Tensiones internas y diálogos con Kast: la salida pactada de Rojo Edwards de la presidencia de Republicanos

Debido a las discrepancias entre los diputados y su ahora extimonel, hace varios días se fue gestionando una salida diplomática con el senador. Todas las partes acordaron su renuncia y Edwards se fue satisfecho, habiendo tenido como legado haber sido el presidente que lideró al partido en la campaña del Rechazo.


Fue en el almuerzo de bancada de ayer que el Partido Republicano terminó de concretar una decisión que se estaba conversando hace varios días: la salida del senador Rojo Edwards de la presidencia de la tienda.

Los ánimos estaban tensos entre el timonel y los diputados, por una serie de contradicciones en decisiones que se ventilaron públicamente. Y luego del triunfo del Rechazo en el plebiscito, una salida era el mejor escenario para Edwards, en medio de un ambiente triunfante y evitando cuestionamientos. El tema, finalmente, se resolvió de común acuerdo entre todas las partes.

Sin embargo, desde antes que esa opción se impusiera en el referéndum ya existía la intención de algunos en el partido de pedirle la renuncia de buena forma debido a las tensiones. Hoy en el punto de prensa en que comunicó la decisión, Edwards afirmó que fue tomada de forma “colectiva” por las orgánicas del partido, y además se informó que el jefe de bancada, Cristóbal Urruticoechea, también dejaba ese puesto. Se argumentó que ambas salidas buscaban encontrar nuevos liderazgos dentro de la colectividad. Y toda la puesta en escena fue con alegría, aplausos para ambos, risas y bromas.

Pero hoy el diputado Gonzalo de la Carrera -exintegrante de esa bancada- escribió un tuit que después borró: “Le pidieron la renuncia, me lo adelantó Cristián Valenzuela”, en referencia al abogado y estrecho colaborador del fundador del partido, José Antonio Kast. En el partido descartan que esto haya sido así, y recalcan que fue parte de una estrategia de la colectividad para emplazar al resto de los partidos a hacer lo mismo. De hecho, en el punto de prensa, Urruticoechea pidió que los principales dirigentes de Chile Vamos imitaran la actitud con sus orgánicas.

Las tensiones

El tema había sido conversado hace varios días entre todos los involucrados, incluyendo el propio Kast, quien abordó la decisión con Edwards, quien ya se encontraba desgastado por las diferencias.

Los episodios de tensiones fueron varios. El 4 de mayo provocó molestia en la bancada completa de diputados que Edwards, sin consultarles, promoviera una reforma constitucional para habilitar una segunda papeleta en el plebiscito de salida, en la que la gente podía elegir qué mecanismo usar para darle continuidad al proceso constituyente si ganaba el Rechazo. En esa oportunidad le quitaron el piso públicamente.

También llamó la atención que se abstuviera en la votación del proyecto que bajaba el quórum de las reformas constitucionales de 2/3 a 4/7, en circunstancias que los diputados votaron después en contra.

Además generó inquietud que él fuera el único presidente de un partido de derecha que acudiera a La Moneda a una reunión convocada por la entonces ministra del Interior, Izkia Siches, para abordar el plebiscito de salida la semana previa a que éste se celebrar.

Las últimas tensiones fueron provocadas por el discurso que dio tras el triunfo del Rechazo, que fue catalogado como muy duro, mientras que algunas voces en la bancada sostienen que también había diferencias por la participación de Edwards en la reunión convocada para las 15 horas en la Biblioteca del Congreso en que todos los sectores políticos definirán cómo darle continuidad al proceso constituyente.

Sin embargo, todas las partes destacaron que la salida del senador terminó en buenos términos, y que el ahora extimonel puede destacar el haber sido el “presidente del Rechazo” que ocupó el principal puesto de una campaña que por toda la derecha es considerada como exitosa.

Su salida plantea un aumento de la influencia del propio Kast -radicado en Acción Republicana- sobre la directiva, así como un giro hacia una postura más “dura” respecto de la negociación para un nuevo proceso constituyente que hoy se abre.

Para mañana está proyectado que se reúnan las orgánicas del partido para discutir quién será el próximo presidente.

El debate constituyente

De forma paralela, ayer en la noche la bancada del Partido Republicano se juntaron en el departamento del diputado Benjamín Moreno para abordar un tema que inquieta a la tienda: de qué forma participarán en la continuidad del proceso constituyente, luego de que se impusiera el Rechazo en el plebiscito de salida y que hoy partiera con una negociación en el Senado.

Ha sido un debate de varias semanas en el Partido Republicano en el que han chocado dos posturas. La de aquellos que creen que la tienda debería participar en un acuerdo constitucional, y las de otros que sostienen que se puede interpretar el Rechazo como una decisión de la ciudadanía de que se debe mantener la Constitución de 1980 que a lo más se pueda reformar desde el Congreso Nacional.

Ha habido muchas reuniones sobre el tema e incluso se propuso zanjar la discusión en un consejo general, lo que finalmente no ocurrió.

Sin embargo durante los últimos días ha crecido una postura en la tienda, que incluso fue acordada en el almuerzo de bancada del lunes y coincide con la salida de Edwards, lo que podría implicar un giro en las señales que él mismo había dado: que la tienda no será partidaria de una nueva Convención, sino que promoverá hacer reformas constitucionales a la actual Carta Magna desde el Congreso Nacional. También está el ánimo de convencer a gente de la UDI y RN de que haga lo mismo.

“Sea cual sea el mecanismo con el cual el gobierno quiera plantear las reformas, primero deberá pasar por el Congreso, ya que así lo establece la Constitución. La idea de repetir un proceso tal cual como el que hemos presenciado no me agrada, pero hay reformas que son necesarias y ante el resultado obtenido, la responsabilidad de ese mandato vuelve a los parlamentarios”, dice el diputado José Carlos Meza.

Su par Juan Irarrázaval sostiene que “Chile dijo no, casi con dos tercios, al totalitarismo de la Convención y de este gobierno cuyo programa pendía, según dijeron, de ese fracasado texto. Este rechazo tiene más votos y legitimidad que todo el plebiscito de entrada”.

Mientras que el también diputado Agustín Romero enfatiza que “los chilenos quieren una buena constitución, que nos una, de las pocas certezas que había en el proceso en el caso de ganar el Rechazo, según el artículo 142 de la actual Constitución, es que ésta se mantendría vigente, así que el poder constituyente vuelve a ejercerlo el Congreso, y con el cambio de quórums que se ha establecido yo creo que perfectamente se puede generar un debate válido para todas las partes, porque ya no existen ningún candado que impida promover esas reformas”.

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