Hablar de aborto libre es un error

SEÑOR DIRECTOR

Mucho recelo ha causado a parte de la sociedad el reconocimiento de la interrupción voluntaria del embarazo en el borrador de nueva Constitución sin, aparentemente, limitaciones expresas. Pero, ¡no debe cundir el pánico!

La discusión que la sociedad chilena tuvo en su momento sobre el aborto -y que dio origen a la normativa vigente- volverá a ser parte del diálogo democrático que habrá de darse en sede legislativa, a objeto de hacer operativo un derecho que, por lo demás, se sigue reformando en la mayoría de los países desarrollados del mundo. Hace pocas semanas, Colombia (siguiendo el ejemplo de Reino Unido y de Estados Unidos) despenalizó el aborto hasta las 24 semanas. En Argentina y Francia también recientemente modificaron la ley, y ahora -en línea con España o Austria- el aborto es legal hasta la semana 14.

Los derechos fundamentales, en tanto concreción de principios morales concertados después de siglos de disputas por las naciones civilizadas, no son ilimitados. Todos tienen, de manera más o menos manifiesta, contornos definidos por la propia Constitución, los tratados y jurisprudencia internacional de derechos humanos y la legislación nacional. El derecho al aborto, como todos los demás derechos, va a ser regulado por una ley que dispondrá el modo de su ejercicio, teniendo presentes los estándares normativos mencionados y, por cierto, la evolución de la ciudadanía chilena.

Lo más probable es que el futuro legislador, como ha ocurrido en otras latitudes, discuta sobre la pertinencia de mantener la normativa actual de indicaciones o, siguiendo el camino que ha tenido el tratamiento del aborto en la legislación comparada, opte por modificarla incorporando plazos razonables para respetar la vida y salud de la mujer, y también, cuando corresponda, los intereses del nasciturus. Hablar de aborto libre es, por tanto, simplemente un error.

Alejandra Zúñiga-Fajuri

Profesora titular de la Escuela de Derecho Universidad de Valparaíso