Tres datos para brindar por el amor (o pasar las penas)




1. Caoba, una propuesta selvática

Imaginen hacer un salud con estas dos creaciones: por un lado, Tzul-tzul –gin, licor de hierbas, cordial de kiwi y jugo de pomelo–, y por otro lado, un Espíritu aguano –Trakal, Momentum, syrup de pera, poleo, canela, jugo de limón y extracto de vainilla–.

Ambos cócteles pertenecen a la barra de @caoba.bar, un bar inaugurado hace cuatro meses, que promete una coctelería audaz y selvática. No son adjetivos usados al azar: porque los tragos que propone este espacio liderado por Renzo Valentino, están inspirados en la Amazonía.

De ahí que el lugar esté ambientado con mucha vegetación, preciosos murales, y ofrezca preparaciones de street food –para comer con las manos– con gran oferta para veganos y vegetarianos.

¿Dónde? Alonso de Córdova 4156, Santiago

2. Londres 45: en pleno centro santiaguino

En una de las casonas del histórico barrio patrimonial París-Londres, en Santiago Centro, abrió hace cuatro meses (@londres45bistrobar), cuya barra de autor es imperdible. Uno de sus cócteles, el Darkness (en la foto), se ha convertido en el favorito del público por lo refrescante que resulta su composición de vodka, albahaca, jugo de limón y reducción de arándanos.

“Además de la mejor gastronomía y coctelería de autor, la propuesta invita también a conectar con la historia, el patrimonio y la cultura”, plantea el chef Ignacio Safatle, quien junto a un grupo de amigos y socios decidieron abrir este lugar que día a día gana adeptos, precisamente porque funciona también como una galería de arte y ofrece música en vivo.

Todo el primer piso de esta casa está completamente restaurado: hay dos salones, un hermoso patio de luz y un emporio. El lugar es ideal para ir a almorzar –ofrecen un completo menú de lunes a viernes– o ir en la tarde a probar algunas de sus tablas o tiraditos.

¿Dónde? Londres 45, Santiago.

3. El Retiro de Barrio Bellavista

Hace cuatro meses abrió @elretirobar al que vale la pena ir –al menos– por dos motivos: primero, para probar su coctelería. Ya sea los clásicos Cosmopolitan, Planter Punch o Mojito Maracuyá (en la foto), que son ideales para media tarde, o también sus cócteles de la casa, como el Mai Thai –hecho en base a ron– o el Pink Paloma –tequila con tónica de pomelo–.

La segunda razón por la que hay que conocer este lugar, es que dicen que está lleno de detalles geniales. Y es verdad: de partida, cuentan con una terraza preciosa que incluye una bugambilia y un naranjo entre medio; un enorme mural pintado por el artista chileno Javier Barriga; una linda fuente de agua y muchas, muchas plantas. En los salones interiores, además, hay mesas construidas en base a javas de bebidas, una escalera hecha de espejos y una zona con piso de piedra. La propuesta y renovación del lugar estuvo a cargo de Cristóbal Muhr, Cristóbal Vial, Enrique Barraza y Rodrigo Arellano, quienes también están detrás del @barvaldivia en Providencia.

El bar, que está en las instalaciones del @teatromori, es la excusa perfecta para ir a ver una obra de teatro y pasar –antes o después– a brindar.

¿Dónde? Constitución 181, Santiago.

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