
Pantallas defectuosas, fallas en mediciones y en alarmas: las deficiencias de los ventiladores chinos tras la revisión del Hospital Naval y Enaer
Además de los ventiladores Chen Wei, Salud analizó -mediante el Departamento de Ingeniería Biomédica del Hospital Naval y DTS-Enaer- los 343 ventiladores mecánicos que nunca fueron distribuidos a la red integrada. Allí las fallas son similares entre uno y otro: pantallas de baja resolución -o la ausencia de ellas, como es el caso de uno de los modelos-, diferencias entre los parámetros ventilatorios o alarmas inaudibles en caso de desconexión a la red eléctrica.

Son más de 335 páginas las que describen, una a una, las distintas características de los ventiladores mecánicos chinos donados por la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) para enfrentar la pandemia del coronavirus.
Así, y tal como reveló La Tercera -en el reportaje que da cuenta de 32 respiradores operativos de un total de 515-, entre julio y noviembre de 2020 el Hospital Naval Almirante Nef de Viña del Mar y la división de Desarrollo de Tecnologías y Sistemas (DTS) de la Empresa Nacional de Aeronaútica (Enaer) estuvieron a cargo de las exhaustivas revisiones realizadas a los equipos, a través de pruebas técnicas, de rendimiento y funcionamiento.
Sin embargo, y previo a ello, a medida que llegaban los primeros lotes de los equipos desde China, un equipo conformado por el doctor Andrés Llarena y el doctor Andrés Mercado, ambos miembros del Minsal -según se consigna en un informe de abril pasado-, revisaban los equipos. En algunas ocasiones, también recibían asesoría por parte del doctor Rodrigo Riffo, subdirector de gestión asistencial del Servicio de Salud Metropolitano Occidente.

“No obstante, atendida la dificultad que esa labor conllevaba, en especial porque se trataba de equipamiento médico sin experiencia de uso en nuestro medio, el doctor Andrés Llarena decidió solicitar ayuda a entidades técnicas especializadas en esta clase de equipamiento médico, contactando de esta forma a Hemisferio Sur, International Clinic, DTS-Enaer y Andover, para la revisión de algunas marcas de equipos donados por la CPC”, consigna el documento.
Tras las primeras revisiones, el diagnóstico arrojó el 26 de junio de 2020 que solo cuatro de los modelos donados por la CPC podían ser distribuidos a la Red Integrada Covid-19: en total, 172 ventiladores.
Entre las marcas autorizadas estaban los dos modelos “VG” de Aeonmed, los ventiladores Mindray y los 140 respiradores Chen Wei. Sin embargo, y sobre este último modelo, un análisis de la División de Gestión de Redes Asistenciales (Digera) ordena sacarlos de circulación -de manera informal- el 30 de junio. Y finalmente en diciembre, tras otros dos informes concluyentes sobre estas máquinas, se ordena mediante un oficio a los servicios de salud, de forma definitiva, dejarlos en bodega bajo el rótulo “NO USAR”.
Con todo, existen otros 343 equipos que nunca fueron distribuidos, pero que sí fueron revisados posteriormente con el fin de, eventualmente, estar a disposición de la red en algún minuto. Sin embargo, en la mayoría de los casos la sugerencia de los entes técnicos fue desistir de su uso por no cumplir con las condiciones mínimas para ser utilizados en pacientes.
Ventilador Jiujiuxin: sin pantalla y sin filtro de aire
“El equipo dispone solamente de dos displays de led de siete segmentos (color verde) cuyo contraste en ambientes correctamente iluminados es sumamente precario, como se aprecia en la imagen siguiente. La ausencia de información gráfica limita la posibilidad de correlacionar información, tal como volumen, presión y flujo”. Así describe uno de los informes de DTS-Enaer -fechado el 2 de julio de 2020- sobre el ventilador Jiujiuxin (Taizhou), modelo JIXI-H-100.

