El adiós a Roger Federer y las nuevas imágenes de la masculinidad

El retiro del tenis de Roger Federer dejó una imagen pocas veces vista en el mundo de la competencia deportiva. Una fotografía, llorando y de la mano con Rafael Nadal -su eterno rival-, desató los comentarios de una opinión pública que celebró la autenticidad de los deportistas, destacando el valor de tener referentes masculinos conectados con la vulnerabilidad.




Probablemente, las fanáticas y fanáticos del tenis, esos que siguen los partidos semana a semana y esperan ansiosos la temporada de torneos, pensaron que este momento no iba a llegar. O quizás, no querían imaginarlo, aunque sabemos que el tiempo no perdona. El 23 de septiembre y a sus 41 años de edad, el tenista suizo Roger Federer, catalogado como el mejor de todos los tiempos dijo adiós a las canchas en la Laver Cup de Londres. Una jornada donde compartió dobles con Rafael Nadal, su amigo e histórico rival, y aunque ambos perdieron ante la dupla compuesta por los norteamericanos Jack Sock y Frances Tiafoe, fue la ceremonia de despedida la que se robó todas las miradas. “He disfrutado atarme los cordones una vez más, todo ha sido la última vez. No he sentido el estrés al estar rodeado de mi familia y la gente que me quiere. El partido ha sido genial, jugar con Rafa en el mismo equipo, tener a estas leyendas conmigo... Es impresionante”, dijo el deportista, ganador de 20 torneos de Grand Slam, 8 trofeos de Wimbledon y más de 100 títulos ATP.

Al terminar el homenaje donde se repasó su carrera, Federer se emocionó y le dio su mano a Rafael Nadal, quien lo acompañaba física y emocionalmente. Ambos lloraban, una imagen íntima que recorrió las redes sociales y que no solo dio cuenta del sano espíritu deportivo entre ambos, sino también mostró de manera pública a dos hombres exponiendo su afecto sin tapujos, rompiendo con las tradicionales -y rígidas- formas de expresión de las emociones de acuerdo al género. “Esta figura de ambos tomados de la mano llorando no es muy común de ver, pero refleja este espíritu de acompañarse, crecer y culminar una gran etapa juntos. Federer rompió paradigmas tenísticamente hablando, pero también con esto hace un cambio al mostrar esta conexión con las emociones. Porque él y Nadal son humanos comunes y corrientes que tienen sentimientos y que se tienen que mostrar de manera sana”, analiza Paula Ortíz, directora academica del Instituto de Deporte y Bienestar de Univerisdad Andrés Bello, y psicóloga de la Clínica Meds.

Luego de unos días y en conversación con la radio española COPE, Rafael Nadal se refirió a esta imagen, reconociendo que al volver a su pieza se volvió a conmover. “Soy una persona sensible y, cuando ves a alguien al que aprecias, es difícil no emocionarse, aunque se me fue un poquito de las manos. Fue un momento difícil de gestionar”, confesó. Sin embargo, medios internacionales, como El País, destacaron esta autenticidad de los deportistas, señalando que, aunque ambos crecieron con la idea de querer derrotar al otro deportivamente, fuera de la cancha se rompió con lo establecido mediante una relación de cariño y respeto mutuo. “Pocos fans de Nadal le desean el mal a Federer, pocos fans de Federer le desean el mal a Nadal. Amarlos no significaba odiar al otro. Y lo que ellos enseñaban en la pista, se aprendía fuera de ella”, indicaba Manuel Jabois en su artículo Federer-Nadal, una declaración de amor.

Además, en el artículo se aborda la arista de género, señalando que esta fotografía que se vio en la Laver Cup va en contra de las imposiciones del patriarcado, de ese espacio que no permite a los hombres expresar emociones como la tristeza o el miedo; o que no da pie a demostraciones de ternura y afecto, tan propias de los seres humanos. “Una imagen dulcísima y delicada ―una escena íntima de dos atletas bajo la luz pública, los mejores de la historia en su deporte―, que atenta contra un mundo en extinción, el de las emociones reprimidas, la hombría del héroe que no dice te quiero, no besa a otro hombre ni lo lleva de la mano a ninguna parte si no es su hijo; la del antiguo pero moderno hombre heterosexual que teme que determinados gestos afectuosos puedan malinterpretar sus gustos o ser objeto de burla y sospecha; en definitiva, la del hombre que teme frente al hombre que no”, se sostiene.

Carolina Valenzuela, académica de la Facultad de Psicología Universidad Diego Portales y colaboradora de la fundación Hay Mujeres; coincide con este diagnóstico y afirma que tener este tipo de referentes es esperanzador porque, según sus palabras, amplían los repertorios emocionales de las personas. “Para poder expresar una emoción, debe haber una validación social. Por los roles de género, los hombres han tenido históricamente más ‘permitido’ manifestar agresividad, y todo lo demás ha quedado relegado o incluso, reprimido. Que dos deportistas existosos, de alto rendimiento, puedan mostrar algo así es un mensaje potente, sobre todo pensando en niños y hombres jóvenes que verán esto y entenderán que sí pueden expresarse desde la vulnerabilidad”, concluye.

Además, Paula Ortíz explica que tener este tipo de imágenes -que surgen precisamente en un mundo que apela a vínculos más horizontales-, nos permite entender la rivalidad desde otros ángulos, mucho más ricos y profundos que la tradicional idea de la enemistad contra los competidores. “Las rivalidades pueden hacernos crecer, desarrollarnos y no son negativas cuando son bien gestionadas. Además, no todo el tiempo tenemos que ser rivales, sino que transitamos entre rivalidad y amistad, porque dentro del circuito, los deportistas se topan constantemente. Hay que tener claridad en eso, sobre todo en etapas de iniciación, porque el deporte te forma para la vida. Los aprendizajes que surgen ahí quedan y eso es lo más importante”, concluye.

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