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Cuando Luis conoció a Julie

Cómo un joven matrimonio recuperó cerca de Bruselas una estación de tren en ruinas y la transformó en una casa para vivir con sus dos hijos, es la primera parte de esta singular historiael componente más sui géneris es que el protagonista sea un escultor chileno.

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Son las 7 a.m., y Luis Inostroza no se despierta con el molesto ruido de un despertador, como cualquier mortal, sino con el sonido del tren. Uno que arriba puntual, cada día; justo en la puerta de su casa. Esto sucede en un pequeño pueblo llamado Sint-Martens-Bodegem, entre las vacas, pero a solo 20 minutos de la capital de Bélgica.

Barcelona, en todo caso, es la ciudad bisagra de esta historia. El lugar del Big Bang. Ahí en diciembre del año 2000 fue que Luis, después de titularse en Artes Plásticas, con mención en Escultura, se fue a hacer un máster en Arquitectura Arte y Espacio Efímero. Coincidentemente, en la misma ciudad, la belga Julie Van der Elstraeten estaba haciendo su práctica como arquitecta en el despacho de Joan Busquets. Lo que sigue se lo imaginan, se conocieron y como el amor no tiene fronteras, edad, ni idioma, se fueron juntos a vivir a Bélgica. El año 2007 se casaron y hoy  tienen dos hijos: Benito, de dos años, y Salvador, de cinco meses.

Como escultor en Chile, Luis cuenta que siempre trabajó la piedra, "al llegar a Bélgica busqué todo lo que se pudiese relacionar con este tema y me di cuenta de que la cultura pétrea aquí era increíble. Por esas cosas raras de la vida llegué a una empresa de restauraciones de monumentos, Group Monument, donde me contrataron como escultor y tallador. Con este trabajo, mi manera de ver las posibilidades de mi carrera cambió radicalmente. El abanico de posibilidades, con respecto a la piedra, se agrandó enormemente. De la escultura de pedestal pasé a la monumentalidad de las iglesias góticas (y sus secretos);  este cambio me alucinó, y en eso ya llevo siete años".

Paralelamente, Julie trabajó como arquitecta independiente por algunos años, pero desde hace tres se empleó y es responsable de proyectos para AGSOB, empresa que se dedica al desarrollo urbanístico de la ciudad de Gante.

Luis habla del estilo de vida que llevan, un relato que para nosotros, latinoamericanos, chilenos del fin del mundo, sigue siendo una realidad en extremo diferente. Al estar casado con una belga, según él, su vida es "un 100% belga". "No conozco a nadie chileno, todos nuestros amigos son flamencos, viven en Flandes -el norte de Bélgica- y hablan neerlandés". Si la vida es más cara o barata con respecto a Chile, dice Luis, "eso es relativo". Aquí se pagan muchos impuestos, pero el colegio y la salud son gratis. Por otro lado, el supermercado es más caro, la ropa también, y olvídate de tener una nana. Los niños durante el día van al jardín infantil, desde los cuatro meses más o menos".

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Industrial

Una escultura y un cuadro de Luis Inostroza dan la bienvenida a esta casa, donde el look industrial está determinado por la magnitud de la construcción, con cielos de cuatro metros de alto.

La casa-estación

No estábamos buscando casa, cuentan, pero supieron sobre una estación de trenes que llevaba abandonada algunos años. Fuimos a verla, era una ruina, pero vimos al tiro las posibilidades que tenía. Mi señora se puso a investigar y resultó que la estación estaba en 'faillit' (la empresa de la persona que la había comprado había quebrado), pero se podía comprar. Hicimos una oferta, esta tenía que ser aprobada por un juez y los bancos. Este trámite duró casi un año. Finalmente compramos en 2006.

"Nuestros amigos no entendieron nada cuando la vieron  por primera vez, pensaban que estábamos locos... Para nosotros, en cambio, era una fantasía imaginarnos viviendo en esos espacios notables, construidos en 1864, con un cielo raso de  4 metros", detalla Luis.

Julie  dibujó los planos y luego el proceso de remodelación fue más bien lento. Hicieron mucho ellos, al menos un 70% de las obras.

"Aquí la mano de obra es carísima, y por esa razón es bastante usual hacer lo que hicimos. Todas las demoliciones y la obra bruta fueron hechas por nosotros, mi señora hizo la electricidad, y juntos un mesón de hormigón donde va la cocina. Solo se contrataron empresas para hacer el techo, las cañerías, calefacción, el yeso de las paredes y el suelo de cemento pulido".

El primer año todos los fines de semana trabajaban y en las vacaciones también. Cuando se cambiaron, cuentan que parecía más un camping que otra cosa. Una vez instalados, se hicieron las piezas de los niños, la de ellos, baños, living y las terminaciones más finas.

Se dejaron algunos sectores con los ladrillos originales a la vista y el resto se enyesó. Casi todo lo enyesado se pintó blanco con la idea de colgar cuadros y no interferir en ellos. Solo la cocina y la pieza principal fueron pintados con un poco más de color.

El interiorismo es una mezcla de elementos de segunda mano y luego restaurados, mucho Ikea y algunos objetos de diseño.

A principios de noviembre la familia piensa cambiar su destino por un periodo indefinido. "Ya estamos soñando con nuevos proyectos creativos para hacer en Chile...

Inspiración

Usar elementos de segunda mano e intercambiarlos con objetos comprados en tiendas como Ikea marcan el espíritu de esta casa.

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