Basta con mirar la cara a un diputado turco para deducir si su ideología es conservadora: un análisis de los hábitos estéticos de sus señorías muestra que llevar bigote va parejo con tener más hijos y ser más conservador y religioso.

El estudio lo ha realizado Semih Firincioglu, un traductor, escritor y dramaturgo que cruzó la apariencia, el número de hijos y la afiliación política de los 548 parlamentarios turcos.

"Se ve un sorprendente paralelismo entre el número de hijos, la edad y los bigotes", explicó Firincioglu al diario BirGün.

El recuento hecho por Firincioglu establece que casi la mitad de los diputados llevan bigote.

Ese porcentaje llega al 60% entre los representantes del conservador e islamista AKP y sólo al 24% entre los miembros del socialdemócrata y laico CHP.

Por número de hijos, prácticamente todos los diputados con cinco o más retoños lucen bigote.

A partir de ahí, la ecuación bigotes-paternidad se mantiene proporcional: entre los diputados con un hijo, una cuarta parte lleva bigote; con dos hijos, sube al 40%; con tres llega al 61%; y con cuatro descendientes es ya del 74%.

El primer ministro, Recep Tayyip Erdogan; el presidente, Abdullah Gül; y 18 de los 25 ministros tienen bigote.

Este elemento estético fue tradicionalmente un símbolo de masculinidad en la sociedad turca, aunque ha perdido este significado en las dos últimas décadas. Hoy, el bigote gana fuerza como una señal de identidad islamista y del estilo de "autoritarismo paternal" que ejerce el primer ministro Erdogan.