Cristina K por primera vez en el banquillo de los acusados en Argentina

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La expresidenta Cristina Fernández escuchó durante tres horas una serie de acusaciones por corrupción, en mayo de 2019. Foto: EFE

La expresidenta, sindicada como la jefa de una "asociación ilícita" en un esquema de corrupción, escuchó en silencio y casi sin inmutarse las acusaciones en su contra.


Las estrategias, anuncios y cambios en la política argentina se están desarrollando a una velocidad inusitada. En apenas cuatro días Cristina Fernández anunció que no será candidata a la Presidencia -en vez de aquello postulará a la Vicepresidencia en la fórmula liderada por su antiguo jefe de gabinete, Alberto Fernández-, el exministro de Economía Roberto Lavagna confirmó su candidatura y Mauricio Macri escribió un encendido artículo en Facebook en el que señaló que "nos dejaron un país sin puertos, sin trenes y sin infraestructura". Todo, a tres meses de las elecciones primarias y a cinco meses de los comicios presidenciales de octubre.

En medio de este torbellino, donde lo político, lo económico y judicial van de la mano, Cristina Kirchner afrontó este martes el primer juicio oral por supuesta corrupción, aunque la sentencia se conocerá recién en 2020.

La expresidenta se sentó por primera vez en el banquillo de los acusados y durante tres horas escuchó en silencio y casi sin inmutarse las acusaciones en su contra. La actual senadora, que goza de inmunidad por su cargo, está acusada de encabezar una "asociación ilícita" que otorgó de manera discrecional obras públicas al empresario de la construcción Lázaro Báez, en la provincia de Santa Cruz, el bastión del kirchnerismo.

"Los fiscales concluyeron que la mitad de las 52 obras que la Dirección de Vialidad le entregó al Grupo Austral en Santa Cruz no fueron terminadas por Báez, pero el Estado pagó por la obra completa", afirmó el diario La Nación.

Cristina se sentó en la cuarta fila del tribunal, lejos de Báez y otros 12 exfuncionarios kirchneristas, como el exministro de Planificación Julio de Vido. "Evitó así la postal menos deseada por el kirchnerismo: una foto junto con los exfuncionarios, iconos de la corrupción, en el comienzo de una nueva campaña electoral", agregó el periódico.

La exmandataria apenas sonrió, no soltó su celular e intentó mantener un bajo perfil. "Se trata de un nuevo acto de persecución con un único objetivo: colocar a una expresidenta opositora a este gobierno en el banquillo de los acusados en plena campaña presidencial", dijo en Twitter, antes de acudir a la audiencia.

Pero donde no hubo bajo perfil fue en las afueras de los tribunales de Comodoro Py, hasta donde llegaron los seguidores de Cristina K y referentes del sector, como el exministro de Economía Axel Kicillof; el excanciller Jorge Taiana; el exsecretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; la dirigenta de Madres de la Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini y el sindicalista Hugo Yasky.

De acuerdo con los analistas, el problema para Cristina es que en un juicio oral y público -que continuará el lunes- comenzarán a ventilarse los detalles del esquema de corrupción y eso, eventualmente, podría tener un efecto electoral. Sin embargo, los politólogos también sostienen que finalmente la economía es la que manda y que si Macri no logra revertir la situación, será Alberto Fernández el más beneficiado.

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