
Philippe Aghion, Nobel de Economía 2025: “Chile es un país muy dinámico, pero necesitan trabajar en su sistema educativo”
En esta entrevista con La Tercera, el economista plantea que Chile debería priorizar la educación. "Es tan importante como la inmigración. Tarda un poco más, ya que se necesitan unos 10 años para que la gente tenga una educación adecuada, que pueda estar altamente cualificada y formar parte de la revolución tecnológica", dice tras ganar el Nobel.

A las 10:30 a.m. el martes sonó el teléfono. Y ahí lo supo: se había ganado el Premio Nobel de Economía 2025. Dos días después de esa emoción y ese honor, Philippe Aghion conversa con La Tercera desde su departamento en París, en medio de una agenda repleta de actividades, que se revolucionó aún más con el Nobel. Y sorprendentemente, una de sus primeras charlas como Nobel fue en Chile, donde estuvo invitado esta semana a exponer en la III Conferencia Exponencial de la Universidad del Desarrollo (UDD).
Aghion es cercano a nuestro país. Estuvo aquí en marzo de este año inaugurando el año académico de la FEN. De hecho, ha trabajado con destacados economistas chilenos.
Justamente en esta entrevista reflexiona de su premio y de Chile, acompañado en su departamento de cuadros de Roberto Matta, quien era el mejor amigo de su padre, el destacado intelectual y galerista Raymond Aghion, y de su madre, Gaby Aghion, también una gran figura del mundo intelectual y artístico parisino, fundadora de la casa de modas Chloé.


No siguió el camino profesional de esas dos grandes figuras, sino que se decidió por la economía, donde ocupa un prestigioso lugar, antes y más aún después del Nobel. Es uno de los mayores estudiosos de la innovación y el crecimiento: en 2019 recibió el premio BBVA Fronteras del Conocimiento, en Economía, es miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias, y en 2016 fue designado por el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para formar parte de un grupo de expertos que asesora a la Comisión de Alto Nivel sobre Empleo, Salud y Crecimiento Económico.
Autor de varios libros, el último lleva el título de El poder de la destrucción creativa, muy influyente en el debate sobre la materia. Fue profesor de Harvard y hoy enseña en el College de France, en INSEAD y en la London School of Economics.
Recibió el máximo galardón junto a los destacados economistas Peter Howitt y Joel Mokyr. Según la Real Academia de las Ciencias de Suecia, el premio reconoce su “teoría del crecimiento sostenido a través de la destrucción creativa”, un concepto central para entender cómo la innovación impulsa el desarrollo económico. La “destrucción creativa” fue acuñada en 1942 por el economista austríaco Joseph Schumpeter, y describe el proceso por el cual nuevas tecnologías reemplazan a las antiguas, transformando la economía. “El crecimiento económico sostenido se produce cuando las nuevas tecnologías reemplazan a las viejas”, explicó la Academia al anunciar el reconocimiento.
Temprano en la mañana, y de muy buen humor, Aghion explica a La Tercera sus ideas para la economía y para Chile.
Su charla en Chile se llama “Repensando el liberalismo: el poder de la destrucción creativa”. En pocas palabras, ¿qué cree que el liberalismo debería repensar sobre sí mismo en relación a la destrucción creativa?
Creo que lo que debiera es ser pro-social. Me explico: creo que la destrucción creativa es una fuente fantástica de crecimiento, pero el problema es que hay que asegurarse de que quienes pierden su trabajo puedan reincorporarse al sistema. También hay que asegurarse de que no se excluya ni se abandone a la gente. Creo que lo que alimenta a la extrema derecha o a la extrema izquierda, al populismo, es la sensación de ser abandonado, de ser marginado, y eso es lo que debemos evitar.
¿Cómo?
Lo primero es la educación. Creo que es fundamental contar con un sistema educativo de alta calidad y de amplia base. En Chile eso no lo tienen. Ese es un gran problema.
