El precio de la inexperiencia



Por Juan Carvajal, periodista y ex director de la Secom

En tres oportunidades y con distintos amigos de la centroizquierda se ha desarrollado la misma conversación; una, en relación a quiénes serán los ministros de Hacienda e Interior, otra, apuestas en torno a cuánto durará el primer gabinete de Boric antes de la crisis que provoque su primer cambio de elenco. En todos estos encuentros, los deseos son de que al presidente electo le vaya muy bien, que se logren concretar los cambios ofrecidos en la segunda vuelta y que exista voluntad y capacidad de asumir el liderazgo que se requiere en este difícil momento del país.

Las razones para estas preguntas que surgen son claras: la juventud de Boric y de quienes lo acompañan, la falta de experiencia en gestión gubernamental de una coalición que se ha encontrado muy precozmente con la exigencia de dirigir al país en su momento más difícil desde la recuperación de la democracia, con un Parlamento empatado, con una crisis de confianza en toda la institucionalidad del Estado, con un muy difícil cuadro económico y con el despliegue de una violencia inusitada que ha ido instalando gran temor en una ciudadanía que espera que sus autoridades den soluciones ahora.

Así, el sentido estratégico que pesa sobre los hombros del nuevo gobierno es inmenso y más aún si se toman en cuenta las tensiones al interior de “Apruebo Dignidad”, que cruzan discusiones en torno al programa y al carácter del gabinete. Los partidos y movimientos buscan asumir la responsabilidad completa de la conducción, en tanto que los dirigentes más preclaros entienden que deben ampliar la coalición e incorporar experiencia al gabinete que acompañará al Presidente en su primer año de gobierno. Sabido es que en cuatro años la posibilidad de cambios reales se da en los dos primeros, de los cuales, el primer año es el que permite enfrentar de manera más clara y directa las promesas de campaña.

Si ya todo lo anterior es complejo, habría que agregar que lo vivido la pasada semana en la Convención Constitucional sumó “pelos” a esta espesa sopa. Si lo que buscan imponer algunos sectores, al estilo del ex vicepresidente de la Convención, Jaime Bassa, es que la verdadera democracia es la práctica de las ocho votaciones de más de un día de ejercicio electoral, lo que espera al gobierno es una compleja dinámica que solo ahondaría el ya difícil ejercicio gubernamental. Por añadidura, fue esa misma práctica la que provocó que el PC apareciera como parte de la solución y el Frente Amplio como parte del problema.

Gabriel Boric enfrenta grandes desafíos y sus decisiones no lograrán todos los apoyos que debería tener un Presidente recién electo, que ya antes de asumir tiene detractores de la propia izquierda. Lo que corresponde es, en realidad, apoyarlo con energía para que tenga el éxito que le permita a Chile salir del atolladero en que se encuentra.

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