Política

El viaje sin retorno de Jara lejos del PC

El paupérrimo 26,8% con que la candidata presidencial oficialista y la DC pasó a segunda vuelta golpeó a su comando, que no contaba con un plan para enfrentar un balotaje bajo circunstancias tan adversas. Hoy parte del oficialismo está concentrado en obtener el mejor resultado, más allá de ganar o perder. Cualquiera sean los números el 14 de diciembre, Jara tendría resuelto renunciar al PC.

Jeannette Jara MARIO TELLEZ

Con su familia, vecinos de infancia en la población El Cortijo de Conchalí y sin partidos, celebró la noche del domingo pasado la candidata presidencial oficialista, Jeannette Jara, su paso a segunda vuelta en el primer lugar, pero con una votación mucho menos de la esperada, un 26,8%.

Esa noche, al igual que en gran parte de su campaña, sólo estaban permitidas banderas chilenas y las color lila con su figura en forma de anime. Ninguna de partidos y menos la roja con la hoz y el martillo que flamean en gran número en los actos del Partido Comunista (PC).

No fue la única distancia que marcó esta semana Jara con la colectividad a la que ingresó a militar a los 14 años.

El viernes, al anunciar su nuevo comando para esta segunda vuelta muy cuesta arriba, no la acompañaron el presidente del PC, Lautaro Carmona, la secretaria general, Barbara Figueroa, ni los ocho diputados electos del sector carmonista, entre ellos, Gustavo Gatica -uno de los símbolos del estallido social, electo con la primera mayoría del país-.

La colectividad estuvo representada en la tarima por el senador Daniel Núñez, ratificado en el área estratégica; el economista Nicolás Bohme, quien también viene del equipo anterior y la diputada electa Irací Hassler, del ala disidente, a la cual pertenece la candidata.

La foto del nuevo comando venía a ratificar -además del difícil acomodo de la campaña- profunda grieta entre la candidata y la dirigencia comunista, que se fue acentuando paulatinamente durante el año, hasta a llegar a un punto de inflexión, que los obligó a sellar una tregua hasta el fin de este proceso electoral.

Un quiebre que llevaría a la exministra del Trabajo y Previsión Social, según varias voces cercanas a ella, a dejar las filas comunistas, cualquiera sea el resultado del próximo 14 de diciembre.

También hay otra lectura del alejamiento de Carmona: el timonel comunista, con su cargo asegurado hasta 2028, no querría verse involucrado en una eventual derrota de Jara y dar nuevos argumentos para ser culpado como uno de los responsables.

Así, en medio de este ambiente de pesimismo y tensión por la brusca salida de su jefe estratégico, Darío Quiroga, Jara debió sacar a relucir esa mañana -y en toda esta semana- su capacidad para sobreponerse a situaciones adversas, una sus grandes cualidades, según sus cercanos, esforzándose para sacar brillo a un nuevo equipo con pocas novedades.

“¡Ya equipo, vamos con la foto!”, dijo la candidata al terminar su presentación, mientras pedía -al oído- a unas de sus fotógrafas acercar más a ella -y al centro- a la diputada Ana María Gazmuri, a la secretaria nacional de la DC, Alejandra Krauss y a rostros más frescos, como la influencer Eliana lbasetti.

Jara presentó el viernes su nuevo comando, en un ambiente tensionado por la brusca salida de su principal estratega, Darío Quiroga. Diego Martin

La oposición interna

Desde que fue ungida por su partido como candidata, el sábado 5 de abril, a contrapelo de la directiva que lidera Carmona y Daniel Jadue, en las sombras, Jara sintió que podría estar iniciando un viaje sin retorno, lejos del PC.

Ese día, tras un tenso pleno del comité central, el jaduismo visó la candidatura, a cambio de asegurar, sin condiciones, un cupo a diputado para el exalcalde de Recoleta en el distrito 9 y al Senado para Carmen Hertz y Hugo Gutiérrez. Todas apuestas que no dieron resultados: Jadue no pudo competir y los abogados ligados al mundos de los derechos humanos no fueron electos en las elecciones del domingo pasado.

