Por Andrés GómezNoam Titelman: “Cualquier proyección futura del Frente Amplio requiere una reflexión profunda sobre los cambios de estos cinco años”
El economista y académico, uno de los fundadores del Frente Amplio, analiza los resultados de la elección del domingo pasado. Advierte que la izquierda no ha sabido explicar el giro de su propio gobierno, y que la segunda vuelta se jugará menos en el centro nostálgico y más en el electorado “ni facho ni comunacho” que se siente desencantado de todas las élites.
Las temperaturas han comenzado a descender en Calgary, Canadá. El economista Noam Titelman se encuentra en la universidad local como investigador postdoctoral y, a través de la pantalla del computador, se le ve abrigado con ropa de invierno. El termómetro ya ha registrado mínimas bajo cero y para la próxima semana se esperan mañanas de -11 grados. Eventualmente, los resultados de las elecciones del domingo pasado también las recibió como una ola de viento frío:
—No hay manera de decirlo suavemente: fue un golpe duro para las izquierdas en general, tanto en el nivel presidencial como en el parlamentario.
Economista de la UC y doctorado en la London School of Economics, Titelman es uno de los fundadores del Frente Amplio. Hace dos años publicó La Nueva Izquierda Chilena, un ensayo donde analiza la trayectoria de la actual generación gobernante, sus desafíos y problemas.
Si bien los resultados de los comicios parecen indicar un acentuado giro a la derecha de la sociedad chilena, Titelman pone un matiz. “Es cierto y falso a la vez. Es cierto en el sentido de que, sumando todos sus votos, a las derechas les fue muy bien en la primera vuelta. Pero es falso porque esconde que no a todas les fue igual: la derecha de José Antonio Kast y Kaiser obtuvo muy buenos resultados, pero a la centroderecha tradicional le fue tan mal como a la izquierda”.
Para Titelman, la idea de la derechización oculta el fenómeno más sorpresivo de las elecciones: Franco Parisi y el Partido de la Gente.
“Hubo otro centro, alejado de las ideologías, el centro ‘ni facho ni comunacho’: un centro con rabia frente a una élite que representa cualquiera de esas ideologías”.
En su análisis, en esta elección se manifestaron dos centros: la centroizquierda y la centroderecha tradicionales, un centro moderado y nostálgico del orden de hace 20 años, asociado a Amarillos, Demócratas y a la candidatura de Evelyn Matthei. “Y hubo otro centro, alejado de las ideologías, el centro ‘ni facho ni comunacho’: un centro con rabia frente a una élite que representa cualquiera de esas ideologías”, dice.
En este sentido, agrega, el centro cabreado ya no responde al eje izquierda-derecha sino a una tendencia global, que Titelman llama declinismo: la idea de que las cosas están empeorando. “A veces se expresa de manera identitaria, pero también tiene correlatos económicos muy concretos: expectativas de movilidad estancadas y un pesimismo extendido sobre el futuro”, dice.
—Ese ambiente generó un malentendido: el centro nostálgico leyó ese pesimismo como nostalgia por el pasado. Matthei encarnó esa visión. Pero el Informe de Desarrollo Humano del PNUD muestra que, aunque el pesimismo pasó de 21% en 2013 a 59% hoy, solo un 7% es nostálgico del pasado. Los nostálgicos son minoría absoluta, salvo en la élite económica. Ese desfase explica los dos centros en disputa: el nostálgico y el cabreado.
“El Frente Amplio no ha hecho el trabajo de reflexión de explicar qué da sentido a un gobierno tan distinto del programa original”.
El rendimiento de Jeannete Jara estuvo por debajo del piso esperado. ¿Es un fracaso del gobierno?
Para los gobiernos, la prioridad número uno, dos y tres es gobernar. La tarea de pensar más allá de cada elección y construir continuidad corresponde a los partidos. Un elemento fundamental para analizar la campaña de Jara y lo ocurrido en las primarias es la situación del Frente Amplio. Este gobierno logró aplanar la curva de homicidios, bajar la inflación, reducir la inmigración e impulsar reformas sociales importantes como la de pensiones. Evidentemente, es muy distinto de las más de 50 reformas estructurales prometidas al inicio. Y una de las razones de la salud democrática de Chile es que hemos tenido políticos capaces de adaptarse a la realidad y a las demandas ciudadanas. Pero ha faltado reflexión en torno a eso.
