Acuerdos por acuerdos
SEÑOR DIRECTOR:
Se ha hecho habitual que el gobierno aparezca llamando a los parlamentarios a aprobar sus proyectos y reformas, sustentado en la necesidad de llegar a “acuerdos”, como ha ocurrido recientemente con la reforma previsional y tributaria.
Por cierto que la política es el arte de lo posible, pero cabe plantearse algunas interrogantes. ¿Es llegar a acuerdos un fin valorable en sí mismo? ¿Es la materia del acuerdo algo secundario al hecho del consenso mismo?
Antes de cualquier acuerdo, debe primar que su contenido sea bueno: una ley beneficiosa, o una reforma adecuada y técnicamente correcta.
En contextos en los que pareciera que llegar a acuerdos es más bien adherir a las pretensiones ideológicas del gobierno, es más valorable restarse de una mala propuesta, que subirse a esta para evitar costos políticos. Para ello, eso sí, se requiere convicción y valentía, valores que hoy escasean en política.
Raimundo Astaburuaga Cruz
Investigador Instituto Res Publica