Del huerto a la mesa

quincho

Qué mejor que comer verduras de la estación, frescas y cosechadas por ti mismo. Quizás debiese ser el propósito para todos quienes tengamos un espacio, que por muy pequeño que sea, se logre plantar y hacer crecer alguna verdura en casa. En este lugar eso es lo que pasa. Del huerto a la mesa. Con un precioso invernadero, una pérgola rodeada de verde, un quincho con los implementos necesarios para una buena comida, siempre en familia, siempre rodeados de naturaleza.




Un colorido quincho, una pérgola cubierta de verde, un invernadero lindo y una huerta que nos deja con ganas de comer todo lo que ahí hay. Así es este jardín que alimenta y convoca a reunirse a una familia donde todas las generaciones tienen su espacio. A diferencia del anterior, aquí lo que más hay es color. Tanto en las baldosas como en las verduras de la huerta y en las preciosas hortensias y rosas que rodean el lugar.

La pérgola fue la primera construcción de este conjunto. Hexagonal, de madera pintada blanca y techo de tejuela, hoy se encuentra prácticamente cubierta por las enredaderas trepadoras, rosas aromáticas, hiedras que dan sombra y ayudan a que en su interior la temperatura en días calurosos baje. Con coloridas baldosas en su pavimento que se repiten en el quincho, una mesa cuadrada grande de colores y fabricada de madera de bote más sus banquetas, este lugar es especial. Se siente como si uno estuviese dentro de un árbol, rodeado de verde por todos lados. La mesa cuadrada ayuda mucho cuando los grupos son grandes, la conversación puede tenerse entre todos. Aquí las sobremesas son largas, acompañadas por vino tinto, coloridos platos, copas y cubiertos, y grandes fuentes de ensaladas y verduras del huerto.

El quincho tiene casi 20 años. En esta casa son amantes de las buenas carnes y todo lo que pasa en torno a la parrilla. Con dos asaderas de altura regulable, una gran campana de fierro, un lugar especial para preparar el fuego y otro para guardar la leña, este mesón en forma de L, en obra y revestido con las mismas baldosas del suelo, termina con un lavaplatos y tiene en todo un costado puertas de madera que esconden el basurero, los artículos de aseo y las herramientas propias del parrillero. El aspa de madera también ayuda a que circule aire cuando hace mucho calor, además de la sombra que da el cielo de estructura metálica, vigas de madera y cobertor de policarbonato translúcido que, además, permite que se esté en este lugar no solo en verano, sino también en invierno. Un espacio con todos los lujos que puede darse un amante de la parrilla. Las dos bancas en obra permiten un público permanente y una conversación cruzada constante con quienes ahí están afanando. Afuera, dos mesas con sillas blancas, antiguas y de fierro, de La Anticuaria.

Y, así como el dueño de casa es amante y fanático de la parrilla, la dueña de casa alucina con su jardín, sus flores, su huerta, y su nuevo invernadero ya próximo a cumplir un año. Realmente lo más lindo en invernadero que se pueda conocer. De estructura de madera de pino pintada blanca, policarbonato translúcido y ventanas de madera, este espacio tiene un aire especial. Las verduras crecen con una rapidez increíble debido a la técnica de invernadero, ya que al estar en una caja translúcida se regulan perfectamente la temperatura, humedad y otros factores ambientales, favoreciendo el desarrollo de las plantas y flores que hay en su interior. Solo necesitan riego cada dos días. Hay lechugas, tomates (cherry, pera, tradicionales), albahaca, acelga, pepino, ruda y cedrón, ajíes de colores, cebolla, ciboulette, menta, perejil, entre el invernadero y la huerta. Una maravilla. Matas que crecen y crecen sin parar. Limón, mandarino, higuera, verduras, flores y frutas, aquí hay espacio para todo.

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