¿Presidente Boric: estadista o partisano?



Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo

Según la última encuesta Ipsos, los principales desafíos del gobierno de Gabriel Boric son la delincuencia, el control migratorio y mejoras al sistema de salud. En su discurso inicial, no obstante, el Presidente enfatiza la nueva Constitución, el feminismo y los pueblos originarios como ejes principales. Pareciera que la disonancia entre las prioridades de la gente y el actuar de los políticos se mantiene, y eso no augura un futuro esplendor.

Un líder puede ir más allá de las preocupaciones cotidianas de los ciudadanos, señalando caminos que otros no ven. Pero la decisión de retirar 139 querellas por Ley de Seguridad Interior del Estado presentadas por delitos cometidos en el llamado estallido social del 18 de octubre, sugiere más bien que la acción del gobierno sigue las demandas puntuales de diversos grupos que lo apoyan, transformándolo así en un gobierno partisano. La señal del primer anuncio gubernamental es que favorecer a los propios es más importante que combatir la violencia. Es el mismo olor que emana de la Convención Constitucional, que algunos suponen que el Presidente Boric va a moderar.

Quien viera al país hoy con la mirada de un estadista no podría dejar de advertir temas de gran importancia. Por ejemplo, para tomar el eje del feminismo que señala el Presidente Boric, hemos conocido recién en un estudio de Libertad y Desarrollo que la tasa de participación laboral de las mujeres ha descendido a 46% en el año 2021. O sea, solo el 46% de las mujeres en edad de trabajar lo hace o busca empleo (en el caso de los hombres es un 69,6%). Lo peor es que luego del estallido y el Covid, esta tasa ha retrocedido diez años y debiera ubicarse hoy al menos en 54%. La autonomía femenina y su bienestar dependen críticamente de la participación laboral, como lo muestra la historia a partir de la Revolución Industrial. Fomentar el empleo femenino debiera ser una prioridad nacional.

Otro retroceso atribuible a la pandemia está en el aprendizaje de los niños, especialmente de menores recursos. Se ha retrasado el proceso de aprendizaje y hoy día en muchas escuelas una proporción significativa de los niños no es capaz de leer en tercero básico. La brecha socioeconómica se agranda y el gobierno no puede quedarse de brazos cruzados.

Y un tercer tema que no solo es del país sino del mundo es el de la sustentabilidad. Contrariamente al discurso imperante, el mayor desafío en esa área no es el tema ambiental, que está siendo abordado en Chile y el mundo, sino el demográfico. El mundo no resiste que tan pocos jóvenes, con pocas ganas de hacerlo, financien la vida de tantos viejos. Hay que ahorrar más y no menos, y se necesitan sistemas de pensiones que lo incentiven. Esos son temas país, no las reivindicaciones de los que quieren refundar este país a su pinta.

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