24 Horas de Le Mans: el día que ganó un auto con la bandera chilena

Uno de los autos que correrá las 24 de Le Mans.

Eliseo Salazar estuvo cerca de ser uno de los ganadores de la mítica prueba de resistencia, pero una insólita medida del jefe de equipo lo privó de esa alegría.




El próximo fin de semana se disputará una nueva edición de las 24 Horas de Le Mans. La mítica prueba de resistencia cumple 100 años y celebrará su 90° edición -hubo años en que no se disputó por guerras y temas de salud- con más de 60 vehículos en pista, entre los que destacan los nuevos Hypercars, además de un modelo Nascar que correrá como invitado y con el chileno Nico Pino en la categoría LMP2.

Será el regreso de un chileno al histórico trazado de La Sarthe luego de 26 años. En 1997, Eliseo Salazar disputaba por sexta vez las 24 Horas de Le Mans, pero no fue su mejor registro y debió abandonar a la hora y media de competencia debido a que se reventó el motor Nissan 3.0 V6 turbo.

Fue la última vez del ex Fórmula 1 en Le Mans, una historia que había comenzado en 1982 y que tuvo su mejor resultado en 1989 cuando, junto a los hermanos Alain Ferté y Michel Ferté, cruzaron la meta en el octavo lugar y pudieron incluso llegar más alto si no hubiese fallado la caja de cambios.

Pero la historia más llamativa y amarga llegaría un año después, tal como recordó el propio Salazar en su cuenta de Instagram.

“Dicen que hay que reír donde alguna vez se lloró. Después de algunas décadas vuelvo a Le Mans para la edición 100 de las 24 Horas de Le Mans. La segunda carrera más antigua del mundo. Hace un tiempo un auto con mi nombre y la bandera chilena ganó la clasificación general de la carrera, pero algunas horas antes del final el equipo privilegió a un piloto de su nacionalidad y mercado mucho mayor al nuestro, cuando este rompió su motor. Me cambiaron a otro que venía más rezagado, para que ganara un británico. Así es la dura vida comercial del deporte, pero quedó en el pasado y hoy viajo para allá invitado por Peugeot Chile, para ver a su escudería que competirá en esta mítica edición. Allez Peugeot!”.

¿Cómo es eso de que la bandera chilena cruzó con el auto ganador? A continuación te contamos una de las historias más particulares del automovilismo nacional.

La bandera chilena en Le Mans

Tras la buena actuación de Eliseo Salazar en 1989 con el Jaguar del equipo Tom Walkinshaw Racing (TWR), en 1990 fue llamado nuevamente para competir en el equipo inglés.

Ahora sus coequipos serían John Nielsen y Price Cobb, dos pilotos con gran experiencia en Jaguar.

Las cosas arrancaron bien para Salazar y su equipo. Completaron la ronda de clasificación en el séptimo lugar y fueron los mejores de Jaguar, firma que veía como Nissan y Porsche se peleaban los primeros lugares. De hecho, el Nissan R90CK de Julian Bailey, Gianfranco Brancatelli y Mark Blundell se quedó con la pole marcando un tiempo brutal, superando por seis segundos a su más cercano perseguidor.

Instagram @eliseosalazar

Hasta ahí era todo medianamente normal, pero algo empezaba a gestarse al interior del equipo Walkinshaw.

Las 24 Horas de Le Mans arrancaron y el Jaguar que llevaba la bandera chilena con el nombre de Eliseo Salazar tuvo un inicio correcto, eso sí, el nacional no tomaba parte en el primer tramo, debido a que por estrategia y para prevenir alguna eventualidad, se dejaba uno de los tres pilotos sin manejar hasta entrada la carrera.

Sobre esa situación, el propio Eliseo Salazar lo recordó en una nota publicada por el sitio Motorsport hace un par de años.

“Lo que dijeron fue que estaban preocupados por Price (Cobb)”, recuerda Salazar. “Había estado enfermo, y sentían que no iba a estar físicamente bien por la noche, así que querían que doblara o triplicara las horas al principio, y luego me subiría yo más tarde”.

Crédito: Dan Morgan

La carrera fue avanzando y el Jaguar que le correspondía a Salazar cedió en carrera ante el Jaguar 1 de Martin Brundle, Alain Ferté y David Leslie, que llegó a liderar la competencia.

Eso sí, tal como ocurre muchas veces, el esfuerzo le jugó una mala pasada al Jaguar 1 y una fuga obligó a que el equipo mecánico ultimara esfuerzos para regresarlo a la pista, aunque sin opciones de triunfo.

