Columna de Gonzalo Cordero: Oposición de derecha

11 DE ABRIL DE 2022/VALPARAISO Vista general de la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados, que inicia la discusión del proyecto de quinto retiro de fondos de pensiones. FOTO: LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO


Por Gonzalo Cordero, abogado

El gobierno anterior tuvo una oposición desleal, salvo contadas y dignas excepciones, en el Congreso primaron la crítica al voleo, el ejercicio arbitrario de las instituciones y el desapego a la realidad que mostraban los datos. Así, el manejo de la pandemia se calificaba de “criminal”, se abusó groseramente de las acusaciones constitucionales y se presentaron y aprobaron proyectos de retiros de los fondos previsionales, a pesar de que ellos eran inconstitucionales y que, se sabía, provocan un daño grave a la economía y a la seguridad social.

Hoy los papeles se han invertido, muchos de quienes incurrieron en ese populismo dañino y disociador están gobernando, mientras los partidarios del gobierno de Piñera están en la oposición. Por ello, ha surgido de manera evidente la tentación de pagarles con la misma moneda, aprobar retiros o promover que las personas puedan sacar el total de los ahorros previsionales ante el riesgo de que el gobierno se haga de ellos. Tampoco es descartable que, en el futuro, ante un gobierno debilitado se presenten acusaciones constitucionales frente a errores políticos o de comunicaciones, continuando con la banalización de una institución que existe para contener situaciones de abuso extremo por parte del Ejecutivo.

Sin embargo, la derecha comete un error tremendo cuando cae en esta lógica, porque, junto con hacer el daño que hace el populismo, destruye su propia esencia, aquello que la gente busca cuando opta por su proyecto: orden y progreso. La derecha está condenada a defender el Estado de Derecho, el gobierno de la ley y la libertad individual como principio básico del orden social.

¿Se puede obtener una popularidad individual sostenible abandonando las bases del proyecto político propio? Por supuesto que no, ese es un error bastante común y que a la centroderecha chilena le ha costado muy caro. Cuando fue incapaz de controvertir el discurso de la desigualdad contribuyó a que todo el país se moviera a la izquierda, lo que condujo al fin de la Concertación primero y al gobierno del Frente Amplio con el Partido Comunista después.

Si la derecha se suma al coro del populismo desatado, lo más probable es que en el horizonte se aparezca un populista del mismo calado y capacidad de daño que varios de los que ha producido América Latina en su historia reciente. El retiro de los ahorros previsionales es el “buque insignia” del populismo, así como el de la desigualdad fue y es el de la izquierda.

Una oposición es leal cuando es fiel a las reglas del juego democrático y a su propio proyecto, no traicionando las primeras para debilitar al adversario a cualquier costo, ni a su proyecto de sociedad para complacer a un electorado ávido de bienestar de corto plazo e insostenible. La derecha inspirada en el orden y la seguridad que proveen el gobierno de la ley no puede recurrir a las triquiñuelas constitucionales, ni a la violencia callejera; cuando lo olvida, no hace más que “vender la cuerda con que será colgada”.

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