Creciendo con VIH

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Los lactantes reciben su tratamiento dos veces al día, cada doce horas, por medio de jarabes.

El año pasado, el ISP confirmó el virus en 234 menores. Algunos se contagiaron de sus madres, otros tras sufrir abusos y, los más jóvenes, a través de relaciones sin protección.


"Les decimos que tienen un bichito en la sangre y que si no se toman los remedios, ese bicho va a despertar y se van a enfermar. Crecen con esa idea, hasta los 13 o 14 años, cuando se les empieza a hablar de educación sexual y de VIH", relata Karen Arancibia, asistente social de la Fundación Santa Clara, entidad que atiende a niños portadores del virus de la inmunodeficiencia humana.

Se trata de una cifra opacada por el cada vez más grueso registro de personas que han contraído el VIH en el país. Pero preocupa: el año pasado al menos 234 menores de 19 años fueron confirmados como seropositivos.

Así lo indican las estadísticas del Instituto de Salud Pública, que entre enero y noviembre de 2018 detectó la enfermedad en 6.430 personas. De ellos, 214 son jóvenes de entre 15 y 19 años y cuatro casos corresponden a preadolescentes, de entre 10 y 14 años. También se diagnosticó el virus en cinco niños de entre 5 y 9 años y a 11 menores de 4 años.

Según Alejandro Afani, director del Centro de VIH del Hospital Clínico de la U. de Chile, el contagio en el caso de los recién nacidos se explica por "transmisión vertical", es decir, de madre a hijo, durante la gestación o la lactancia. Asegura que en el grupo de entre 15 y 19 años el virus se atribuye a descuido, carencia de información o educación y, en resumen, al no uso de condón, pues, "son niños que ya han iniciado su actividad sexual". En los preadolescentes, atribuye el contagio a una actividad sexual temprana o, directamente, a abusos.

Katia Abarca, infectóloga pediatra de la Red UC Christus, plantea que la cifra de contagios "es preocupante e indica que estamos fallando en la detección antes y durante el embarazo. El VIH en un niño significa un tratamiento para toda la vida y ellos dependen de otra persona, que debe ser extremadamente cumplidora en suministrarlo".

Tratamiento

Los menores diagnosticados y que siguen el tratamiento adecuado, logran una vida normal. La única diferencia es que dos veces al día deben tomar sus dosis de fármacos. En el caso de los lactantes, los medicamentos se administran por la vía de jarabes, mientras que a los ocho años se cambia a píldoras. El uso de medicamentos, eso sí, es de por vida.

La Fundación Santa Clara tiene a su cuidado 14 niños y jóvenes, de entre cero y 18 años. Son menores en riesgo, que han visto sus derechos vulnerados. Ese fue el caso de Pedro, quien llegó al hogar con dos años y la enfermedad en fase de sida, lo que ocurre cuando las personas no son tratadas. En resumen, sus padres no estaban entregándole los medicamentos y el pequeño se agravó.

Arancibia explica que muchos de estos niños tienen padres negligentes. "No les dan los remedios a la hora y eso hace que el niño se enferme. El hospital donde se atienden se da cuenta y pide al juzgado protección. Así ingresan acá. Otra forma es cuando se detecta que las madres en gestación tienen conductas de riesgo, como consumo de drogas, indigencia o maltrato", explica.

Desde el hogar, los niños van al colegio, como cualquier niño, hacen tareas y comparten con sus compañeros. En estos días juegan y se bañan en la piscina.

Los más chicos desconocen que tienen VIH, pues solo cuando se evalúa que están preparados psicológicamente, se les informa. La asistente social cuenta que siempre reaccionan mal al saberlo y culpan a quien los contagió, incluso a sus madres: "Se preguntan por qué ellos, por qué si no han tenido relaciones sexuales tienen el virus. Muchos dejan de tomar la terapia porque están con el tema de la muerte encima".

La ministra (s) de Salud, Paula Daza, explicó que Chile ha asumido la tarea de disminuir la transmisión vertical del VIH impulsada por la OMS, que busca reducir la tasa a menos del 2%. "Hay una normativa, con un protocolo, que ha disminuido la transmisión vertical en Chile a una tasa de un 2,1% en 2016. En el año 2017 hubo una baja importante, llegando a 1,5%".

En el caso de los más jóvenes, la autoridad lo atribuye a una baja en "la percepción de riesgo de transmisión de enfermedades de transmisión sexual". Añade que "eso se ha visto porque la última Encuesta Nacional de Salud, que mostró que de los adolescentes solamente un 20% usa condón, y la manera de protegerse de la transmisión de todas las enfermedades de transmisión sexual es el uso del preservativo".

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