Jara era vista por el sector más ortodoxo del PC como una dirigenta más cercana a la socialdemocracia, continuadora de la política de los acuerdos implantada por los gobiernos de la Concertación y muchos no le perdonaban haber impulsado una reforma previsional que fortaleció a las AFPs -que Jadue prometía eliminar en su programa presidencial de 2021.

Los sectores que habían unido fuerzas para tomar el control de la tienda, tras la muerte de Guillermo Teillier, en agosto de 2013, estaban convencidos de que Jadue era el candidato natural del partido para estos comicios. Así lo explicó esta semana su pareja, Anjuli Tostes, en un video en Instagram, donde denunció una operación político-judicial en su contra y lawfare.

Pero quizás el factor más relevante para ellos, es que veían el veloz ascenso político de Jara como una amenaza interna.

En varias entrevistas Carmona repitió que la decisión presidencial del PC no se definiría por “ranking” de popularidad, sino por un debate interno.

“La postulación de Jara nunca fue del agrado del grupo dirigente del PC, que quería a Jadue como candidato. En la campaña se ha demostrado que ella representa algo que no calza con los intereses de ese grupo. Ella no ganará la elección, pero ya agitó las aguas internas, y quizás contribuya a un cambio partidario”, afirma el analista exPC, Sergio Muñoz.

A fines de agosto, la relación entre Jara y el presidente del PC, Lautaro Carmona, llegó a un punto máxima tensión.

El peso de la marca PC

Desde el Socialismo Democrático, en tanto, a muchos les parecía imposible que una comunista pudiera ser la abanderada presidencial de la centroizquierda. Entre los muchos argumentos estaba el que, históricamente, la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) había mostrado un rechazo muy grande a los políticos vinculados al PC.

En un principio pensó en no ser candidata y continuar como ministra, pero fue azuzada por los líderes del sector progresista -Marcos Barraza, las ministra Camila Vallejo, la diputada Karol Cariola y los senadores Claudia Pascual y Daniel Núñez- que veían en ella una posibilidad real de ganarle a la derecha o, en su defecto, moldear un partido más acorde a los tiempos.

El llamado “teillierismo” vio también una oportunidad para cobrar revancha de la dura derrota sufrida en las elecciones internas, donde incluso Barraza había sido marginado de la comisión política.

La política nacida en Conchalí decidió “dar la pelea” y contra los pronósticos fue pasando una valla tras otra, hasta llegar a la actual segunda vuelta.

Aunque la exministra siempre supo que tenía que despojarse a la brevedad de la marca comunista y de sus ideas más radicales, nunca imagino -ha dicho en privado- que su lucha interna sería tan ruda y “sucia”.

El 22 de septiembre, en una conversación con Pedro Carcuro, Jara denunció una “falta de fraternidad” de su partido. “Entendemos de forma distinta la responsabilidad que me toca asumir hoy como candidata a la Presidencia”, agregó.

En paralelo, la administradora pública se sintió cada vez más cercana a las ideas planteadas por el Socialismo Democrático, que las que defendía su colectividad. Su programa comenzó a tomar un tono más moderado y, paso a paso, empezó a alejarse del PC.

Dijo que Cuba no era una democracia -lo cual muchos militantes aún no le perdonan- y que Venezuela era una dictadura; tomó distancia de un nuevo proceso constituyente y defendió con “dientes y muelas” la reforma de pensiones y la labor de Mario Marcel en el Ministerio de Hacienda.

“No soy la misma que a comienzos de 2025. Escuché, ajusté prioridades y aterricé ideas (…) He cambiado en este camino y seguiré cambiando si es para servir mejor, porque Chile se cuida cuando nos escuchamos y cumplimos. Entre encender la rabia y encender el futuro, elijo encender el futuro”, dijo Jara, en una carta abierta a los chilenos, publicada en La Tercera, el día de la elección.

