Relaciones con Bolivia tras el fallo del Silala



SEÑOR DIRECTOR:

La Corte Internacional de Justicia, en lo sustancial, señaló que Chile y Bolivia coincidían con la posición de que el sistema hídrico del Silala es un curso de agua internacional (traspasa la frontera de los países por hecho de la naturaleza y no intervención humana) y, en consecuencia, se rige por el derecho internacional consuetudinario. Esto quiere decir que ambos Estados, en sus territorios, tienen el derecho al uso razonable y equitativo de las aguas. Por tanto, Chile no ha violado el derecho internacional, no debe compensación a Bolivia y ambos deben aplicar el principio de colaboración y consulta en sus relaciones mutuas en la gestión del río. Es la equidad y el principio de buena vecindad aplicado al derecho fluvial.

Bolivia, durante el curso del juicio fue reconociendo los fundamentos y posición de Chile. Nuestro país buscaba este reconocimiento en el juicio y lo logró. Serán las autoridades bolivianas quienes deberán dar cuenta a su ciudadanía sobre los alcances jurídicos y políticos de la sentencia.

¿Qué debería ocurrir ahora en la relación entre los estados? Lo que siempre debió primar: la voluntad de cooperación y buena fe. Tenemos intereses idénticos, complementarios y contrapuestos con el país vecino. No podemos seguir relacionándonos poniendo los últimos en el centro de la discusión. Enfrentamos amenazas, desafíos y oportunidades que deberían unirnos y no dividirnos. Romper la desconfianza para basarnos en una relación cooperativa y no conflictiva. Nuestros pueblos lo necesitan, en especial los más vulnerables, que son víctimas de la pobreza, narcotráfico, robos, trata de personas, efectos de cambio climático, por nombrar algunos. Debería avanzarse decididamente en la agenda de los 12 puntos (en que el tema de salida soberana al mar no está incluido).

El pragmatismo de la política exterior de Chile es esencial: modernización fronteriza, ojalá mejoramiento de la infraestructura carretera en Chile, cooperación en materia sanitaria, educacional, asistencia técnica, becas, etc. La cooperación triangular es una buena herramienta para la cooperación sur-sur con apalancamiento de recursos internacionales.

Para lograr emprender este camino con visión conjunta, es absolutamente indispensable retomar las confianzas y poner a vista en lo que nos une y no en lo que nos desune.

Paulina Astroza Suárez

Profesora de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales U. de Concepción

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