¿Por qué es importante reconocer el tipo de cansancio que tenemos?




Hace una semana el Gobierno anunciaba la renuncia a la Secretaria General de la Presidencia y ahora exministra Ana Lya Uriarte debido a complicaciones de salud relacionadas a un Long Covid (o Covid prolongado), que le ha producido un cuadro de anemia, cansancio, fatiga e hipersomnia. Síntomas que no le permitieron trabajar ni funcionar como antes, ni tampoco como quienes la criticaron esperaban. Y es que pareciera que el sistema te obliga a seguir, a ignorar las señales que el cuerpo cansado te da y a producir por sobre todo. Pero para evitar la fatiga, es importante reconocer nuestro tipo de cansancio y actuar acorde a ello, dicen las especialistas.

Ser capaces de leer estas señales no es algo fácil ni evidente. Requiere de trabajo personal, introspección y (algo) de calma. Ana Navarrete (23) sufre de artritis reumatoide desde que tiene cinco años. Ésta, es una enfermedad autoinmune, definida por MayoClinic como un trastorno inflamatorio crónico que ocurre cuando el sistema inmunitario ataca por error los tejidos del cuerpo. Cuando llevaba 13 años luchando contra su enfermedad, sometida a tratamientos inyectables y sufriendo aún de los dolores y las deficiencias en sus exámenes de sangre, decidió tomar agencia para apropiarse de su artritis. Tenía 18 años y hace tiempo el agresivo tratamiento que estaba llevando ya no le hacía sentido. Algo le decía que había que escucharse y esa era su oportunidad.

Cuando la enfermedad estaba en su peor punto, decidió dejar de a poco todos los medicamentos que utilizaba para paliar los dolores que la artritis le producía. “Empecé a investigar, a asesorarme, a leer libros sobre alimentación inflamatoria y comencé a suplementarme solo con la alimentación. Dejé la carne, la mayoría de los lácteos y poco a poco mis exámenes comenzaron a mejorar. Tanto así, que ya no tomo ningún remedio para la artritis. Y es que me empoderé de mi diagnóstico; logré pasar de exámenes terribles, donde tenía los indicadores como el hierro, súper bajos, a no tener ninguna deficiencia, ni en las proteínas ni el calcio, que son súper importantes. Me siento mucho más empoderada respecto a mi enfermedad porque aprendí a conocer y escuchar a mi cuerpo”, dice.

Entender el cansancio

Escuchar eso que el cuerpo nos quiere decir cuando algo anda mal suena abstracto, pero se puede trabajar conociendo los síntomas que nuestro cuerpo presenta cuando está cansado. La psicoterapeuta sistémica Dominique Karahanian (@psicologianarrativa) destaca tres grandes grupos. El primero es el cansancio emocional, que se caracteriza por síntomas como frustración, desgaste y tristeza. Se dan durante un periodo prolongado, algo que genera un desgaste. “Muchas veces nos damos cuenta al final que estamos cansados emocionalmente. Por lo tanto es súper importante ir regulando tu energía a propósito de experiencias anteriores donde ya te has desgastado emocionalmente. Yo le llamo el dimmer emocional. Tiene que ver con saber administrar mis recursos emocionales, que no son infinitos”, dice. Para poder prevenirlo, la terapeuta recomienda darse un espacio para pasarlo bien, ir al teatro, al cine o a hacer eso que nos gusta, practicando el arte de no hacer nada. Pero para desenchufarse realmente, dice, es importante identificar qué soy capaz de hacer y qué no para delegar.

Luego, agrega, podemos sufrir de cansancio mental, que tiene que ver con la carga mental. “Las personas creen que porque estamos pensando, no pasa nada con el resto de nuestro cuerpo, cuando en realidad nuestro cerebro es uno de los mayores consumidores de calorías. Si estás mal alimentado te va a costar pensar mucho más”, explica. Esta fatiga además se relaciona con el estrés que genera el día día. Por eso, dice, es importante priorizar las cosas que son más o importantes para mí, pues la carga mental, las expectativas y las obligaciones, son grandes gatillantes de un burnout, cuya sintomatología va desde decaimiento, caída del cabello, hasta el colon irritable. De manera preventiva o para actuar frente a este cansancio, Karahanian recomienda bajar las expectativas y las obligaciones para ser capaces de manejar la carga mental. Además, destaca la importancia de tener un espacio para equivocarse y para hacer lo que te gusta, sobre todo si son actividades más concretas donde no estés en la cabeza, como caminar una hora o estar en un taller de cerámica o yoga.

Finalmente, está el cansancio físico, “que se puede generar luego de una extensa jornada de alguna actividad en la que moviste tu cuerpo, sobre todo cuando no estás acostumbrado a moverte”, puntualiza. Para no estar agotados, dice, debemos tener una rutina como la de los niños, que tienen que comer y dormir a sus horas. “Cuando nos desregulamos, el cansancio se hace más evidente. El síntoma principal tiene que ver con el sueño, porque se empieza a alterar. También es necesario tener espacios de descanso. Si es posible hacerse un masaje, darse una ducha tibia antes de dormir. Todo lo que relaje el cuerpo”, asegura. Este cansancio también se da cuando sobreentrenamos en el gimnasio. Nicolás Muñoz, profesor de educación física y fundador de la comunidad deportiva Functional Coach NM (@functionalcoachnm) explica que la fatiga muscular va más allá del cansancio y se presenta cuando las fibras musculares pierden su capacidad para contraerse y relajarse. Por eso, dice, la recuperación y el descanso son tan importantes como el entrenamiento.

“Generalmente, las personas asocian el cansancio o el dolor de las partes de cuerpo que han entrenado con un ‘buen entrenamiento’, cuando en realidad no es así. Se ha demostrado que si uno va dosificando los grupos musculares y los trabajos acorde a los objetivos de la persona durante la semana, se puede evitar el sobreentrenamiento y las lesiones”, asegura el profesor y agrega que estas son consecuencias que también se pueden evitar con una buena corrección por parte del entrenador. “A nosotros en el centro nos llegan todos los meses personas con problemas en la cadera, en las rodillas y en la zona lumbar producto del sobreentrenamiento o de no haber tenido las correcciones adecuadas al momento de entrenar. Aquí la comunicación es clave. Como entrenador cada vez que el alumno termina un ejercicio me preocupo de preguntarle cómo va, cómo lo siente, si puede más”, cuenta.

Dormir no es lo mismo que descansar

Vivir cansadas e ignorando estas señales afecta nuestra calidad de vida, puntualiza la psicóloga clínica, Mitzi Ubilla (@mitziubillavera), quien hace hincapié en que dormir no es lo mismo que descansar. “Hay muchas veces en las que tenemos ruido mental y no descansamos. Cerramos los ojos, nos dormimos teniendo pensamientos rumiantes, que quizás nos llevan a tener sueños o pesadillas que no nos permiten entrar en la fase REM en el sueño, algo muy perjudicial porque funcionamos como un engranaje: si empiezo con cansancio físico, voy a ir generando menor tolerancia desde lo emocional y quizás menor concentración desde lo mental. Engloba toda tu vida”, enfatiza y agrega: “el ignorar estas señales de cansancio tiene mucho que ver con que habitamos en una sociedad que nos dice que si no estamos haciendo cosas, que si no estamos siendo productivos, somos flojos, estamos procastinando. Y sí, efectivamente, muchas veces así es, pero lo hacemos por algo: nuestro cuerpo nos manda señales de que necesitamos descansos. Y eso tiene un peso social. El cambio está en permitirse a uno mismo decirse ‘esto me sobrepasa’”.

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