¿Debería ser prioridad?
Sí, deben trabajar muy duro para reformar el sistema educativo, para tener una educación de primera, como en Corea y Finlandia, el mejor sistema educativo posible para que todos se sientan parte de la sociedad. En la escuela aprendes a aprender. Aprendes a adaptarte, y sé que el sistema escolar en Chile no es bueno, así que es algo en lo que realmente tienes que trabajar.

¿Qué más es relevante para no dejar a nadie marginado a causa de la destrucción creativa, como dice usted?
Una vez que se cuenta con un buen sistema educativo y personas bien educadas, es importante contar con un mercado laboral que posea lo que yo llamo seguridad flexible, como el que existe en Dinamarca. En Dinamarca, cuando pierdes tu trabajo, durante dos años recibes el 90% de tu salario, y el Estado te capacita y te ayuda a encontrar un nuevo empleo. Este es un sistema muy bueno porque significa que, en Dinamarca, no hay un impacto negativo cuando pierdes tu trabajo, porque sabes que no te están abandonando. Y eso, creo, es muy importante y hace que la destrucción creativa funcione mucho mejor. Así que, si se combina la educación para que todos se sientan parte del proceso, con este sistema de seguridad flexible, creo que con eso se logra reconciliar el crecimiento a través de la destrucción creativa, con los seres humanos. Lo hace socialmente aceptable. Porque de lo contrario, alimentas el populismo.
La educación, dice usted, es clave en Chile. Pero ahora estamos en elecciones presidenciales dentro de un mes, y la educación no está en el debate público, que se trata prácticamente solo de migración, seguridad, delincuencia y crecimiento económico.
Lo sé, pero están relacionados los temas. Porque el problema es que dependían mucho de la migración, y primero tuvieron una muy buena migración venezolana, pero luego terminaron teniendo una migración deficiente. Y el problema es que solo creen que necesitan la migración, pero si educan a más personas en Chile tendrán una afluencia de gente muy buena para trabajar e innovar en Chile. La educación es tan importante como la inmigración. Tarda un poco más, ya que se necesitan unos 10 años para que la gente tenga una educación adecuada, que pueda estar altamente cualificada y formar parte de la revolución tecnológica. Así que es cierto que una reforma educativa da resultados después de unos años, mientras que la inmigración es inmediata. Pero hay que invertir de inmediato en el sistema educativo. Creo que ahora, como saben, estarán en gran desventaja si se mantiene el sistema educativo como está. Sé que Pinochet, por razones políticas, quería que los municipios se hicieran cargo de las escuelas. Pienso que ahora hay que cambiar eso.
Sí, ya se hizo ese cambio…
Es necesario tener un sistema educativo nacional. Con estándares nacionales, y la formación docente y la evaluación deben ser nacionales. De esta manera, se puede dejar cierta autonomía a las escuelas, pero, sin embargo, los programas, la formación docente y la evaluación de la escuela deben ser nacionales, sin lugar a dudas.
Usted se define como socialdemócrata. ¿Cuáles son los desafíos hoy para los socialdemócratas, a la hora de priorizar el crecimiento y la innovación?
Sí, bueno, soy socialdemócrata porque creo que no puedo distribuir lo que no produzco. Así que creo en la destrucción creativa y en el crecimiento, porque creo que, de lo contrario, no se genera prosperidad. Pero luego la cuestión es que hay varias cosas que se pueden hacer para que el crecimiento sea más dinámico y también más inclusivo. Una de ellas es la educación, como te decía. Cuando se cuenta con un mejor sistema educativo, más personas pueden convertirse en innovadoras y participar en la revolución tecnológica. Esto es positivo para el crecimiento, pero también para la inclusión. Así que la educación mata dos pájaros de un tiro. La otra política es la competencia. Cuando hay más competencia, cuando se facilita la entrada de nuevas empresas, se permite la entrada de nuevos talentos. Eso es bueno para la movilidad social. Y, al mismo tiempo, también para la innovación. Y el tercero es Flex Security, que mencionamos. Cuando los daneses introdujeron Flex Security, la destrucción creativa funcionó mucho mejor y de forma más eficiente. Y, al mismo tiempo, ofrecía mayor protección. Así que creo que si se integra la competencia, la educación y Flex Security, se tienen los pilares para impulsar el crecimiento, pero haciéndolo de una manera socialmente aceptable.
