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El cambio de modelo económico que viene para Bolivia tras 20 años de gobiernos de izquierda

Luego de las elecciones del fin de semana pasado en el país sudamericano, que será disputado por dos candidatos de centro derecha, Rodrigo Paz y Jorge Quiroga, ambos promercado, los analistas apuestan a políticas capitalistas que reduzcan el tamaño del Estado y favorezcan la inversión extranjera. Sin embargo, los cambios serán lentos y no estarán exentos de tensiones sociales.

Supporters of Bolivia's President Luis Arce hold Wiphala flags during a celebration marking his two years in office, in La Paz, Bolivia, Tuesday, Oct. 18, 2022. (AP Photo/Juan Karita) Juan Karita

Fueron 20 años de dominio de la izquierda que el domingo pasado llegaron a su fin. Luego de la debacle del partido gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) y el paso de las opciones de centroderecha a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales, los analistas esperan que el modelo estatista y anticapitalista de la izquierda gobernante dé un giro durante el próximo gobierno.

Marcada por una profunda crisis económica, una inflación anual del 25%, escasez de divisas y un explosivo e desfinanciado gasto público, las elecciones de la semana pasada en el país sudamericano dieron como inesperado ganador a Rodrigo Paz (Partido Demócrata Cristiano), quien obtuvo más 32% de los votos, y al expresidente Jorge ‘Tuto’ Quiroga (Alianza Libre), quien pasó a segunda vuelta con casi un 27% de los sufragios. El favorito de las encuestas de opinión era el empresario liberal Samuel Doria Medina, quien quedó en tercer lugar con el 20,2% y ya dio su apoyo a Rodrigo Paz.

Los comicios no contaron con la participación del Presidente Luis Arce ni con la del emblemático expresidente Evo Morales, quien fue inhabilitado como candidato tras haber sido electo tres veces como mandatario del país. Las cartas de izquierda Andrónico Rodríguez (8% de los votos) y el oficialista Eduardo Del Castillo (3%) fueron los símbolos de la debacle del sector.

Quién es Rodrigo Paz Pereira, el candidato que sorprendió y pasó a segunda vuelta en las elecciones de Bolivia. Foto: REUTERS.

“Espero que, dado que los recursos con que se financiaron las bacanales fiestas del sector público se agotaron, quien venga tendrá que impulsar reformas en todas las dimensiones que apoyen a la economía de mercado. Temo que el reto mayor se encuentra en la reforma de las instituciones que garanticen el respeto al estado de derecho, ausente por tanto tiempo”, resume el economista de origen boliviano Rómulo Chumacero, quien es también académico del Departamento de Economía de la Universidad de Chile.

De hecho, el ganador de los comicios del domingo pasado, Rodrigo Paz, ha manifestado su interés por abrir el mercado bajo el eslongan “Capitalismo para todos”. “Vienen tiempos mejores. Bajar aranceles, bajar impuestos, harto crédito, platita para todos”, dijo el político boliviano.

“Lo que queremos es reconstruir la reconciliación de la patria, la producción de la patria, estabilizar y generar gobernabilidad, y generar un cambio en la economía para que sea de la gente y no del Estado”, añadió el candidato de centro derecha.

El crítico telón de fondo

El proceso eleccionario, cuyo triunfador asumirá como Presidente de Bolivia por los próximos cinco años a partir del 8 de noviembre de 2025, tuvo como telón de fondo la peor crisis económica de los últimos 40 años.

Sin embargo, los gobiernos del MAS, caracterizados por sus fuertes lazos con el mundo sindical y campesino, tuvieron una época de alto crecimiento y reducción de la pobreza de la mano de los altos precios del gas, el principal producto de exportación boliviano. La gestión de Evo Morales, entre 2006 y 2019 estuvo marcada por la nacionalización de los hidrocarburos, el engrosamiento de las arcas fiscales, la estabilidad de la economía y la expansión del aparataje estatal, en los que muchos llamaron el “milagro económico boliviano”.

Mientras el gobierno atribuía la bonanza económica a las políticas del oficialismo, los analistas advertían que el buen momento económico era gatillado por los altos precios de las materias primas y, en particular, del gas natural. El posterior fin de los altos precios de los commodities avaló finalmente el frío análisis de los expertos.

Evo Morales. REUTERS Claudia Morales

“En los 2000 hubo un boom de precios de los commodities y del gas natural, en particular, por lo que hubo una fuerte entrada de divisas y se generó un periodo de bonanza. Se llegó a un modelo estatista en el que el sector público creció enormemente y donde, a la vez, se dejaron de hacer inversiones en exploración de hidrocarburos. Cuando empiezan a caer los precios de las materias primas, alrededor de 2014, se empiezan a ver las falencias del modelo económico”, relata el economista de la Universidad Católica de Bolivia y académico de la UDP, Mauricio Tejada.

