La cesión del poder por antonomasia



SEÑOR DIRECTOR:

En su columna “Arcoíris en escala de grises”, Javier Sajuria escribe que “la experiencia de más de 30 años nos muestra que el sector que hoy dirige la campaña al Rechazo es el mismo que se ha opuesto, con uñas y dientes, a cualquier cambio que implique ceder poder”.

Al respecto, cabe notar que desde 1990 han gobernado cuatro gobiernos de la Concertación, uno de la Nueva Mayoría y que ahora mismo lo hace Apruebo Dignidad. Solo dos gobiernos de un total de ocho elegidos democráticamente lo fueron de derecha. En las otras seis ocasiones ésta cedió democráticamente el Poder Ejecutivo, el de mayor envergadura y simbolismo en nuestro ordenamiento político, a quienes triunfaron en las respectivas elecciones (gobiernos que por cierto realizaron cambios significativos en un amplio espectro de materias que atañen a la distribución del poder). No se recuerda que ese sector político se haya opuesto “con uñas y dientes” a ninguno de los respectivos cambios de mando, quizá el más sagrado de los cambios en un sistema democrático.

En momentos que la democracia en el mundo parece debilitarse -como olvidar el asalto al Capitolio, ese fallido intento de interrumpir el cambio de mando en Estados Unidos- corresponde valorarlo. Si algo hubo en los 30 años desde 1990, y no se ha puesto en discusión, fue una ininterrumpida serie de impecables elecciones presidenciales y sus correspondientes cambios de mando, la cesión del poder por antonomasia.

Claudio Hohmann

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