Política

La mujer detrás del programa de Kast

El presidenciable republicano ha dejado en manos de un equipo muy pequeño y cohesionado la elaboración de los ejes programáticos de su campaña, coordinados por la abogada y directora de Ideas Republicanas, Carmen Soza, a quien el partido le ha pedido una mayor figuración pública para hacer frente a los cuestionamientos de falta de elenco.

Carmen Soza, directora ejecutiva de Ideas Republicanas y jefa programática de la candidtura de José Antonio Kast.

“No va a ser un programa de 600 páginas, tampoco de 100”, dicen en el comando de José Antonio Kast sobre el documento con los ejes programáticos de la campaña que darán a conocer “probablemente” el mismo lunes 18 de agosto, junto con la inscripción formal ante el Servel de la candidatura del líder republicano.

En las últimas dos semanas, el círculo de hierro de Kast, conformado por el abogado y columnista Cristián Valenzuela, el presidente del partido, Arturo Squella, y la periodista Carolina Araya, se ha estado reuniendo todos los días con la directora ejecutiva del centro de estudios Ideas Republicanas, Carmen Soza, y con el coordinador económico del programa, Jorge Quiroz, para “dar el cierre y la mirada completa” al documento en el que pretenden dejar plasmados los ejes programáticos de un eventual gobierno de Kast.

Se trata esta vez de un texto minimalista, más genérico y ligero que el programa que presentó Kast el 2021, previo a la primera vuelta presidencial. En esa ocasión, el programa, redactado principalmente por el entonces presidente del partido, el senador Rojo Edwards -quien ya no milita en las filas republicanas-, y por el abogado Marco Antonio González, se extendía por 204 páginas y partía con un “manifiesto republicano”, un texto fundacional en el que se explicitaban no sólo las propuestas y proyectos para un gobierno de cuatro años, sino también el ideario republicano.

“El programa de 2021 tenía demasiadas propuestas en muchas áreas, buscaba hacerse cargo de demasiadas dimensiones en todos los aspectos”, admiten miembros del círculo de hierro de Kast sobre el documento de la elección pasada y los problemas que le ocasionó a la candidatura del líder republicano. Muchas de esas propuestas -especialmente aquellas relacionadas con los temas valóricos, disidencias sexuales, aborto en tres causales, algunas de sus medidas para el control de la migración irregular y en seguridad- generaron controversia y abrieron flancos insalvables en la recta final de la campaña de Kast.

A cuatro años de esa experiencia fallida, Kast y su entorno no están dispuestos a repetir los mismos errores. Mucho menos cuando las encuestas hasta ahora le dan la primera chance de ocupar el sillón de O’Higgins a partir de marzo de 2026.

Esta vez, muchos temas simplemente se dejarán fuera.

“El foco va a estar puesto en seguridad, en economía, en salud, en temas sociales. Hay un relato que se viene trabajando desde hace varios años, la idea es que ese relato sea el marco general del programa de campaña”, señalan miembros del círculo de máxima confianza del abanderado republicano.

Mañana, por ejemplo, el candidato dará a conocer su propuesta para la niñez, la que será incluida, con algunos ajustes de detalles, en el texto de los ejes programáticos. Lo mismo respecto del llamado “Plan Cancerbero”, sobre sistema penitenciario y la lucha contra el crimen organizado, que adelantó Kast el 28 de julio, y de otros planes y programas que ha estado anunciado a lo largo de la campaña.

“El ‘Plan Cancerbero’ es una actualización del plan penitenciario que se presentó en 2021. Así, en el nuevo programa vamos a encontrar muchas cosas que ya se habían visto en el documento de 2021, pero que han tenido adiciones y actualizaciones”, admiten fuentes del comando de Kast.

Ni siquiera las críticas lanzadas por Evelyn Matthei y algunos personeros de su comando sobre la falta de equipos y por la poca claridad sobre cómo esperan financiar y ejecutar muchas de las medidas que ya ha anunciado el líder republicano han llevado al círculo de Kast a modificar su estrategia de campaña.

“No cuesta nada lanzar ideas geniales y rimbombantes por (la red social) X o por YouTube. Pero los chilenos saben que gobernar es harto más complejo que lanzar una frase para el bronce”, dijo Matthei en marzo, cuando anunció la incorporación de 40 economistas al trabajo técnico de su comando, entre los que destacan los exministros de Hacienda Ignacio Briones, Felipe Larraín y Rodrigo Vergara, y economistas como Cecilia Cifuentes.

O más recientemente, cuando la diputada RN y entonces vocera del comando de Matthei, Ximena Ossandón, señaló a La Tercera que “es muy importante tener buenos equipos. Creo que es una debilidad de José Antonio Kast que tenga sólo a Jorge Quiroz, que es un muy buen economista, no estoy quitándole méritos, pero el candidato tiene propuestas muy acotadas”.

