Lifebox y su caja de herramientas blandas

Valentina Laval y Mauricio Peñafiel, cofundadores de Lifebox.

¿Qué tienen en común una psicóloga y un ingeniero comercial? Que ambos cofundaron una startup orientada a la capacitación online de las denominadas “power skills”, que en pocos años ha llegado a más de 10.000 personas, gracias a una metodología diferente a lo convencional y con tasas de fidelización del 90%. En las próximas semanas abrirán operaciones en Centroamérica.


Durante un viaje por Silicon Valley, el ingeniero comercial Mauricio Peñafiel cambió totalmente su concepción acerca de cómo debían ser las capacitaciones en las empresas. Pero no fue por estar en La Meca de la tecnología mundial, sino por un libro que encontró en la Universidad de Stanford: “Mind Gym: Achieve More by Thinking Differently”, de Sebastian Bailey y Octavius Black. “Luego de leerlo, descubrí una perspectiva diferente. El texto mostraba cómo hacer capacitaciones de manera más práctica, mucho más resumidas y orientada a la acción”, recuerda Peñafiel de ese año 2016 en Norteamérica.

La temática también motivaba a su pareja de ese entonces y actual cónyuge, Valentina Laval, quien llevaba varios años con su propio emprendimiento orientado a las capacitaciones. Como psicóloga era un tema que le apasionaba. El 2014 fundó “Confianza en Movimiento” donde se realizaban capacitaciones de empoderamiento de mujeres, además del desarrollo de habilidades blandas y del concepto de “felicidad” en empresas, fundaciones y municipalidades.

Tres años más tarde y ya con ambos en Chile, Peñafiel renunció a su cargo en el Banco Santander y juntos se tiraron a la piscina con la idea de crear Lifebox, una startup “con el propósito de ayudar a las personas para ser su mejor versión. De ahí viene el nombre, ya que es una caja de herramientas para la vida de las personas en el ámbito laboral y personal”, indica el ingeniero.

Parece fácil explicarlo, pero Laval aclara que “para llegar a lo que somos hoy, iteramos muchísimo. Probamos un montón de herramientas. Esto, porque partimos de la base que todo lo que te enseñan en el colegio y en la universidad no pone foco en las habilidades blandas o ‘power skills’ (por su traducción libre al inglés). Además, hoy existe mucha capacitación teórica con una alta deserción”. Y agrega la psicóloga que “entonces, nuestra pregunta fue: ¿cómo generar algo que sea muy práctico, que la gente lo quiera hacer, que les encante, que lo pasen bien y genere el impacto que todos buscamos?”.

Así, con $500.000 de inversión propia, en el segundo semestre de 2019 se lanzaron con Lifebox, desarrollando capacitaciones presenciales sobre transformación cultural a los trabajadores de Falabella y sobre los principios corporativos del grupo. De a poco, fueron apareciendo otros clientes. Pero a los pocos meses se produjo el estallido social en Chile y luego la pandemia mundial. Un golpe casi fatal a su modelo. Para hacerse una idea, tenían 100 talleres agendados para marzo de 2020 con Falabella. Un domingo de ese mes, recibieron un agrio llamado del retailer: se suspendían todas las capacitaciones.

“Eso nos hizo replantearnos todo el modelo de negocio y en tres semanas nos transformamos en un servicio 100% online, enfocado al modelo B2B (empresa a empresa)”, dice el cofundador de esta edtech (startup de tecnología para la industria de la educación) chilena. Actualmente, han capacitado a más de 10.000 trabajadores de empresas como Falabella Financiero, Banco Santander, Caja Los Andes, CasaIdeas, Agrosuper y Enel, entre otros. El 2022 cerraron con una facturación aproximada de un millón de dólares y para este año proyectan duplicar esa cifra.

¿Cuál es la fórmula y diferenciación con otras edtech que realizan un servicio similar? Según Peñafiel son varios factores. El primero, es su especialización en las power skills, “algo que tiene mucho que ver con la psicología y el marketing (que son nuestras especialidades como fundadores) para movilizar comportamientos y conductas. Nos hemos ido especializando en ese método”. Por otro lado, agrega Laval, “no es solo un curso, sino una metodología que va acompañando a los colaboradores, la que se divide en tres partes: atraer, transformar y transferir. Todo, con cursos muy cortos y prácticos, para que se puedan aplicar de inmediato y en poco tiempo. Trabajamos con una serie de verticales y las tasas de fidelización son del 90%, algo muy alto en la industria”. Por último, explican que la tecnología que hay detrás permiten medir cómo los trabajadores aplican lo aprendido en la empresa.

Una vez que el cliente contrata los cursos, Lifebox cobra por la cantidad de usuarios, cuyo modelo de negocio va en paquetes, por ejemplo, de 3 o 6 meses, dependiendo de lo que necesitan las empresas.

Si bien actualmente solo operan en Chile, ya tienen planes para internacionalizarse este 2023, para lo cual ya cuentan con un partner: Seminarium Centroamérica. La idea es hacer el lanzamiento entre febrero y marzo, para así llegar, en un principio, a Costa Rica, Panamá y Guatemala. También proyectan un levantamiento de capital de entre US$500.000 y un millón de dólares, para lo que se están asesorando con Nicolás Fuenzalida, uno de los cofundadores de la startup chilena Poliglota, que se dedica al aprendizaje de idiomas.

Pero, además, están incorporando cada vez más Inteligencia Artificial. “Trabajamos toda la data que nos generan los cursos, que nos está permitiendo saber y adelantar el impacto que tienen en las empresas, además de entender cuáles son las capacitaciones más relevantes para los usuarios”, concluye Peñafiel.

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