El crudo relato de monja afectada en violento asalto a convento de Santiago: “Estuvimos una hora con cuchillo en nuestro cuerpo”

Dos sujetos ingresaron al convento de la Congregación Hijas de San José Protectoras de la Infancia para robar $1 millón en efectivo. Amarraron a dos monjas y las amenazaron con violarlas. Rosa Elena Bahamondes, una de las religiosas afectadas, se refirió al hecho.


“Estuvimos una hora con cuchillo en nuestro cuerpo, tuve que negociar nuestra propia libertad, nuestra propia vida. Ellos nos amenazaron que si gritábamos nos violaban, que nos quedáramos calladas y que les entregáramos solamente la plata”. Ese es parte del relato de Rosa Elena Bahamondes, una de las monjas afectadas por un violento asalto ocurrido durante la madrugada del 27 de enero al interior del convento de la Congregación Hijas de San José Protectoras de la Infancia.

Ese día, dos sujetos -presuntamente extranjeros- armados con cuchillos y armas de fuego saltaron los muros e ingresaron al recinto con la finalidad de robar. Tomaron como rehenes a dos religiosas: las amarraron y amenazaron con violarlas.

“Derribaron tres oficinas completas, uno se quedó con una de las hermanas. El otro me llevó todo el trayecto, yo le dije ahí hay una hermana postrada, ten misericordia por último por ella. Ningún respeto. Pasamos por la capilla y él paró a rezar. Entonces le dije, también sabes rezar”, continuó con su relato a la prensa.

Sobre ese rezo que realizó uno de los delincuentes, la monja reflexionó: “Uno puede hacer dos juicios, que sea creyente y la vida lo tiene así o que haya sido una ironía”.

La religiosa señaló que los sujetos le dijeron “queremos la plata que las monjas se roban”. Al interior de ese convento, explicó la mujer, hay varias religiosas en condición de postradas. El lugar colinda con el colegio María Luisa Villalón.

Los sujetos, que actuaron a rostro descubierto, se llevaron $1 millón en efectivo. También buscaron llevarse computadores, lo que no se concretó.

“Ellos solamente nos decían cállense, nos zamarrearon y solamente querían plata. Querían llevarse los recursos de los computadores, pero yo no estaba dispuesta. Imposible si nos cuesta tanto comprar la implementación del colegio. Y no puede ser que alguien se lo lleve fácilmente. Como necesitaban plata, les dije te doy la plata pero no te llevas nada”, complementó Bahamondes, quien también es docente de Religión.

“Lo rocié tres veces con alcohol spray, me dijo por qué me haces daño y yo le dije el daño que haces tú crees que es menor que el yo te hago”. “Tú me tocas y vas a conocerme”, agregó.

Finalmente, una de las religiosas se encerró en un baño y llamó a Carabineros. Lo mismo hizo otra mujer al interior del recinto. Los sujetos incluso se cambiaron de ropa antes de salir, contó la religiosa.

“Esta vez fueron muy violentos, entraron por la parte más alta del convento. Lo que yo critico es que no podemos seguir así, es imposible. Los medios hoy día todos corren porque fueron las monjas (las afectadas), pero no somos nosotras, es la ciudadanía la que está sufriendo. Hoy día uno se encuentra encerrada en su propia casa y no es normal. No es normal que sigamos encerrados, no es normal que nosotras tengamos que poner electricidad hasta en el techo”.

“Gracias a Dios salimos con vida”, remató.

Convento está a tres cuadras de la casa de Boric

El lugar asaltado se encuentra ubicado en calle Esperanza, a tres cuadras de la casa que el Presidente Gabriel Boric eligió para residir durante su mandato.

“Este barrio, barrio Yungay, es importante para Santiago, todos lo encuentran bonito, pero quienes viven aquí, para mí, no es bonito. Si usted baja hacia la Alameda es la mugre más grande. Yo soy muy crítica, es la basura más grande que podemos tener. Y la seguridad es imposible, usted no puede hablar por teléfono, no puede andar con cartera, no puede venir con sus compras porque es asaltada”, dijo la afectada.

Consultada si con la llegada de Boric al sector ha aumentado la presencia policial, la religiosa dijo tajante: “No”. “Para mí fue lo peor”, añadió.

“El barrio ha cambiado mucho, ha habido tiempo que en estuvo muy estabilizado, pero ha cambiado mucho. La delincuencia ha aumentado mucho”, comentó.

“Yo no necesito terapia, me descargo con lo que digo, sé enfrentar la vida, me enseñaron a enfrentar la vida. Tenemos de vecino al Presidente, pero el vecino duerme nomás aquí. Vivir en un lugar, vivir con el que está al lado, es muy distinto a dormir en el lugar”, afirmó.

Por último, señaló que hasta esta mañana, la Municipalidad de Santiago no se había contactado con ellos. “Me gustaría que estuviera la alcaldesa que corresponde a esta zona, nadie de la municipalidad se ha comunicado, nadie de la junta de vecinos”.

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