El jefe del equipo, Tom Walkinshaw, veía con tristeza como su favorito, Martin Brundle, quien todavía no se subía al auto, dejaría pasar otro año sin ganar en La Sarthe.

Hasta que llegó una decisión insólita. De esas que en nuestro país se diría que “solo le pasa a los chilenos”.

Crédito: Dan Morgan

Al momento del problema del Jaguar 1, de los otros tres Jaguar en competencia, dos habían sido manejados por dos pilotos. Uno de ellos era el bólido de Eliseo Salazar, donde precisamente el chileno aún no tomaba el volante.

El otro Jaguar que había ocupado dos pilotos (Davy Jones, Michel Ferte y a la espera el español Luis Pérez-Sala) se ubicaba a mucha distancia, por lo que el dueño del equipo optó por una medida drástica y dolorosa.

“Tom me llamó a su motorhome. Sólo estábamos nosotros dos. Dijo que era muy importante para él y para el equipo tener a Martin en el auto líder. Lo entendí desde el punto de vista de los negocios, yo también soy un hombre de negocios. Pero le dije ‘Tom, esto es mi vida, es muy importante para mí como piloto’. Esta era mi gran oportunidad”, comentó el chileno en la entrevista en Motorsport, agregando que la respuesta del ejecutivo fue “‘es Martin, es Jaguar, hay 50.000 aficionados ahí fuera, y es un piloto británico’. Me pidió que condujera el #4, lo que significaba que Luis Pérez-Sala no conduciría en absoluto. Pero ese auto estaba dos o tres vueltas abajo, y no había ninguna posibilidad”.

La decisión estaba tomada. Brundle tomaría el lugar de Salazar en el auto que lideraba la carrera y el chileno haría lo propio con la butaca del español en un auto que estaba muy atrás, en el 11° lugar.

Crédito: Dan Morgan

La molestia por lo ocurrido se reflejó apenas Eliseo subió a manejar a las 10.21 AM. Empujado por la amargura y quizás con el ego herido, comenzó a girar a velocidades muy altas.

“En el momento en que me subí al auto estaba obviamente decepcionado y también estaba enfadado, así que conducía rápido. Alcancé a Martin rápidamente e iba a pasarlo para recuperar una vuelta, pero me hablaron por la radio y me dijeron que me quedara atrás. Así que tuve que hacerlo”, reconocería Salazar.

La carrera siguió su marcha. Y el Jaguar al que subieron a Eliseo no resistió, fallando el motor.

En la otra vereda, el Jaguar que le correspondía a Salazar, con Nielsen al volante, cruzaba la línea de meta con la bandera chilena en la carrocería y el nombre de Eliseo Salazar. Luego festejarían junto a Cobb y Brundle en lo más alto del podio, mientras Eliseo se marchaba a las instalaciones del equipo.

“Podría haber sido uno de los puntos más altos de mi vida, pero terminó siendo el más bajo. El alcance del trato se hizo evidente más tarde cuando el auto ganó. ¿Y si el auto se hubiera retirado? Entonces no habría perdido nada. Así que después estaba muy decepcionado. No tienes muchas oportunidades como esa”, dijo Eliseo.

“Fue un gran golpe para mi carrera, y en realidad después de eso no corrí de nuevo por unos años. Hice un par de carreras con Spice para terminar la temporada, pero luego se detuvieron, y volví a Chile. Finalmente tuve una oportunidad a finales del ‘93, cuando Gianpiero Moretti me pidió que probara su nueva Ferrari 333SP, y fui a Fiorano”, recordó Salazar en el sitio Motorsport.

Crédito: Dan Morgan

Sobre esa situación, el chileno reconocería en la entrevista que “en ese momento, por supuesto, fue devastador. Pero el resto de mi vida en el mundo del automovilismo y mi carrera en IndyCar fue muy gratificante, y Le Mans se convirtió en sólo un recuerdo. De todas formas, yo respetaba mucho a Tom, sentí mucho su fallecimiento, y siempre estaré agradecido por la oportunidad que me dio”.

Hoy Eliseo Salazar está de regreso en las 24 Horas de Le Mans. Lo hace como invitado de Peugeot, para ver el retorno de la marca del León a La Sarthe y el Jaguar XJR-12 que se impuso en 1990 continúa con la bandera chilena en su carrocería.

No sabemos si Brundle alguna vez solicitó el cambio, pero los expertos dicen que el auto ganador de Le Mans no se toca, quedando como testigo de una decisión insólita que “solo le podía pasar a un chileno”.

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