Y aunque el diseño de Kast se mantuvo inalterable, resintieron el golpe.

De a poco, desde el comando han intensificado los esfuerzos por dar una mayor relevancia pública a la figura de la abogada y militante republicana Carmen Soza del Río, como una suerte de “guardiana del programa”, precisamente para paliar, en parte, los cuestionamientos a la falta de equipos.

Una misión que no ha sido del total agrado de esta abogada de 46 años, formada en la Universidad Católica, y a quienes sus amigos y conocidos definen como una mujer muy conservadora, inteligente y ejecutiva, pero que rehúye de la confrontación y del lucimiento personal.

Pese a su rol como jefa programática de Kast, ha dado muy pocas entrevistas -una de las últimas fue en julio pasado a Tele13, en la que reconoció que en su sector “no hay ningún complejo en reconocer que defendemos ideas conservadoras”-, ni tampoco acostumbra escribir columnas para la prensa.

Soza se siente más cómoda en el trabajo técnico interno. Toda su carrera la ha desarrollado en esa zona de confort.

Tras salir de la universidad, trabajó en la Fundación Jaime Guzmán, donde se vinculó a los grupos más conservadores dentro del gremialismo, los que disputaban espacios de poder a la conducción de los llamados “coroneles” de la UDI. Por algo se les conocía en la interna del partido como “Los Iluminados”. Así, en la fundación, Soza estrechó lazos con el abogado tributarista Marco Antonio González, Arturo Squella, Cristián Valenzuela -a quienes ya conocía de la Facultad de Derecho de la UC, porque eran de generaciones muy próximas-, y con el exdiputado Rodrigo Álvarez, quien sería presidente de la Cámara Baja.

Con el triunfo de Piñera en 2010, Álvarez asumió como subsecretario de Hacienda. Junto a Cristián Valenzuela, quien fue su jefe de gabinete, seleccionaron a cinco jóvenes abogadas como apoyo técnico de los economistas a cargo de las principales áreas. Carolina Fuenzalida, para el equipo tributario; Macarena Álvarez, a mercado de capitales; Natalia González, en políticas públicas, y Josefina Soto, quien hoy milita en republicanos, en el área de derecho administrativo. La última en sumarse fue Soza, quien entró al equipo de políticas sociales, que dirigía entonces el economista Sergio Urzúa.

“De ese grupo todas tenían un posgrado en universidades extranjeras y eran profesoras, salvo Carmen Soza, quien tenía otras características que llamaron la atención del subsecretario. Ella era muy ordenada, matea y trabajólica”, comentan fuentes de Hacienda del primer gobierno de Piñera.

Características que también le han sido útiles al comando de Kast.

“José Antonio Kast no tiene grandes equipos. Prefiere el trabajo con grupos pequeños, a los que le gusta tener ordenados y bien organizados. En eso Carmen Soza le ha sido de gran ayuda y ha sido muy eficiente en el trabajo interno, pero no es alguien que tenga vuelo propio”, comentan fuentes del Partido Republicano.

Un exdirigente republicano, quien abandonó el partido por sus diferencias con la conducción de Kast, es más categórico en sus juicios. “José Antonio no trabaja con gente que tenga ideas propias, sino que con funcionarios que hacen las cosas sin confrontarlo. Puede tener gente muy buena a su lado, pero los mantiene mientras le sean funcionales”, indica.

El que no acepten las disidencias se ha visto reflejado en el hecho de que es un partido que no tiene facciones internas, pero que en muy poco tiempo se ha dividido en tres. De sus filas salieron dirigentes que fueron electos por la tienda para sumarse al Partido Nacional Libertario y al Social Cristiano.

Del paso de Carmen Soza como cuadro técnico por Hacienda en el gobierno de Piñera I, varios recuerdan la pelea que dio el entonces ministro Felipe Larraín y el subsecretario Álvarez para limitar el proyecto que ampliaba el posnatal y en contra de eliminar el pago del 6% de cotización en salud de los jubilados.

Se trataba de temas que veía Sergio Urzúa, como jefe del área de políticas sociales del ministerio, en el cual trabajaba Soza.

Hacienda, recuerdan exautoridades del primer gobierno de Piñera, iba ganando la pulseada, tras enfrentarse a la entonces ministra del Servicio de la Mujer, Carolina Schmidt. Pero la situación cambió cuando la entonces ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, se metió en el tema apoyando a Schmidt. Aunque Soza nunca se enfrentó públicamente, pues sólo formaba parte de los equipos técnicos de Hacienda, fue parte de esa batalla con Matthei.

