
Presupuesto 2026 y la misión imposible de hacer recortes fiscales: un puzle sin resolver para la oposición
Para ese sector no ha sido sencillo identificar qué áreas del gasto se podrían recortar. "Al menos para mí, el objetivo es transparentar lo que este gobierno ha hecho", dijo la senadora Ximena Rincón. "Hay ministerios que no resisten una rebaja”, admitió el senador García.

Una jornada clave en la discusión presupuestaria se vivirá el próximo miércoles en el Congreso de Valparaíso.
Ese día, la comisión mixta de Presupuesto, que preside la senadora Ximena Rincón (Demócratas), recibirá a los integrantes del Consejo Autónomo Fiscal (CAF), quienes expondrán sobre del erario nacional para el próximo año.
Las recomendaciones que planteen en esta instancia serán decisivas, a juicio de parlamentarios de oposición, para perfilar la estrategia definitiva que adoptarán ante el proyecto.

Ese diseño no ha sido fácil, según admiten en el bloque opositor, ya que la propuesta gubernamental ya viene muy ajustada e incluye varios recortes. Incluso las mismas ideas que han levantado sus candidatos presidenciales José Antonio Kast (de reducir US$ 6.000 millones) y Evelyn Matthei (quien incluso amenazó con no tramitar la ley de Presupuesto) son muy difíciles de llevar a la práctica.
Hoy la oposición no tiene la capacidad técnica, ni el tiempo ni la información suficiente, estando fuera del gobierno, para discriminar en forma efectiva y minuciosa qué áreas del gasto son esenciales y cuáles son “grasa” con el fin de hacer un recorte de la magnitud planteada por Kast. Tampoco es sencillo detectar dineros que se podrían reutilizar, por ejemplo, para reponer la llamada glosa republicana (o fondo de libre disposición) para un futuro gobierno.
Por otro lado, no tramitar el presupuesto desde el punto de vista constitucional es imposible, ya que si el proyecto no se despacha antes del 30 de noviembre, la propuesta enviada por el Presidente Gabriel Boric se dará por aprobada.
Solo queda exigir información, transparentar, añadir glosas para restringir y condicionar el gasto o derechamente rechazar algunas cosas, pero técnicamente es imposible rechazarlo todo.
A ello se agrega otra complicación adicional. Aunque se detecte un área que pueda ser reducida, toda acción inevitablemente va a repercutir en el próximo gobierno que la derecha aspira a encabezar. Por lo tanto, todo acto corre el riesgo de convertirse, incluso, en un autosabotaje.
La necesidad de recortes producto del déficit fiscal no es el único problema. Las dudas por las estimaciones y proyecciones del ministro de Hacienda, Nicolás Grau (FA); la demora en pagos a prestadores (en áreas como Vivienda y Salud); la no liberación de recursos a algunas instituciones, como el propio Ejército; la eliminación de la glosa republicana; la rebaja en seguridad; la supresión del beneficio de escolaridad para hijos de diplomáticos; la campaña de Michelle Bachelet a la ONU; el desfinanciamiento de ciertos programas sociales y de inversiones; y los dineros que recibirá el Presidente Boric cuando deje La Moneda, son algunos de los puntos que tienen molesta a la derecha.
“Para nosotros no hay un objetivo de hacer más recortes. Al menos para mí, el objetivo es transparentar lo que este gobierno ha hecho. Por primera vez se traspasa al próximo gobierno un déficit antes de empezar. Hasta que no tengamos claridad de la dimensión del problema, es muy difícil pronunciarse (respecto de estrategias legislativas). El problema es más grave que lo que se alcanza a advertir”, señaló la senadora Ximena Rincón, quien agregó que “la falta de plata es producto de las malas estimaciones del gobierno”.
“Para nosotros va a ser muy importante la exposición del Consejo Fiscal Autónomo. Porque nuestras dudas están en la estimación de ingresos. Ya llevamos varios años en que la estimación de ingresos ha sido muy superior a lo que realmente ha ocurrido. Y eso ha elevado los déficits”, sostuvo, por su parte, el senador José García (RN).
Pequeños gestos
Por ahora solo se han dado algunas señales de molestia. Por ejemplo, en la segunda subcomisión mixta de Presupuesto, los tres representantes de derecha se abstuvieron y dejaron en suspenso las partidas de la Presidencia y del Ministerio Secretaría General de la Presidencia. Esa misma instancia también dejó en vilo al Ministerio de Defensa.
La primera subcomisión, que preside el senador Luciano Cruz-Coke (Evópoli), ha dejado pendiente todos los ministerios analizados.
En tanto, la tercera subcomisión, que encabeza el senador Gustavo Sanhueza (UDI), postergó las partidas de los ministerios de RR.EE. y de Salud.
El Ministerio de las Culturas, que estaba en la mira opositora por su alza del 11,28%, también quedó pendiente en la cuarta subcomisión, donde, en todo caso, el oficialismo es mayoría. En esa misma subcomisión, los recursos del Ministerio de Educación quedaron parcialmente aprobados.
Los fondos de Interior, que sufrió una importante caída por el traspaso de responsabilidades al nuevo Ministerio de Seguridad, fueron aprobados, pero con una fuerte resistencia al programa del Servicio de Migraciones.
Al margen de los actos de presión, en la primera revisión que han hecho los parlamentarios, los ministerios grandes (Obras Públicas, Salud, Trabajo, Vivienda y Educación) ya vienen muy apretados, por lo que no es sencillo avanzar con recortes.
Por lo tanto, las carteras políticas (Presidencia, Segpres, Segegob) al igual que Cultura, podrían ser las primeras víctimas de un eventual plan de ajuste. No obstante, son partidas con poco peso, por lo tanto, cualquier rebaja sería más bien simbólica e incluso testimonial.
“Son ministerios con presupuestos bastante pequeños. Creo que el corazón de la discusión presupuestaria se va a centrar en el Tesoro Público (partida 50). Yo tengo claro que no le podemos sacar plata a Salud, a Educación, al Ministerio del Trabajo. Obras Públicas también viene muy recortada en inversión, cosa que nos preocupa. No está fácil. Hay ministerios que no resisten una rebaja”, admitió el senador García (RN).
El senador David Sandoval (UDI) coincidió en que no es sencillo “meter tijera”. “En Obras Públicas hay una rebaja del orden de los 858 mil millones de pesos para el 2026. Por lo tanto, es una situación no menor del punto de vista de los efectos. Hay un reconocimiento respecto del rol de las rebajas”, sostuvo.
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