Titelman pone de ejemplo a José Antonio Kast: tras la derrota del segundo proceso constituyente, el candidato republicano decidió renunciar a su agenda valórica. “Y lo hizo enmarcándolo narrativamente en el ‘estado de emergencia’, lo que le permitió no aparecer como una voltereta. El Frente Amplio no ha hecho el trabajo de reflexión de explicar qué da sentido a un gobierno tan distinto del programa original”.
La ausencia de reflexión se hizo evidente en la elección primaria, dice: “Las franjas eran químicamente puras: una mostraba un Frente Amplio de hace cinco años y la otra una Concertación también de hace cinco años. Faltó pensar qué es realmente esta coalición de gobierno. El gobierno está terminando y todavía no han sido capaces de ponerle un nombre”.
A diferencia de ellos, Jeannette Jara, “al no provenir del riñón del PC, se vio obligada a salir de su zona de confort y hablarle a otros públicos. Ese es un mensaje para la segunda vuelta: no encerrarse en hablar solo con quienes piensan igual”.
“El triunfo del Partido de la Gente, tiene mucha continuidad con el estallido: el estallido tuvo poco de antineoliberal y muchoi de antiélite”.
De todos modos, Jeannette Jara nace políticamente con este gobierno. ¿Sus resultados no hablan de la decepción con la administración de Boric?
Todas las candidaturas son continuidad y cambio a la vez. Y ella fue ministra del gobierno, sí. Pero si el tema fuera solo continuidad, le habría ido bien a todas las oposiciones, y no fue así. Hay dos elementos centrales. Uno es el centro cabreado, un espacio que desconfía del gobierno y de la política en general. El otro es que estas elecciones rompen definitivamente el ciclo político del Sí y el No. Ese clivaje murió. Y en su lugar emerge otro que está en algún lugar entre el estallido y los dos plebiscitos constitucionales.
Noam Titelman subraya que una lectura, la de Evelyn Matthei, fue “leer el rechazo al proceso constituyente como una victoria del centro histórico de la democracia de los acuerdos”. La otra es la del declinismo: “La percepción de decadencia y la rabia contra la élite política”.
En este sentido, concuerda con Pablo Ortúzar: “El triunfo del Partido de la Gente, tiene mucha continuidad con el estallido: el estallido tuvo poco de antineoliberal y mucho de antiélite”.
De cara a la segunda vuelta, dice, la tentación es “sumar muchas políticas públicas populares para atraer al electorado de Parisi. La manera de atraer al electorado de Parisi no es engañarlo. Si no, siempre preferirá el original”.
Se equivoca Jeannette Jara al decir que va a incorporar medidas del programa de Parisi
Creo que hay que sumar medidas del programa de Parisi, pero también hay que saber cuáles son los límites y la identidad propia. Una candidatura de izquierda debe reconocer temas importantes planteados por Parisi y al mismo tiempo hablar con honestidad. La honestidad es uno de los principales atributos de Jara. Si hay una cancha donde ella le puede ganar a Kast es en la cercanía, en la honestidad, en ser una persona cuya trayectoria de vida la hace cercana a la mayoría de los chilenos. Sería absurdo renunciar a eso.
Aunque hasta ahora eso ha sido insuficiente para convocar a un electorado más amplio.
Una de las cosas que dificultó desplegar esa cercanía fue que, casi inmediatamente después de las primarias, surgieron peleas políticas entre grupos de la coalición, incluso dentro del PC. Nada es más lejano para la ciudadanía que las peleas politiqueras. Se necesita disciplina organizacional —una voz clara— y disciplina discursiva —concentrar el mensaje—. Esa fue una de las fortalezas de Parisi: concentró su discurso en pocos temas concretos.
Las intervenciones del Presidente durante la campaña, ¿la perjudicaron?
Lo que ocurrió en primera vuelta es menos relevante para la segunda. Eso es un debate para un núcleo pequeño muy centrado en la política. Lo que marcará la segunda vuelta es la capacidad de Jara para hablarle al centro cabreado, aprovechando su cercanía y proponer medidas económicas concretas. Parisi arrasó entre los menores de 35, que han sentido el estancamiento económico. Y se necesita también una épica: una épica nace cuando uno defiende cosas aunque no sean populares. Ese equilibrio entre escuchar demandas populares y decir quién se es y qué no se está dispuesto a ceder es la alquimia de una campaña exitosa.
“Este gobierno está lejos de las expectativas del comienzo, pero también lejos de la visión catastrófica que ofrece la oposición”
¿Qué posibilidades reales ve para Jeannette Jara?
