SEÑOR DIRECTOR:
Agradezco las dudas planteadas por Vicente Inostroza en su carta, ya que permiten despejar otras que han surgido por mi columna titulada como esta carta. Para formular mi hipótesis, que vincula el origen del fuego a grupos terroristas que han ejecutado 192 ataques incendiarios en 17 comunas afectadas por el actual incendio, usamos la siguiente información:
1. Una red de 7.554 kilómetros de caminos de 57 comunas del sur de Chile.
2. La toma de 110 imágenes satelitales del sistema Firms NASA, con evolución de incendios durante siete días.
3. Un registro georeferenciado de 1.280 atentados ocurridos entre 2018 y 2022.
4. Descartamos densidad poblacional, estructura predial o los monocultivos, ya que no explicaban los patrones de fuego. De hecho, tenemos focos iniciales dentro y fuera de plantaciones.
5. Usamos herramientas de análisis geoespacial para calcular equidistancia de focos de fuego y evolución comparada de superficies. Con ello, detectamos una anomalía entre los casos de La Araucanía y Ñuble. Además, los buffer asociados a caminos nos sirvieron para seleccionar 980 kilómetros -de los 7.554- que tienen concurrencia de atentados e incendios con focos anómalos.
En una columna de opinión no se puede poner toda esta información, pero publicaremos un reporte con más detalle en Atisba. Con todo, es importante recordar que los modelos nunca representan todos los factores que inciden en un fenómeno social complejo. Tanto o más importante son las visitas a terreno y las entrevistas con actores relevantes que realizamos.
Estamos disponibles a debatir los alcances de nuestro trabajo -contrastando datos y no apreciaciones- para confirmar o descartar cualquier factor que ponga en riesgo la seguridad de los habitantes de la Macrozona Sur, que ha sido la motivación principal de mi columna.
Iván Poduje
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