Inflación y futuro económico

SEÑOR DIRECTOR:

Vivimos tiempos complejos. Sin duda, uno de los principales dolores para las familias chilenas es la inflación, que llegó a su nivel más alto desde 1994, transformándose en un impuesto brutal para las personas con menores ingresos.

En ella influyen factores globales, como el corte en la cadena de suministros por la emergencia sanitaria, las menores perspectivas de crecimiento en China y el aumento del precio del crudo producto de la invasión de Rusia a Ucrania. Pero también factores locales, como los retiros de los fondos de pensiones. Estos han inyectado más de 50 mil millones de dólares, sobrecalentando la economía y explicando más de 3 de los 10 puntos de inflación. Por eso, que no se aprobara el quinto retiro ni el proyecto de retiro “acotado” del gobierno, fueron buenas noticias para los chilenos.

Para contener la demanda interna y controlar la inflación, el Banco Central dio una fuerte señal -aunque esperable- subiendo la Tasa de Política Monetaria a 8,25%, en sintonía con las decisiones de la Fed y de otros entes rectores en el mundo. Sin embargo, sabemos que mayores tasas también incrementan el costo de financiamiento para la inversión, fundamental para generar crecimiento y empleo. Sin crecimiento, nuestra economía se estanca y el Estado recauda menos.

En momentos como este, necesitamos más certezas y menos incertidumbre. No es momento de reformas que metan más pelos en una sopa que se está enfriando. Por ello, la elaboración de una nueva Constitución, en este proceso constituyente o en otro, será fundamental para el desarrollo de nuestro país. Necesitamos instituciones sólidas, poderes del Estado autónomos, además de reglas del juego claras, conocidas y justas; que se basen en los principios de una democracia liberal, respetuosa de nuestra historia y dispuesta a generar las transformaciones que nos permitan avanzar hacia un mejor país.

Alejandro Weber

Decano Facultad Economía y Negocios Universidad San Sebastián