Tecnología versátil
Una solución rápida y eficiente. Un sistema de construcción que además de ser sustentable puede adaptarse a cualquier espacio y con una decoración de primer nivel. Así son las nuevas oficinas de la División Rental de Tecno Fast Atco, decoradas por Francisca Goycolea y Ana María Domínguez.


El terremoto del 27 de febrero fue sin duda un reto a la eficiencia y la capacidad. De esto bien sabe Tecno Fast Atco, una empresa dedicada a la producción de módulos adaptables a múltiples funciones que saltó a la fama luego de fabricar las emblemáticas escuelas de Iloca, Talca, Cauquenes, isla Robinson Crusoe y Navidad. Es que las diversas funciones que pueden obtenerse del sistema de Tecno Fast era justo lo que se necesitaba para ese momento de contingencia, aunque sus usos dan para más y así lo destacan sus creadores, que también apuestan por rubros tan disímiles como la minería, los centros médicos, oficinas y hasta grandes eventos masivos.
El sistema constructivo modular es sustentable, ya que no genera grandes índices de polución, no se usan compuestos nocivos como asbestos o diluyentes porque se trata de obras secas que se realizan prácticamente en un 80% en planta.
En base a madera, a diferencia de los containers que son metálicos, su estructura les permite tener una mayor aislación térmica tanto del frío como del calor. "La tecnología modular es un sistema de construcción altamente tecnológico, que presenta varias ventajas respecto al sistema tradicional; por una parte, la de la sustentabilidad, dado que es considerablemente más amable con el medioambiente por el hecho de no requerir demasiado movimiento de tierra ni el uso de materiales anexos. Además, en comparación con el sistema tradicional de construcción, la eficiencia de tiempo es un factor relevante y se logra construir en un tercio menos, lo que implica un ahorro de gastos", explica Cristián Concha, gerente de División Rental de Tecno Fast Atco. Por otra parte, la certificación de sus materiales le ha permitido asegurar mayor durabilidad y un correcto comportamiento sísmico y térmico, permitiendo ser usado en condiciones extremas como gran altura, bajas temperaturas o exceso de calor.
In situ
El sistema de producción es industrializado, similar a las fábricas de autos. Los módulos avanzan por estaciones especializadas en la elaboración de pisos, muros, tabiques, paneles sanitarios, techos, sistemas eléctricos, terminaciones y equipamientos, quedando listos para ser montados en terreno.

En este contexto y buscando un diseño capaz de acoplarse a este sistema constructivo y que al mismo tiempo logre romper con esta estética fría que muchas veces pueden generar estos módulos, es que se encargó el trabajo de interiorismo a las decoradoras Ana María Domínguez y Francisca Goycolea, quienes dieron con un diseño capaz de adaptarse a sus características.
"El trabajo fue todo un desafío, nosotros hemos hecho oficinas, pero no nos había tocado trabajar con módulos, entonces lo primero fue hacerse la idea de cómo iba a quedar esto, porque no estaba armado. Viendo qué eran los módulos y qué áreas comprendían, creamos un solo espacio que fuera entretenido", aclara Francisca Goycolea. Se decidió que en el segundo piso estarían las oficinas y toda el área del primer nivel comprendería una gran sala de espera que en los extremos tendría cuatro salas de reuniones, baños, comedor y cocina.
En las ventanas se usaron cortinas roller, mientras que en los extremos se empleó este sistema de persianas de madera Wood Brise.
La oficina completa tiene 630 m² y fue revestida con diversos materiales que le fueron dando un aspecto más cálido. El piso se cubrió con porcelanato tipo madera, las paredes de las salas de reuniones fueron cubiertas con paneles de tela de algodón, y en la recepción se puso un fondo de tipo aluminio rojo que asimila la estética industrial, el mismo que se utilizó en el escritorio de recepción en tonos grises. El mobiliario fue también diseñado por la oficina Domínguez-Goycolea, y se trata de muebles de madera de nogal que albergan la recepción tipo cafetería para recibir clientes, además de dos grandes sofás modulares, uno de ellos acompañado junto a un par de mesas de lectura bajo la cálida iluminación de dos lámparas Tolomeo de Michelle de Lucchi.
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