Con anterioridad y durante mayo, DTS-Enaer ya había evaluado preliminarmente este equipo, determinando no recomendar su uso en pacientes. Sin embargo, desde Salud se solicitó una revisión más acabada.
Entre las fallas encontradas se apunta que el respirador “no dispone de un sistema de respaldo de energía que le permita salvar un corte menor de energía o una desconexión operativa para dar mayor movilidad y seguridad en la atención de los pacientes. La gravedad de esto es que un corte de la energía eléctrica no será advertido porque el equipo tampoco dispone de una alarma de pérdida de la alimentación eléctrica”.
Asimismo, también se anota que el mecanismo de ventilación que posee el equipo es “obsoleto” frente a otros ventiladores de mayor tecnología. “El único modo de ventilación controlada disponible es CMV (Controlled Mechanical Ventilation) y es un modo que se encuentra en desuso. Es un híbrido, producto de limitaciones tecnológicas y simpleza, entre volumen controlado y presión controlada, sin la capacidad de mantener alguna de esas dos variables en un valor constante durante la inspiración”, describe.
Otro punto que se califica como crítico en el informe -firmado por Rubén Castillo, ingeniero electrónico y subgerente de mantenimiento y rediseño de DTS-Enaer- es que el equipo no cuenta con filtro de aire externo, lo que puede derivar en que al ventilador pueden ingresar “gases o humos nocivos producto de la falla de un componente o equipo cercano (...). El sistema podría ‘tomar’ aire con patógenos, que al llegar al pulmón del paciente pudieran generar un cuadro infeccioso adicional que agravaría su pronóstico de recuperarse”.
La recomendación final es que este equipo no sea utilizado “mientras no sea modificado para obtener los parámetros mínimos de control, volumen y seguridad requeridos para asegurar la recuperación de las personas que lo requieran”. Y a renglón seguido, se sugiere una serie de instalaciones o “upgrades” extras que podrían hacer del ventilador uno seguro para uso en pacientes. Por ejemplo, se sugiere que se le instalen pantallas y alarmas sonoras.
El documento concluye señalando que se adjuntará un presupuesto con estas modificaciones.
Dificultades para configurar los equipos
En el caso de los ventiladores de la marca Zibo Zhongxun (ZXH-500 y ZXH-600), las deficiencias apuntan a la dificultad -considerando que se utilizarían en pacientes en UCI, de alto riesgo- para configurar la cantidad de soporte ventilatorio adecuado para cada paciente.
En la revisión de ambos modelos, en los informes del Hospital Naval queda plasmado que el “equipo posee perillas selectoras de muy baja calidad, por lo que dificulta la selección de los parámetros ventilatorios seleccionados en el panel de control”.
La conclusión para ambos modelos es que el “equipo presenta valores inestables que requieren muchos ajustes, por lo que no se recomienda su uso en pacientes”.
Lo mismo sucede con el ventilador de Aeonmed, modelo Shangrila 510S. Pese a que los otros modelos de la marca (VG60 y VG70) funcionan sin problema y son parte de los 32 ventiladores actualmente operativos en la red, en este modelo en particular también se detectaron discrepancias entre los flujos de oxígeno medidos por los simuladores. “Las curvas de ventilación presentan ruido en comprobaciones de alto volumen y presión. Esto se debe a la válvula exhalatoria, por lo cual se requiere comprobar el sellado correcto antes de usar el ventilador”, señala el reporte.
Una mejor evaluación alcanzó el modelo SH-200 de la marca Eternity (Beijing Medlink). Allí el Hospital Naval analizó las 50 máquinas y 49 podrían, eventualmente, estar disponibles para transportes de pacientes o urgencias. Solo uno de estos equipos quedó no operativo. Sin embargo, se precisa que de utilizarse estas máquinas, solo se recomienda ser entregados a establecimientos que dispongan de personal altamente capacitado en ventilación mecánica. Sin embargo, en las bodegas del Minsal permanecen rotulados como no aptos para su uso en pacientes.
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