Opinión

Ni capitalistas, ni demócratas

Ni capitalistas, ni demócratas

El senador DC Francisco Huenchumilla justificó la alianza de su partido con el PC chileno argumentando que “el comunismo ahora es capitalista”. ¿Es el Partido Comunista de Chile —y su candidata presidencial Jeannette Jara— un actor alineado con la economía de mercado y, además, con la democracia pluralista? Todo indica que no.

En el plano económico, la candidatura de Jara ha reafirmado una agenda nítidamente anticapitalista, en el sentido estricto del término: busca superar el sistema de libre empresa como base estructural. En entrevistas recientes, la abanderada ha sostenido que Chile necesita “un modelo de desarrollo con mayor presencia del Estado” y ha cuestionado abiertamente la lógica del mercado como asignador de recursos. Su programa propone la expansión del aparato estatal en áreas clave como pensiones, salud, energía y minería, y plantea una reforma tributaria estructural que reemplace la lógica de “crecer para repartir” por la de “repartir para crecer”. Su propuesta de un salario mínimo vital financiado con un impuesto a los “súper ricos”, apunta a una redistribución forzada que desconoce los equilibrios productivos de una economía abierta.

Fernando Carmona, el principal asesor económico del comando de Jara (hasta que la necesidad electoral indicó otra cosa), ha afirmado que se busca transitar hacia un “crecimiento postneoliberal”, donde el Estado no solo regule, sino también produzca y controle sectores estratégicos. Este enfoque no es una adaptación del capitalismo moderno, sino una oposición radical a su lógica fundacional: la iniciativa privada como motor del desarrollo. Se trata de una economía dirigida, con énfasis en la planificación, incompatible con el marco capitalista clásico.

La relación ambigua —cuando no frontalmente contraria— del PC con la democracia liberal es, también, innegable. El partido ha evitado sistemáticamente condenar las violaciones a los derechos humanos en Cuba, Venezuela y Nicaragua; su presidente, Lautaro Carmona, se ha negado a calificar esos regímenes como dictaduras; Jadue, ha manifestado “que el pueblo tiene todo el derecho y la razón para pasarse por sobre el Estado de Derecho”; y Jeannette Jara, al ser consultada por el caso venezolano, ha respondido evasivamente: “hay procesos democráticos distintos en cada país”.

El capitalismo no es solo un modelo económico: es también una cultura de libertad, innovación y responsabilidad individual. El PC no ha abrazado ninguna de esas dimensiones. Argumentar que ahora es “capitalista” es, por decir lo menos, un profundo autoengaño. En este contexto, una alianza entre la DC y el PC no parece reflejar una auténtica convergencia doctrinaria, sino un cálculo político en estado de urgencia. Es bueno tenerlo claro.

Por Álvaro Pezoa, director Centro de Ética y Sostenibilidad Empresarial, ESE Business School, U. de los Andes

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