Se busca presidente(a) para la Cámara: un acuerdo que aún sigue demasiado lejos

Los diputados Raúl Soto, Joanna Pérez, Daniella Cicardini, Jaime Naranjo, Leonardo Soto, Karol Cariola y Gonzalo Winter son las principales cartas para presidir la Cámara.

A 45 días de que deba someterse a votación la elección de la mesa, las posturas siguen intransigentes en las fuerzas de izquierda y centroizquierda. Nuevo Pacto Social (ex Concertación) había pedido presidir la corporación por los próximos cuatro años. Entre hoy y mañana habrá conversaciones para explorar un acercamiento después del nuevo hito que implica la incorporación al gobierno del PS, el PPD, los radicales y los liberales.


Un nuevo intento por acercar posiciones, en busca de acuerdo de gobernabilidad en la Cámara, sostendrán hoy y mañana los grupos negociadores de Apruebo Dignidad (PC, Frente Amplio e independientes afines) y de Nuevo Pacto Social (PS, DC, PPD, radicales y liberales).

El tiempo ya juega en contra. Mañana será el último día de trabajo legislativo en la sede del Congreso de Valparaíso, por lo que muchos diputados no volverán a verse las caras hasta marzo. El plazo límite es el mismo 11 de marzo, día en que asumen los nuevos legisladores y se realiza el traspaso de mando presidencial entre Sebastián Piñera y Gabriel Boric.

A diferencia del Senado, donde las negociaciones están avanzadas para repartirse dos años de presidencia para la derecha y dos años para la ex Concertación, en la Cámara las conversaciones aún no están encaminadas.

Si bien la primera chance para quedarse con la testera de la Cámara es de las fuerzas de izquierda y centroizquierda, ya que Apruebo Dignidad (con 37 diputados) y Nuevo Pacto Social (con 37 legisladores) suman 74 votos, el problema es que un eventual pacto entre ambos sectores aún es insuficiente para llegar a la “mayoría absoluta” de 78 votos que exige el reglamento y la ley para elegir la testera de la corporación.

El control de la presidencia y las vicepresidencias de la Cámara es clave, no solo por un tema de lucimiento personal. Es la mesa la que propone la composición de las comisiones legislativas. Para algunos legisladores, estas instancias incluso son más relevantes que la presidencia de la corporación, ya que la agenda legislativa se va estructurando básicamente por los temas que aprueban las comisiones. Un ejemplo de ello es cómo avanzaron y se impusieron las reformas para el retiro de ahorros previsionales.

Aún así, la presidencia de la Cámara -especialmente la que se ejerce el primer año de cada período legislativo- es la piedra angular para organizar los otros espacios de poder en esta rama del Congreso y, de esa forma, conducir la agenda legislativa.

Además del tiempo en contra y la falta de votos para llegar a la mayoría de 78, también hay otro inconveniente. A 45 días de que deba someterse a votación la elección de la mesa, las posturas siguen intransigentes entre los distintos grupos negociadores. Según comentan algunos legisladores, la idea es que en las reuniones que se realizarán esta tarde y mañana se puedan hacer algunas concesiones o encontrar un punto medio.

Estas reuniones servirán para explorar si es posible llegar a un acercamiento después del nuevo hito que implica la incorporación al gobierno del PS, el PPD, los radicales y los liberales.

La gran duda, sin embargo, es la DC, que no tiene compromiso con la futura administración, y también cómo reaccionarán otros legisladores molestos por la conformación del gabinete o que no se sientan completamente identificados con el gobierno de Boric.

De hecho, el jefe de bancada de diputado PPD, Raúl Soto, dijo que si bien el gabinete de Boric le parecía “correcto”, su comité mantendría su “autonomía”.

En la primera reunión que sostuvieron con el PC y Frente Amplio, los representantes de Nuevo Pacto Social les señalaron que su objetivo era lograr cuatro años de presidencia para legisladores de la ex Concertación (DC, PS, PPD y radicales).

En esa reunión, realizada en sala del comité PPD, el pasado 3 de enero, participaron los diputados Miguel Crispi (RD) y Karol Cariola (PC) en representación del presidente electo.

Por el otro lado, en tanto, estaban los diputados Raúl Soto (PPD), Raúl Leiva (PS), Jaime Naranjo (PS), Joanna Pérez (DC), Alexis Sepúlveda (PR) y Natalia Castillo (por Nuevo Trato), quienes argumentaron que dado que Apruebo Dignidad tendría la responsabilidad de conducir el gobierno, debía hacer gestos para generar una lógica de entendimientos con los parlamentarios de centroizquierda y poder avanzar con su agenda.

El caso de Soto, Naranjo y Pérez también tenía un componente personal. Ellos, junto a los socialistas Daniella Cicardini y Leonardo Soto son las principales cartas de ese grupo para presidir la Cámara.

La exigencia incomodó a los negociadores del PC y RD, designados por Boric como “enlaces” para apoyar las tratativas y buscar un clima favorable en el Congreso en vista de la minoría legislativa que tendrá la futura coalición oficialista (37 de 115 diputados y solo cinco de 50 senadores).

Sin embargo, para evitar que la negociación terminase contaminando al presidente electo, Crispi y Cariola se salieron de las tratativas y fueron reemplazados por Boris Barrera (PC) y Claudia Mix (en nombre del Frente Amplio).

La decisión también buscaba no generar confusión por el rol de Cariola, quien junto a Gonzalo Winter (Convergencia Social) son los nombres más fuertes para presidencia de la corporación en representación del futuro oficialismo.

La señal causó extrañeza en la contraparte de la ex Concertación. De hecho, lo intepretaron como una “quitada de piso” por ruidos y rencillas internas que había entre los legisladores afines al mandatario electo.

Lo cierto es que el hecho obligó a que las tratativas volvieran a fojas cero.

Chile Vamos en espera

Si la mayoría sigue siendo esquiva a las fuerzas para la izquierda y centroizquierda, para el otro gran sector la situación es peor en términos numéricos.

Sin embargo, algunos representantes de ese sector señalan que hay menos diferencias en las conversaciones intrabloque.

En el caso de Chile Vamos (RN, UDI, Evópoli y PRI), sus parlamentarios suman 54 escaños, mientras que los Republicanos e independientes afines llegan a 14. Si eventualmente deciden asociarse sus sufragios sumarían 68.

Con esos números, la gran apuesta de la derecha y centroderecha es lograr al menos seis representantes en las principales comisiones legislativas. No obstante, también ven una posibilidad de quedarse con la testera de la Cámara, si el futuro oficialismo no logra ordenarse.

Para ello, la estratagia pasa por esperar.

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