Por Eugenia FernándezJaime Bellolio: “En un gobierno de Kast, Chile Vamos no puede perder ni desdibujar lo que hemos promovido en el pasado”
El alcalde de Providencia marca las primeras líneas de cómo el conglomerado debería integrarse a un eventual gobierno del republicano, pero sin perder identidad. Además, asegura que no hay una rendición de la derecha tradicional al apoyarlo.

Jaime Bellolio (UDI) congrega dos condiciones que por estos días han sido puestas en cuestión. Piñerista y tenaz defensor de la vigencia de Chile Vamos, contesta rápidamente que el apoyo sin condiciones que la familia del expresidente y los partidos que estuvieron con Evelyn Matthei dieron a José Antonio Kast está lejos de ser una rendición.
“La respuesta a eso es no”, contesta rápidamente. “En una elección de segunda vuelta hay dos alternativas. Y por un lado está la alternativa de continuar con este mal gobierno y empeorado porque es la versión dirigida por el Partido Comunista que aunque hoy se aparten por conveniencia electoral de lo que han sido sus últimos años en nuestro país, sabemos que intentaron botar a un gobierno democráticamente electo hace seis años atrás, fomentaron y justificaron la violencia durante el estallido y trataron de hacer todo lo posible con tal de impedir que hubiera acciones, por ejemplo, en la pandemia”, rebate.
Para el alcalde de Providencia, entonces, no había otro camino que apoyar a Kast, a pesar de los años de asperezas con los republicanos que para él incluso llegaron a terreno personal. Con el candidato fueron muy cercanos hasta 2017, cuando por una serie de desavenencias, rompieron una relación que aún no se restaura del todo.
-Un camino, entonces, es el PC. Y el otro camino es Kast. No puede haber tal cosa como rendición, sino que lo que hay es una elección dentro de dos alternativas. Y en esa es Kast el que pasa a la segunda vuelta y no puede haber ningún tipo de condición. Otra cosa distinta es lo que ocurra a partir del 15 de diciembre.
Bellolio sabe que, de ganar la segunda vuelta, viene el desafío de un gobierno conformado por una eventual coalición debutante, donde sí se expresarán ciertos “límites”.
-Kast, como presidente electo, va a necesitar de Chile Vamos para gobernar en el sentido de la experiencia que ya hemos tenido en dos gobiernos. Y de Arica a Magallanes hay que saber cómo opera el Estado, cuyo contraste lo marca este mismo gobierno, que pensaban que bastaba con lo comunicacional, con el discurso para que las cosas pasaran. Esa idea soberbia y prepotente del Frente Amplio en sus orígenes te refrenda la necesidad de tener dirección, ideas, pero al mismo tiempo saber cómo hacerlas.
¿No hay una rendición cuando un proyecto político que avanzó en temas valóricos apoya a un candidato conservador que dice que no ha cambiado sus convicciones?
No, porque de nuevo hay dos alternativas. Y hoy lo que se tiene que lograr es una confluencia de las distintas miradas en torno a una candidatura, como la de José Antonio Kast, que incluye sectores más conservadores, sectores de una derecha más dura, hasta sectores de centro, inclusive en el pasado de centro-izquierda. O sea, por algo el presidente Frei en esta dicotomía entre la continuación del Frente Amplio dirigido por el Partido Comunista o una alternativa de oposición escoge la oposición. Hay que tener claro que el 15 de diciembre, Kast va a ser el presidente más votado de la historia de Chile, pero esos votos son prestados. Y lo que viene a continuación es cómo se forma una coalición que permita gobernar y allí es donde se van a expresar algunos de esos límites.
Ya, pero ¿Chile Vamos mira al techo cuando apoya a un candidato que ha dicho estar dispuesto a indultar a personas condenadas por violaciones a los derechos humanos?
Es que no puede haber retrocesos en ciertas líneas que para nosotros son fundamentales. Como el respeto a la dignidad humana, como el respeto a la diversidad, como el respeto a la libertad. Y no solo en posición defensiva en términos de respeto, sino que además de promoción.
¿Y cómo se conjuga eso con un gobierno cuya agenda es “de emergencia” y cuyo candidato dice que no ha cambiado convicciones?
Porque una cosa es apoyar la candidatura y el gobierno, y otra cosa distinta es que uno sea idéntico. Justamente esto se trata de que haya una coalición que permita dar gobernabilidad en donde hay diferentes. La Concertación, que fue una coalición importante para Chile, tenía desde la DC y su sector que había apoyado originalmente al golpe de Estado, a aquellos que hasta hace poco tiempo estaban en la línea de la vía armada. Ese era un espectro gigantesco. Sin embargo, hubo coincidencias en muchas materias esenciales y lograron funcionar como una coalición aun cuando tenían una diversidad muy grande.
