo que les permita conseguir ese objetivo. Además, dicen las mismas fuentes, el 4 de septiembre la coalición interpreta que “se perdió” la posibilidad de tener un mecanismo que le guste al bloque. “Ya perdimos la forma, no tenemos que perder el fondo”, dicen en el sector para graficar que, más allá del mecanismo, todavía tienen que defender tener una nueva Constitución.

El ruido en el FA por la apertura de Latorre

Ese es el contexto que explica la sorpresa que causó el lunes la apertura que mostró Latorre. Consultado por La Tercera PM, el senador dijo que está dispuesto “a flexibilizar y ceder incluso a introducir modalidades mixtas con expertos y personas elegidas”.

Si bien el lunes el senador fue más explícito en su posición, esa opción ya la había deslizado semanas atrás en Tolerancia Cero luego del cónclave oficialista. “Creemos que lo mejor, por legitimidad democrática, es un órgano 100% elegido, pero la fórmula puede tener un mix y una flexibilidad en términos que incorpore dentro del órgano constituyente expertos en listas cerradas. Eso es algo que se puede llegar a consensuar”, señaló.

Las palabras de Latorre provocaron cierta incomodidad en las bases militantes de RD y del Frente Amplio (FA). El tabú de una composición “mixta” echa por tierra el argumento de la validez del mandato -que tuvo su origen en el plebiscito de entrada- de una nueva Constitución escrita a través de un órgano 100% electo. Además, porque el resto de sus socios del FA -como Convergencia Social y Comunes- siguen firmes en la idea de que todos los convencionales deben ser electos en las urnas.

El lunes, a las 19 horas, los partidos oficialistas se volvieron a reunir de manera telemática. El objetivo era acercar sus posturas para llegar a la cita del viernes -con Chile Vamos- con una postura única. Testigos del encuentro comentan que Latorre matizó sus dichos.

El senador explicó que no ha abandonado la pretensión de que el órgano sea 100% electo, ya que ese objetivo se puede lograr innovando en el mecanismo electoral. Por ejemplo, que una porción de personas sea elegida en listas abiertas y que los expertos compitan en listas cerradas. Así se podría, dicen, terminar en una instancia redactora cuya composición sea 75-25.

Quienes estuvieron conectados afirman que también se convocó a un representante de la DC. Así fue como se conectó la secretaria general de ese partido, Cecilia Valdés, quien se sumó a las voces de Apruebo Dignidad e insistió en un órgano 100% electo, sin matices. De todas formas, lo que ya se instaló, y que es -hasta ahora- el concepto compartido en el oficialismo, es la flexibilidad en la negociación.

La cita de ayer terminó, otra vez, en nada. Por eso los partidos oficialistas volverán a reunirse el miércoles. La alianza de gobierno comienza a quedarse sin tiempo. El viernes no pueden llegar otra vez sin certezas y, además, quedan solo 15 días para que termine noviembre, el plazo fatal para cerrar el acuerdo.

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