
Mucho más que la alternancia

La derecha ha gobernado Chile en dos ocasiones desde el retorno a la democracia, ambas de la mano de Sebastián Piñera. Pero, aunque ganó en las urnas, no logró imponerse en la batalla cultural. Gobernó con un Presidente que se declaraba opositor a Pinochet, sin hegemonía simbólica y siendo apenas una pausa entre proyectos progresistas. Sus triunfos fueron más accidentales que ideológicos: fruto del desgaste de la Concertación en 2010 y del caso Caval y la división de la izquierda en 2017.
Este 2025 podría ser distinto. Porque esta vez, la derecha no solo tiene posibilidades reales de volver al poder, sino de hacerlo en un contexto donde sus ideas, sus valores y su relato conectan con el ánimo mayoritario.
Según Criteria, un 43% de los chilenos se identifica hoy con la derecha o centroderecha, frente a un 27% que lo hace con la izquierda o centroizquierda. Más allá de las etiquetas, se aprecia un fuerte alineamiento entre las prioridades ciudadanas y los marcos que la derecha ha instalado: foco en el crecimiento económico (por sobre la igualdad), seguridad, orden migratorio, críticas al rol del Estado, a la carga impositiva y alta valoración de figuras autoritarias.
Basta mirar algunos números: un 64% está de acuerdo con que “el Estado debe eliminar ministerios y regulaciones que generan burocracia”. Un 82% de quienes se identifican con la derecha cree que el país necesita “una autoridad fuerte con la determinación para devolvernos al camino correcto”. La valoración de los chilenos del iliberal Presidente Nayib Bukele supera ampliamente a la de sus pares internacionales y el juicio sobre la inmigración ha cambiado drásticamente: un 68% cree hoy que los migrantes son “más bien un problema”, cuando hasta hace poco la mayoría pensaba lo contrario.
Es cierto que a la derecha la favorece la lógica de la alternancia. También que la candidata oficialista ha sido errática y que el Presidente parece ya estar “en otra”. Pero pensar que la elección se definirá solo por eso es quedarse corto. Lo que está ocurriendo va mucho más allá de Jara y de la alternancia. Hoy, la demanda de orden, de mano dura y de crecimiento económico empujan con fuerza hacia la derecha. No es solo que “les toque”: por primera vez, las subjetividades sociales están tan de su lado.
La pregunta entonces no es si la derecha podrá ganar la elección. Eso parece lo más probable. La incógnita es qué hará con ese triunfo, porque recientemente tuvo la oportunidad de ensayar con el segundo proceso constituyente y la desperdició con una mezcla de triunfalismo e incapacidad para construir mayorías.
Hoy, con la ciudadanía más cerca que nunca de sus valores, la gran duda es si tendrá la capacidad no solo de sostener ese viento cultural a su favor, sino de traducirlo en un proyecto capaz de construir mayorías y ofrecer la gobernabilidad que el país necesita. Porque si vuelve a tropezar con sus propios límites, no pasará mucho tiempo hasta que el péndulo vuelva, una vez más, a girar en sentido contrario.
Por Cristián Valdivieso, director de Criteria
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