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Generosa

Cuando el paisaje es determinante, solo puede sumarse buena arquitectura. Una generosa en el sentido amplio, una que este allí a disposición del entorno, recibiendo de él lo mejor, la luz, el sol y por supuesto las vistas. En este caso, ese fue el principio y el fin.

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Los dueños de esta casa en Chicureo, una pareja joven relacionada con el mundo artístico y padres de dos niños, encargaron el diseño de construcción al arquitecto Juan Pablo Vicuña Luco. El encargo era básicamente una casa de dos pisos de manera completamente longitudinal. Hasta ahí la historia podría ser la misma de tantas otras casas. La diferencia aquí es que, como pocas veces, había que estar abierto, dispuesto a mirar, a respetar un layout anterior, uno milenario; el de la naturaleza. Mas allá de que el arquitecto lograra un estilo liviano, moderno y simple, debía permitir que lo que allí fuera a construirse, estuviese acorde al entorno.

La decoración fue diseñada por la dueña de casa, de nacionalidad argentina, quien inspirándose en el estilo de la misma construcción apostó por incluir pocos elementos, grandes medidas, líneas rectas, suaves tonalidades y materiales nobles como madera y lino.

Por lo mismo fue la geografía de esta zona del norte de Santiago la que determinó el emplazamiento; este gran valle soleado, campestre y de suaves pendientes, debía permanecer, ser parte junto a la arquitectura de la vida de esta familia. Al entorno envolvente, dominante y enorme como son las lomas de esta zona, la única respuesta posible eran dimensiones apropiadas, que lograran incorporar la luminosidad y el paisaje.

Para mantener el orden y el estilo minimalista, el arquitecto diseñó todo en blanco y en base a grandes compartimentos para guardar y lograr que nada quede a la vista.

En términos de diseño, la idea fue desde siempre un volumen de inspiración moderna, racional al máximo. Comenzando desde un deck de madera que conforma la terraza y que se alinea a una angosta y extensa piscina que alcanza un total de 22 metros de largo, permitiendo que los propietarios practiquen periódicamente uno de sus deportes preferidos: la natación. Según cuenta Juan Pablo, este espacio cumple un rol tan importante que siempre se pensó unido a los ambientes interiores. Para esto, el arquitecto incorporó una serie de ventanales en el living y comedor, de tres metros de altura, que tienen la originalidad de abrirse en su totalidad, convirtiendo todos estos espacios comunes en un solo gran lugar.

Inspiración

El blanco como telón de fondo resalta el mobiliario clásico y las terminaciones de madera que se despliegan a lo largo de la casa. Un ambiente acogedor sin perder prestancia.

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