A los 57 años la francesa Isabelle Huppert no ha perdido  su capacidad de sostener el plano sólo con su mirada, elementos que hay de sobra en este drama de Benoit Jacquot. Huppert interpreta a Ann, pianista consagrada a la vez que esposa hastiada de las infidelidades de su marido. Un día decide abandonar absolutamente todo: marido, casa, carrera y hasta a su madre enferma, para viajar libremente. Es en esta segunda mitad cuando el filme avanza de buena manera y dejar atrás una primera parte repetitiva. Una vez en el viaje, la mirada contemplativa aparece y se entregan los mejores momentos de introspección.  Jacquot tiene claro el potencial del silencio y la observación en una cinta que posee momentos gracias a los cuales le podemos perdonar sus extravíos.