Columna de Gabriela Clivio: Cuando la economía le gana a la política



A poco más de un mes de su designación como primera ministra de Reino Unido, el 20 de octubre, Liz Truss renunció como líder del Partido Conservador de Gran Bretaña, y dejó su cargo. Quien se autodefinió como “una luchadora y no una que se da por vencida”, fue reemplazada por su contendor en las elecciones internas del partido, Rishi Sunak.

¿Qué sucedió en el Reino Unido? Liz Truss presentó un proyecto en el cual se pedía prestado para financiar los recortes de impuestos que impulsarían el crecimiento. Sin embargo, el 23 de septiembre se desencadenó una fuerte liquidación de la deuda pública, lo que su vez provocó una venta forzosa por parte de los fondos de pensiones y obligó al Banco de Inglaterra a comprar gilts (títulos de deuda) para proteger la estabilidad financiera. En simple, el mercado financiero o los inversionistas percibieron los anuncios sobre recortes de impuestos como una irresponsabilidad en materia de presupuesto. Finalmente, lo que sucedió fue que el mercado de bonos terminó reordenando la política británica. De alguna manera, Liz Truss y sus anuncios pusieron en duda la credibilidad fiscal de Gran Bretaña.

En Chile, tenemos que mirar con atención lo que sucede en el Reino Unido, en momentos en que avanza la discusión de la reforma tributaria y nada se dice sobre la responsabilidad del gasto fiscal ni sobre la eficiencia del Estado o el tamaño del mismo. Es más, hace apenas unos meses no importaba la recaudación, solo se hablaba de aumentar el gasto y “después vemos cómo se financia” y se llevó a una votación un proyecto de Constitución cuya implementación implicaba un costo, de acuerdo con ciertos estudios, que se ubicaba entre 9% y 14% del PIB, siendo que la última reforma tributaria logró recaudar un 1,5% del PIB, pero paralizó la inversión y generó cuatro años de bajísimo crecimiento económico.

Lo cierto es que hoy Reino Unido, o mejor dicho el mercado financiero y el mercado de capitales británico dejaron claro que son demasiado importantes no solo las reformas sino cómo se financian las mismas, lección que sin duda tenemos que tener en cuenta. La realidad es que las instituciones que tanto Liz Truss había ignorado o criticado, en particular el Tesoro, el Banco de Inglaterra y la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, son ahora más poderosas. Hoy, en el Reino Unido se han puesto sobre la mesa recortes en áreas del gasto público que antes estaban fuera de alcance, mientras solo un escenario está fuera de todo cuestionamiento y es la búsqueda de una menor relación entre la deuda y el PIB.

Ojalá en Chile se pensara en todos estos temas, a tres años del 18-O, mientras tenemos un país más pobre, más desigual, más violento, y con muchos temas sin resolver mientras enfrentamos más inflación con un país que no crece.

Por Gabriela Clivio, economista, directora de Business Valuations en Mazars Chile

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