Hablemos de nutricionismo




Esta vez creo oportuno contar un poco de mí. Estudié nutrición y, una vez egresada, comencé con esta fijación de comer sano. Justo en ese momento entré a trabajar en un colegio donde enseñaba a las niñas y niños pequeños sobre alimentación saludable e intentamos establecer la idea de “kiosco saludable” cuyo objetivo principal era educar en la elección de alimentos sanos y su beneficios. Creo que fue en el contexto en el que estaba envuelta todos los días, que comencé con esta obsesión, la que obviamente empecé a practicar siempre desde una convicción, de aportar bienestar a otros e intentar promover hábitos saludables. Trabajaba transmitiendo ese mensaje, mi profesión era la nutrición y era además una tendencia muy respetada, por lo que era esperable que siguiera esa línea.

En ese momento era bastante fácil, ya que fue justo el boom de la alimentación sana, clean, raw, superfoods etc, lo que hoy se podría llamar nutricionismo, un paradigma que presupone que son nutrientes científicamente identificados los que determinan el valor de los distintos alimentos que forman la alimentación de un individuo. El entorno apoyaba mi idea, forma y comportamiento.

Sin embargo, aunque alimentarme así se sintiera “normal”, placentero o gratificante, era una forma limitada y, en cierto modo, generaba distancia con los otros. Habían pensamientos limitantes y restrictivos que, aunque en ese momento no lo veía con claridad o no le tomaba el peso, hacían que pasara gran parte de mi día y utilizara mucha de mi energía en pensar en alimentos, o que mi día se organizara de acuerdo a mis comidas.

Ahora que ya tengo más conocimientos y experiencia -no sólo en mí misma, también en mis pacientes, con quienes ya llevo 10 años en consulta-, veo que faltaban varias cosas más que agregar a esa forma y estilo de alimentación.

Solo fijarnos y considerar en el valor nutricional (vitaminas, minerales, fibra ect) y su impacto que genera en el cuerpo, creo que es una mirada bastante reducida y carente de lo que es la nutrición. La nutrición, como bien dice la palabra: NUTRE, y si lo expandimos, nutre no sólo para el correcto funcionamiento de las células, nutre momentos de calidez, nutre historia familiares, nutre el espacio de olores que nos llevan a viajar en el tiempo, nutre el corazón de sabores que nos recuerdan a seres queridos, nutre cada uno de nuestros sentidos de placer y gozo. Y podríamos seguir…

Creo que cuando comencé a entender eso, se me abrió una ventana de libertad, de fluidez, de mayor gozo y placer en relación a la comida. Y todo esto se sumó a una mente menos juzgadora, exigente y analítica, en donde comencé a darle más espacio a sentir, a elegir desde mis ganas, mis antojos y comprender que la búsqueda de una alimentación “perfecta” es una búsqueda idealizada, que como cualquier ideal es inalcanzable y distante a la realidad. Comencé a dejar la culpa de lado y a nutrirme desde una manera muchísimo más saciadora, ya que aquí ya no estaba solo nutriendo mis células ni mi cuerpo físico ni la idea de cómo debe ser la alimentación, estaba nutriendo todo lo que abarca el acto de comer.

Amo alimentarme sanamente, elegir alimentos que tengan nutrientes específicos que sé que me hacen bien, que mi cuerpo necesita y sentir ese beneficio. Por eso es que lo seguiré haciendo. Pero eso es sólo una parte, el valor nutricional es sólo una parte de todo lo que es un alimento. Si sumamos todas sus partes obtenemos algo mucho más grande y que le otorga un significado más alto a lo que es el acto de comer.

Camila es Nutricionista – Health Coach. Instagram: @camilaquevedot

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