Presidente de Credicorp Capital Chile: "Tenemos que ir de un modelo de libre empresa a uno de libre mercado"

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Guillermo Tagle dice que, si bien la crisis se dio en una economía debilitada, Chile puede enfrentar los cambios gracias a sus finanzas ordenadas. También cree que el empresariado debe cumplir un rol crucial, por lo que llama a adoptar estándares de países desarrollados.


Para hacer un balance de 2019 es difícil no establecer una separación entre pre y post 18 de octubre, el día que comenzó el estallido social chileno.

Así lo estima Guillermo Tagle, presidente de Credicorp Capital Chile y exlíder de Icare. En ese contexto, señala que la crisis se dio en medio de una economía que venía debilitada, aunque, de todos modos, cree que Chile podrá enfrentar los cambios que se exigen debido a sus finanzas ordenadas.

También aborda el proceso de generar una nueva Constitución, lo que, a su juicio, introducirá incertidumbre dado el extenso tiempo que demorará. En ese escenario, considera importante que se aborden temas relevantes para el país y los inversionistas, como lo que puede o no hacer el Estado con su dinero y si los privados pueden ser proveedores.

Todo esto se dará en la transición de un modelo de libre empresa a uno de libre mercado. En este nuevo modelo afirma que los empresarios cumplirán un rol crucial, por lo que deben adoptar estándares de países desarrollados.

¿Qué balance hace de 2019?

-Es difícil no hacer una separación del año en pre y post 18 de octubre. Si bien la crisis ha sido profunda, nos pilló en un momento en que la economía venía con una fragilidad en cuanto a dinamismo, donde incluso las proyecciones oficiales sobre crecimiento se habían recortado varias veces. Entonces, la crisis generó un impacto adicional.

¿Hay capacidad para enfrentar los cambios exigidos?

-En la parte positiva, sobre todo en el contexto de la cantidad de países que están viviendo una situación similar de convulsión social fuerte, Chile tiene una ventaja para enfrentar los cambios, ya que tiene sus finanzas fiscales ordenadas junto a un sector privado que tiene sus finanzas bastante saludables y un mercado de capitales con profundidad y recursos.

Como Chile se ha manejado de forma responsable, hay espacio para tomar un poco más de deuda, usar reservas de Fondos Soberanos y discutir sobre el sistema tributario.

¿Cómo están viendo todo esto los inversionistas?

-La crisis introdujo una variable nueva, que es la inseguridad física provocada por la violencia, por los saqueos, por el desorden público y por la capacidad de las instituciones responsables de mantener el orden público.

Esto ha generado una incertidumbre grande que ha afectado las decisiones de emprender cosas nuevas, además de una destrucción de mucho valor de infraestructura, de negocios de emprendedores y de empresas grandes, lo que genera un impacto inmediato en pérdidas de empleo. A todo lo anterior se suma que entraremos en un período de discusión de cómo nos organizaremos como país de aquí en adelante cuando tengamos una nueva Constitución.

¿Cómo afectará el debate constitucional al clima de negocios?

-El hecho de que sea tan largo el proceso para generar una nueva Constitución provoca un período de pausa donde probablemente vamos a tener una economía muy lenta. Ordenada, si es que no hay violencia, y muy crítica y desacelerada si es que se mantiene una situación de inseguridad y violencia.

También tenemos otro problema complejo de resolver: qué se puede hacer con las platas del Estado. Ese es un tema bien profundo y probablemente será abordado en la nueva Constitución. Esto aplica para un caso particular que es el proyecto de ley de sala cuna universal. Como el Estado no tiene ninguna posibilidad de proveer ese servicio, lo único que puede hacer es subcontratarlo. Y está detenido porque hay un grupo relevante en el Parlamento que no quiere aprobar una ley que generará una actividad de privados, donde tendrán beneficios y utilidades, proveyendo un servicio que la ley obliga al Estado a proveer.

Mientras el tema esté abierto genera un estado de pausa a cualquier inversionista que quiera entrar a ese tipo de actividades, provocándose una incertidumbre donde es difícil que se pueda acelerar la economía.

¿Hacia qué tipo de modelo podríamos transitar?

-En un seminario organizado por Credicorp Capital, el director de la AGF del grupo, Matías Braun, hizo una definición bien clara de la diferencia entre lo que era un modelo de libre empresa y uno de libre mercado. Él decía que Chile había ido decantando de a poco en un modelo de libre empresa y que teníamos que movernos hacia uno de libre mercado. Yo comparto esa afirmación: tenemos que ir de un modelo de libre empresa a uno de libre mercado.

La diferencia es que uno protege el libre desarrollo de las empresas, mientras que el otro protege el libre funcionamiento del mercado, incluyendo todas sus partes, evita los abusos y los sanciona cuando ocurren. En todo esto contribuirán las sanciones económicas y penales más altas que se introducen con la agenda antiabusos.

¿Qué rol debe asumir el mundo privado en este nuevo modelo?

-El desafío que hay en el mundo empresarial es reencantar la relación que tiene con todos los actores con los que interactúa. Durante mucho tiempo se pensó que si la empresa cumplía con las leyes, pagaba lo que correspondía, no contaminaba y entregaba un producto que el consumidor compraba, estabas haciendo tu negocio y estabas bien.

Ser un actor involucrado con la comunidad con la que interactúas es el cambio de switch que hay que lograr. Adquieres una relación recíproca con el consumidor, donde si algo le falló debe tener el mismo derecho a que, con la facilidad con la que compró, se lo resuelvan.

¿Hay que elevar los estándares?

-El ajuste de tuerca que se debe hacer es que en todos los aspectos de funcionamiento los empresarios tienen que ponerse al estándar de países desarrollados.

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