Entonces, lo primero es que no hay que tenerle miedo a la diversidad de opiniones. Hay diferencias entre los nacional libertarios, los republicanos, los Chile Vamos y los demócratas y los independientes y la centroizquierda. Y nadie está diciendo que se vayan a botar por el hecho de votar por un candidato a presidente ni, segundo, que no se vayan a expresar esas diferencias en un eventual gobierno.
¿Y Chile Vamos debiera ser el guardián de estos avances de la derecha en un eventual gobierno de Kast?
Chile Vamos tiene que ser, más que guardián, el promotor de avances sustantivos que hemos logrado como desarrollo de país en términos de dignidad, en términos de derechos y al mismo tiempo ser un puente para la gobernabilidad. En el pasado Chile Vamos ya lo ha hecho y uno de los problemas que tiene la política es que uno se concentra en el corto plazo, pero lo que envejece mejor es cuando estuviste disponible a ser impopular en el corto plazo por algo que iba a ser conveniente en el largo plazo.
Estoy convencido de que hoy todavía seguimos pagando parte de la cuenta de los procesos constituyentes. Que con justa razón las personas terminaron hasta más arriba de la coronilla, y vieron que en vez de que se solucionaran sus problemas, algunos de ellos se profundizaron o las incertezas se extendieron. Chile Vamos ha sido necesario en el pasado para ofrecer gobernabilidad y lo va a seguir siendo en el futuro. Y particularmente para el Partido Republicano y el gobierno de José Antonio Kast, creo que es superimportante la experiencia de gobernar y de dialogar para generar los acuerdos que las personas necesitan.
Lo que es difícil de entender es dónde quedan las diferencias. Kast fue duro con Piñera, cuando impulsó el acuerdo de unión civil. Y más aún cuando se inclinó por abrir el proceso constituyente.
Sí, si uno solamente se quedara viviendo en el pasado, chocaría permanentemente de frente con el presente. O sea, uno no puede mirar al futuro mirando en el espejo retrovisor.
¿Le cree cuando Kast dice que reconoce las diferencias pero ahora sí se requiere unidad?
O sea, estuvimos juntos para el Rechazo y en muchas otras materias. Hoy nos toca estar juntos y la clave es generar esa unidad para ofrecer gobernabilidad. La urgencia que puso Kast, y que creo que la ciudadanía sintonizó muy bien, es la de orden, migración, economía, y un Estado bien administrado. Pero después del orden y la seguridad viene la demanda por libertad. Y ahí es donde Chile Vamos también puede generar un aporte sustantivo. Entonces creo que, en un gobierno de Kast, nosotros no podemos perder de ninguna manera ni desdibujar lo que hemos promovido en el pasado. Yo me siento profundamente orgulloso de que la ley de matrimonio igualitario tenga mi firma como ministro secretario general del gobierno. Y eso es algo que vamos obviamente a seguir promoviendo hacia adelante.
¿Lo van a promover a pesar del Presidente?
Pero es que hoy es ley. Hay cosas que hoy ya están instaladas. Son derechos que la ciudadanía ha adquirido. Y lo que he visto en las palabras del mismo Kast, es que él está pensando no solo en el Partido Republicano, ni solo en su propia persona, sino que en un gobierno más amplio. Entendió correctamente de que para gobernar no bastan solo los propios sino que necesitas ir a buscar a otras personas.
¿Y las diferencias se barren debajo de la alfombra si son gobierno?
No tienen que barrerse, pero sí tienen que discutirse en los lugares donde deben discutirse.
¿Kast es hoy el líder del sector?
O sea, va a ser el presidente y por tanto va a tener un rol de liderazgo evidente sobre la coalición que espero que se pueda armar.
Porque, hasta su muerte, el líder era Piñera. ¿Con su gesto los Piñera-Morel traspasaron ese liderazgo a Kast?
O sea, yo lo que veo es un acto de generosidad extraordinario de parte de la familia Piñera, justamente porque uno sabe lo que ocurrió en el pasado. Y no me cabe duda de que el presidente Piñera también habría tenido un acto de gran generosidad, como lo demostró muchas veces antes. Era algo que para nosotros que estábamos cerca de él era difícil de comprender enteramente, su falta total de resentimiento con alguien que lo criticaba un día y al día siguiente lo invitaba a conversar. Eso también es un aprendizaje, no era puro pragmatismo.
“Kast no va a tener un minuto que perder”
Kast dejó para el 15 de diciembre las conversaciones políticas. ¿Debiera dar definiciones pronto sobre un eventual gobierno?
Kast va a cumplir un rol de liderazgo sobre una coalición que esperamos que se forme, y esa es la tarea que comienza el 15 de diciembre. La luna de miel de un gobierno no comienza el 11 de marzo. Comienza el día siguiente de la elección. El mejor momento del gobierno de Boric fue en La Moneda chica. Cuando llegaron a La Moneda grande, le pasaron la guitarra y empezaron a desafinar. Kast no va a tener ningún minuto que perder. Y las señales que ha dado en esta segunda vuelta han sido de apertura, del entendimiento de que las diferencias del pasado no pueden condicionar las alianzas del futuro.