En el gobierno de Piñera II, la abogada pasó a trabajar en la Dipres, también como asesora técnica. Y en 2021, al término de la administración de Chile Vamos, se integró a Ideas Republicanas, el centro de estudios del Partido Republicano, manteniendo su cercanía con Kast y Marco Antonio González.

Era un año movido.

Kast postulaba por segunda vez a la presidencia, pero desde Ideas Republicanas, donde trabajaba Soza, poco o nada tuvieron que ver en la elaboración del programa de gobierno. De hecho, recuerdan expertos de Chile Vamos que se sumaron al comando de segunda vuelta de Kast, para colaborar en la redacción de un nuevo texto programático para el balotaje, “siempre nos entendimos con Marco Antonio González”.

Algo similar ocurriría dos años después, con ocasión del segundo proceso constituyente, en el que el Partido Republicano tuvo el liderazgo absoluto.

Pese a ello, el pequeño equipo técnico que conformaba el centro de estudios de los republicanos no tuvo mayor incidencia. Esa fue una de las razones por las cuales, a sólo días del plebiscito en el que sería rechazado el texto constitucional propuesto, la economista Cecilia Cifuentes presentó su renuncia a Ideas Republicanas y se alejó del partido de Kast.

Carmen Soza, en cambio, se quedó. Y cuando Cristián Valenzuela, en marzo de 2024, dejó la dirección ejecutiva de Ideas Republicanas para asumir como coordinador de comunicaciones, ella tomó el cargo y se concentró en transformar el centro de estudios del partido en un generador de insumos técnicos para la bancada de diputados republicanos. Algo que le ha permitido levantar una buena fuente de financiamiento.

El 2024, por ejemplo, la Cámara de Diputados pagó $ 104 millones por informes emitidos por la Corporación Centro de Estudios Republicanos a los diputados de la bancada de ese partido. Una cifra muy superior a la que ese mismo año recibió la Fundación Jaime Guzmán ($75 millones). Entre enero y junio de este año, Ideas Republicanas ha facturado al Congreso $ 57 millones por informes de asesorías a sus parlamentarios, mientras que en el mismo periodo la Fundación Jaime Guzmán se ha llevado $ 34 millones.

En los últimos dos años, Ideas Republicanas se ha convertido en el centro de estudios que más asesorías parlamentarias ha cobrado.

La relación con sus parlamentarios también ha tenido algunos roces. Carmen Soza se involucra sólo con algunos de ellos, principalmente con quien ejerce como jefe de bancada (el año pasado lo hizo con Agustín Romero y este año con su sucesor, el diputado Cristián Araya) y con los diputados que integran las comisiones de Hacienda, especialmente durante la discusión de las partidas de presupuesto.

El resto se relaciona más que nada con los asesores legislativos del centro de estudios. “Durante el año pasado, ella vino sólo una vez al Congreso a conversar con la bancada”, admite un diputado republicano.

Otros parlamentarios, sin embargo, admiten que el Centro de Estudios del partido ha sido activo en advertirles cuando detectan en algunos proyectos de ley ciertos aspectos que “a veces, como caballos de Troya, esconden lógicas de ideología de género, o de la agenda 2030 de las Naciones Unidas”.

La recta final del programa

Hasta ahora, la campaña republicana se apoya en materia de contenidos básicamente en Ideas Republicanas, que fue responsable de la Guía Re, una suerte de carta de navegación para los candidatos a las elecciones municipales y regionales del año pasado.

Soza participa de las reuniones estratégicas y coordina y entrega los insumos a los asesores más directos de Kast, que prepara junto a un equipo conformado por una veintena de personas. También participa de las reuniones de coordinación del equipo de campaña.

Para los 16 planes que Kast ha presentado hasta ahora, Soza ha trabajado con un equipo pequeño, apenas ocho personas. Todos ellos profesionales jóvenes, mayoritariamente abogados, y dos cientistas políticos.

Fuentes del Partido Republicano aseguran que hay más gente trabajando en la elaboración del programa. Y que una vez que Soza sistematiza las colaboraciones de los distintos equipos, las propuestas pasan a manos de Jorge Quiroz para el análisis financiero. Sólo entonces, los ejes programáticos, añaden, llegan a mano del petit comité que dirige la campaña de Kast.

“El equipo está dividido en grupos por ejes programáticos y esos grupos tienen comisiones específicas para cada materia. Permanentemente, ya sea en reuniones presenciales, pero por sobre todo por medios virtuales, esos equipos se han estado reuniendo. Hoy los chats de WhatsApp son la vía más rápida de coordinación de los grupos programáticos”, señalan, pero hasta el momento no han dado a conocer los nombres de los integrantes de esas comisiones.

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