“Entonces, un sector público que creció mucho ya no tenías como financiarlo con precios de los commodities en caída. El gobierno empezó a echar mano del crédito interno. A través del Banco Central inyectaba crédito al sector público, para financiar el déficit fiscal… Estos desequilibrios macroeconómicos y fiscales generaron que los precios empezaran a subir y hubiera falta de divisas… El gas también se acabó, porque ya no se hizo exploración”, añade Tejada.

Los analistas creen que toda esta crisis que se empezó a profundizar generó un desgaste en la coalición gobernante y un hastío de la población. “La grave crisis política y económica que se gestó durante el gobierno de Evo Morales y terminó por manifestarse en el periodo de Luis Arce fueron los principales motivos del giro hacia el centro. Desde la perspectiva económica, el fin del ciclo del gas, el altísimo gasto público, la caída de las exportaciones y el control del cambio de divisas han producido desabastecimiento de dólares, combustibles y alimentos en el país. Esto, a su vez, ha provocado una creciente inflación que ha golpeado fuerza a las familias y empresas bolivianas; generando un descontento creciente. A esto se suman los factores políticos como graves casos de corrupción, evidente manipulación de la justicia, persecución política y una Asamblea Legislativa totalmente paralizada e incapaz de viabilizar las demandas ciudadanas”, complementa el académico boliviano de la Universidad de los Andes, Bernardo Pacheco Bleichner.

El giro promercado

Para los expertos, cualquiera de los actuales candidatos de centro derecha que gane la segunda vuelta iniciará un cambio en el modelo económico boliviano mediante una reducción del gasto y aparataje estatal, políticas promercado que impulsen el crecimiento del sector privado y un restablecimiento de normas que den certeza jurídica a las inversiones de largo plazo, especialmente en sectores como el gas y el litio.

De hecho, Jorge “Tuto” Quiroga dijo esta semana que si resulta elegido en octubre repartirá derechos de propiedad sobre recursos naturales clave como el litio, como parte de reformas económicas radicales, y se mostró dispuesto a mejorar las relaciones con Estados Unidos. “Vamos a cambiarlo todo: los hidrocarburos, la minería, el litio, los impuestos”, declaró Quiroga a Reuters. “El litio pertenecerá a todos y cada uno de los ciudadanos”, dijo Quiroga. “No al Estado, no a mi gobierno, sino a las personas como accionistas”, agregó a la misma agencia.

Pero el candidato fue más allá y dijo a EFE que, si resulta elegido en la segunda vuelta, espera “poder trabajar con el nuevo gobierno de Chile y (Javier) Milei, y coordinar las acciones en el litio”. “Tenemos el 60% del litio en el mundo, podemos ser potencia mundial del litio entre los tres, Bolivia a la cabeza, y hacer zonas francas para generar producción de baterías de litio”, sostuvo el expresidente de Bolivia.

Quién es Jorge “Tuto” Quiroga, el exmandatario conservador que irá a segunda vuelta en las elecciones de Bolivia

Sin embargo, los analistas creen que todo este cambio legal y de modelo tomará tiempo y no estará exento de tensiones sociales. “Nada (ocurrirá) mientras no se aprueben nuevas leyes que garanticen protección a la inversión extranjera”, sentencia el economista Rómulo Chumacero.

“Echar a andar Bolivia no es tarea fácil y no va a ocurrir en el corto plazo”, reconoce, a su vez, la investigadora y académica de la Universidad Finis Terrae, Vanessa Cárdenas, quien cree que el futuro político de Bolivia será volátil, debido a las resistencias sociales que puede generar en la población los eventuales cambios radicales del próximo gobierno.

“El que gane va a tener que hacer un gran esfuerzo por avanzar en el respeto al Estado de Derecho, en la restructuración del sector estatal, en la reforma o cierre de empresas estatales que son ineficientes”, añade la especialista mexicana en relaciones internacionales.

Bernardo Pacheco Bleichner coincide: “Aunque lo prometido por los candidatos que van al balotaje dice que se utilizará una lógica económica, dirigida al achicamiento del Estado y a una agresiva liberalización de la economía, el nuevo gobierno tendrá que enfrentarse con los sectores populares, que ejercerán presión para evitar estar medidas. Sobre todo, porque el Estado benefactor sostiene una gran cantidad de servicios sociales”.

Mauricio Tejada, de la UDP, va más allá y dice que la tarea del gobierno próximo en Bolivia va a ser de grandes proporciones, dado los desequilibrios y problemas estructurales del país altiplánico.

“Uno de los problemas estructurales más serios de Bolivia hoy es la desinstitucionalización. En el sector público se tiene que volver a la independencia del Banco Central, tratar de evitar políticas que ahuyenten los capitales… eso implica restablecer la confianza en el orden y la legislación. También hay problemas micro en el lado de la educación. Es lamentable decirlo, pero los problemas que tiene Bolivia no se arreglan de la noche a la mañana”, concluye el PhD de la Universidad de Georgetown, Estados Unidos.

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