Semanas antes había anunciado que, de ser electa Jefa de Estado, renunciaría al PC, sin embargo, su militancia sigue siendo hasta hoy una pesada carga y las principal arma de sus adversarios, junto al “continuismo” que significa haber sido una pieza clave del gobierno.

“Todavía hay personas mayores a las que puede que les importe mucho (que yo sea comunista)”, reconoció el martes Jara en una entrevista en radio Cooperativa.

Jara ha forjado una relación de confianza con la presidenta del PS, la senadora Paulina Vodanovic, a quien nombró el viernes como su nueva jefa de campaña. JAVIER TORRES/ATON CHILE

El debate que viene en el PC

Los dos sectores que hoy se disputan la hegemonía en el PC coinciden en que, una vez finalizada la presidencial, se viene una aspera discusión interna y “pasadas de cuenta”.

“Cada cual deberá asumir su propia responsabilidad”, ha advertido Carmona al interior de la colectividad.

Aunque lo ven muy difícil, desde la disidencia señalan que, de ganar Jara, pedirán un congreso extraordinario del partido en enero, con el objetivo de cambiar a la actual directiva y poner a una persona afín a Jara.

Si se impone Kast, como indican las encuestas, fuentes del PC coinciden que se va a fortalecer la actual dirección. Un gobierno republicano, explican, será un terreno propicio para volver a conectar con la calle y los movimientos sociales y reagruparse.

Jara no tiene contemplado ser parte de este candente debate y siente que ya le dio un histórico protagonismo a su partido, al ser la primera comunista que ha logrado ser una candidata presidencial competitiva, lo cual -a su juicio- no ha sido valorado.

Gane o pierda el 14 de diciembre, tendría prácticamente resuelto renunciar al PC, decisión que sólo ha compartido con su círculo de confianza y con Carmona.

De no llegar a La Moneda su apuesta es seguir en política y convertirse en una líder y referente de la centroizquierda, pero no irse a otro partido.

Su plan será administrar de la mejor forma posible su caudal de varios millones de votos que la dejarán posicionada para la próxima contienda presidencial.

Debido a la buena relación que ha forjado en estos meses con la presidenta del PS, Paulina Vodanovic -a quien nombró el viernes como su nueva jefa de campaña- algunos apuestan que podría ser invitada a sumarse a las filas socialistas.

En el último tiempo no han sido pocos quienes han visto a la candidata, junto a su jefe de gabinete, Jorge Millaquén y la coordinadora territorial de su campaña, Nicole Cardoch, caminando por las calles adoquinadas del barrio París-Londres.

Quizás lo único que podría cambiar los planes de la candidata, o poner una cuota de incertidumbre, es la llegada de importantes figuras de la disidencia al Parlamento, como Cariola, Hassler y Barraza, que serán un fuerte contrapeso a Carmona.

Karol Cariola, una de las líderes de la disidencia. Seis a ocho, en favor de Carmona, quedaron las fuerzas parlamentarias comunistas, tras la elección del domingo pasado. RAUL ZAMORA/ATON CHILE

Una de las interrogantes al interior de la tienda de Vicuña Mackenna 31, es que hará Vallejo tras el término del gobierno. A principios de año muchos daban a la vocera como la más probable candidata del PC.

Entre los análisis que hoy hacen en el comunismo, está que es mejor perder hoy ante José Antonio Kast, reagruparse en estos próximo cuatro años y salir a competir con todo en 2029, que hacer un gobierno con la corriente en contra.

“Carmona ya tiene claro que Jeannette no seguirá en el PC, pero lo entiende, porque son procesos que le pasan a las personas y más que resentirlo hay que entenderlo”, cuenta una persona cercana a Jara.

Por ahora parte del oficialismo sólo está concentrado en obtener el mejor resultado, más allá de ganar o perder.

Para ello, es clave convencer a parte importante del electorado de Franco Parisi, quien obtuvo 19,71% de los votos y y superar las desinteligencias que marcaron esta semana.

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