¿La inteligencia artificial, la gran disrupción tecnológica de hoy, está causando una destrucción creativa que, en su opinión, es más positiva que negativa?
Bueno, hay dos efectos. Por un lado, la IA, en cierta medida, sustituye las tareas realizadas por seres humanos. Así que, por supuesto, son malas noticias para el empleo. Por otro lado, las empresas que adoptan la IA se vuelven más productivas y, por lo tanto, más competitivas. Y, por consiguiente, el mercado mundial para sus productos aumenta. Esto significa que aumentan el empleo. Así que hay que potenciar ese efecto. Y, de nuevo, la educación y Flex Security ayudan a potenciar este efecto de la IA en la productividad.
Y capacitar a la gente, ¿no? Las personas necesitarán educación en otras etapas de la vida.
Sí, pero para eso es necesaria una buena base educativa. Mira, si empiezas en una buena escuela, eres adaptable. Aprendes a aprender.
También usted ha dicho que es fundamental contar con innovación verde, para afrontar el desafío del cambio climático. Chile se encuentra en una muy buena posición en ese sentido, ya que cuenta con los minerales necesarios para la transición climática. ¿Qué cree usted que debería hacer Chile para aprovechar y destacar realmente en esta revolución verde?
Creo que se necesita una buena combinación de política industrial verde y competencia. El problema con la política industrial es que, si está mal diseñada, frena la competencia. Y debería tenerse en cuenta el modelo de BARDA (por sus siglas en inglés, Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado). Verá, la BARDA es una forma de implementar una política industrial que es competitiva. Por lo tanto, es necesario encontrar la manera de conciliar la política industrial y la competencia.
Por último, usted conoce nuestro país y ha trabajado con varios economistas chilenos. ¿Cómo ve a Chile desde fuera, en particular a su economía?
Creo que es un país vibrante. Me impresionó mucho cuando visité Chile en marzo. Es un país vibrante. Muy dinámico. Me gusta que hayan conservado el recuerdo de la época de Allende (pero) que aún así, tengan una economía dinámica. Allende era una buena persona, pero no muy bueno en economía… Seamos sinceros. Y (ustedes) tienen una economía próspera y dinámica, y al mismo tiempo, hicieron una buena obra de memoria. Y creo que eso es muy bueno. El único problema es que, desde Pinochet, mantuvieron un sistema educativo pésimo, como dije. Y eso es algo que necesitan cambiar. Pero creo que tienen un país muy dinámico, lleno de energía, lleno de iniciativa. Pero necesitan trabajar ahora en el sistema educativo. Esa es realmente la prioridad.
Y por último, como Premio Nobel de economía, ¿qué le gustaría decirles a las nuevas generaciones de economistas que lo admiran y lo tienen de referente?
Diría esto: aborda grandes preguntas. Nunca te rindas. Mantén siempre la fe. Sigue tu curiosidad. Y disfruta… Y trabaja siempre con gente joven. Porque los jóvenes son el futuro. Ya sabes, la destrucción creativa, yo la aplico a mí mismo.
¿Cómo?
Ya tengo mi propia destrucción creativa. Trabajo con jóvenes mucho mejores que yo, por supuesto. Y necesito ayudarlos a crecer. Y prevalecerán. Liderarán el mundo. Y eso es lo que recomiendo. (También) les diría: busca grandes preguntas. Sé ambicioso. Déjate llevar por tu curiosidad. Diviértete. Y sé porfiado. Nunca te rindas, nunca te rindas.
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