Lo que ha dicho Arturo Squella es que Chile Vamos se va a integrar al gobierno en igualdad de condiciones desde el inicio. ¿Cómo se imagina esta convivencia entre las dos derechas?
El diseño concreto es algo que tiene que verse después. Primero hay que ganarlo. Pero las señales que ha dado el mismo Arturo Squella, como presidente republicano, de la igualdad de condiciones, son totalmente opuestas, por ejemplo, a la tesis soberbia de Giorgio Jackson en que había estos círculos concéntricos, en que eran todos iguales pero uno más igual que otro y esa fracasó por su prepotencia. Hay aprendizajes del pasado en Chile y en el vecindario. Estamos en una posición completamente distinta a la de Argentina, de cuando Milei pasa a la segunda vuelta y dice o están conmigo o están contra mí. Esa actitud no es la que tomó Kast.
Entonces, es una muy buena señal que se diga que Chile Vamos tiene que entrar. Cómo va a entrar, no lo sé. Creo que tampoco me corresponde a mí definirlo. Pero lo que tiene que haber es una muy buena coordinación y colaboración. Es clave. Entonces, me gustaría ver... La palabra puede ser distinta, porque el comité político es el de los ministros. Pero lo que me gustaría ver es una reunión política donde esté presente el gobierno y haya una amplia coalición que permita ofrecer certeza de gobernabilidad a Chile.
¿Y en la cual Chile Vamos esté en el corazón de la toma de decisiones de ese gobierno?
O sea, es que es legítimo pensar que quien tiene ese liderazgo es el presidente y es el que fija la línea. Más que si es en el corazón o no, a mí no me gusta la tesis de los círculos concéntricos, sino que haya un buen debate estratégico sobre cómo sacar adelante la agenda que creemos que va a ser importante para Chile. Y a mí me gusta esta idea de que los primeros 90 días sean así bien ágiles, pero creo que la agenda es para los cuatro años. O sea, es para la emergencia y después para el resto de las otras materias.
¿Y no ve un riesgo de que el Partido Republicano caiga en la misma soberbia que Ud. acusa del Frente Amplio si ganan la elección?
Si Kast gana, al Partido Republicano le va a tocar ser partido oficialista. Y eso es una transformación distinta que implica que uno a veces tiene que defender cosas que no le gustan.
Cosa que no hemos visto hasta ahora en el Partido Republicano...
Claro, pasar de ser un opositor muy intenso a ser oficialista es un tránsito complejo. Es el caso, por ejemplo, del Presidente Boric, que además dejó rastros en Twitter de cada una de sus voces críticas y se le vinieron encima cuando les tocó a ellos gobernar. Entonces ese es un tránsito que los republicanos van a tener que hacer muy rápido, porque no va a haber tiempo que perder y al frente va a haber una izquierda que yo veo que cada día se prepara más para ser más agresiva.
Y eso desafía al estilo y al proyecto de Kast.
Por supuesto que sí y el riesgo es que se ponga inflexible. Lo que ocurre es que tú necesitas dentro de tus márgenes saber con qué cosas puedes empujar tu agenda. Entonces a mí no me preocupan los 90 días, me preocupa cuando ocurra algo que es inevitable pero que no es planificable, que es la primera gran crisis que tiene cualquier gobierno. Cuando eso pasa, cuando se obliga a tener que rearmar tu agenda, es donde tiene que aparecer la flexibilidad y esa flexibilidad creo que Chile Vamos puede ayudar a sintonizarla bien.
¿En esta coalición ve un riesgo de que, al igual que ocurrió con el Socialismo Democrático en este gobierno, Chile Vamos se desperfile y termine subsumido a los republicanos? Cosa que es especialmente sensible en la UDI.
No lo vería como riesgo, sino como oportunidad. Que en la experiencia de gobernabilidad tú mantengas tu propia identidad, que va a significar discutir cuál es esa identidad en particular, cuáles son tus límites, cuáles son las ideas que quieres promover. Entonces, al revés, es una oportunidad más bien para que en el marco de una coalición formal o informal, tengamos una identidad particular.
Yo creo la mejor manera de hacerla es que en vez de ser en oposición sea en favor de algunas cosas. Esperaría que Chile Vamos y particularmente la UDI, promoviera la importancia de los gobiernos locales, por ejemplo, en problemas de la clase media, de las personas mayores, de las ciudades como cosas adicionales que se pueden priorizar en el gobierno. Y ojalá hagamos una refundación de nuestro pacto social una vez superada la emergencia, a través de la educación. Ahí hay un punto en donde esperaría que en los próximos cuatro años haya una diferencia muy grande.
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