Prefiero no hacer pronósticos: cada vez que lo he intentado, me ha ido mal. Es evidente que esta segunda vuelta parte cuesta arriba. Pero eso también abre oportunidades: es difícil construir épica cuando se va punteando en las encuestas. Un resultado adverso puede generar épica. Además, llevamos un ciclo político largo donde cada elección se sobreinterpreta como una victoria aplastante de una ideología, algo que luego se desinfla. Tenemos un votante con mucha identidad negativa: vota más en contra que a favor. Es importante no caer de nuevo en sobreinterpretaciones. Y también evitar el ensimismamiento ideológico: este gobierno está lejos de las expectativas del comienzo, pero también lejos de la visión catastrófica que ofrece la oposición. La narrativa declinista es pan para hoy y hambre para mañana.
Titelman añade:
—Por eso es tan importante la deuda del Frente Amplio: explicar los cambios que han experimentado y la manera en que terminó siendo el primer gobierno donde están al mando. Un gobierno muy distinto al que imaginaron hace cinco años, pero que ha hecho cosas importantes. No hay nada más consecuente que querer más a tu pueblo que a tu identidad: renunciar a tu identidad para hacer lo que se necesita me parece una enorme consecuencia política. Pero eso necesita reflexión y un relato que no ha existido.
¿Le ha faltado autocrítica al Frente Amplio?
La autocrítica le haría muy bien al Frente Amplio. Una de las razones por las que Boric es Presidente es que tuvo antes que sus compañeros la capacidad de hacerse esa autocrítica. Algo similar —guardando proporciones— ocurrió con la renovación socialista. Chile hoy es distinto del Chile donde nació el Frente Amplio. En la franja de la primaria se vio un Frente Amplio que parecía saltarse toda esta reflexión, mencionando disputas con la Concertación de hace 15 años que nadie recuerda.
“La lección que deja la primaria es que un proyecto frenteamplista químicamente puro no da el ancho”.
La candidatura de Gonzalo Winter fue un tremendo fracaso.
La lección que deja la primaria es que un proyecto frenteamplista químicamente puro no da el ancho. Cualquier proyección futura requiere una reflexión profunda sobre los cambios de estos cinco años. El FA ha funcionado como bisagra entre nuevas y viejas izquierdas. Ese rol es más interesante que la nostalgia por la dirigencia estudiantil.
¿Les tocó ser gobierno cuando no estaban preparados?
No hay magíster ni doctorado que prepare para cualquier crisis. Los gallos se ven en la cancha. Este gobierno estuvo lejos de las expectativas del comienzo, pero logró avances importantes gracias a la incorporación de la experiencia del socialismo democrático. Quien prometa resolver todos los problemas de Chile en un gobierno está equivocado. La oposición no tiene por qué reconocer logros, pero así como la derecha terminó reivindicando a la Concertación, no me sorprendería que en unos años haya quienes hagan un giro respecto de este gobierno.
“El Frente Amplio siempre tuvo su base en la clase media urbana, universitaria. Para crecer necesita expandir sin perder ese mundo, y también deselitizar su dirigencia”.
¿Por qué el Frente Amplio no ha logrado conectar con sectores más populares?
El Frente Amplio siempre tuvo su base en la clase media urbana, universitaria. Para crecer necesita expandir sin perder ese mundo, y también deselitizar su dirigencia. Además, el votante de la clase media cabreada no se gana solo con políticas públicas: hay una demanda de reconocimiento. Es un mundo que se ha sentido ninguneado por la élite en todos sus planos. El Frente Amplio corre el riesgo de diluirse si busca expandirse sin una columna vertebral ideológica. El ejemplo de la pena de muerte es claro: puede ser popular en encuestas, pero la línea roja importa. Robert Badinter decía que hay que legislar pensando en cómo nos verán las futuras generaciones. Ese es el equilibrio que debe buscar el Frente Amplio: defender una identidad, pero al mismo tiempo estar dispuesto a sacrificarla por el pueblo.
¿Queda algo del espíritu transformador con el que llegó el Frente Amplio?
Ese espíritu transformador de una izquierda moderna sigue ahí: una izquierda que reconoce su herencia del siglo XX, pero que entiende que su tarea es incorporar luchas feministas, ambientales, de diversidad sexual, dentro de la democracia liberal y con cambios graduales.
¿Qué futuro ve para el presidente Gabriel Boric después de salir de La Moneda?
No tengo duda de que, cuando termine su mandato, Gabriel Boric será uno de los liderazgos principales de la izquierda y la centroizquierda. La figura del expresidente puede ponerse por sobre los debates contingentes. Y si Chile vive un momento de tensión, confío en que los expresidentes jugarán un rol importante para calmar los ánimos.
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