Vicepresidente Círculo de Empresas Icare, Pablo Bosch: "Si uno elige un gobierno y enseguida empieza a bombardearlo, es dispararse en los pies"

Imagen PABLO BOSCH 0388

Director de empresas y vicepresidente del Círculo de Empresas y Sociedad de Icare coincide en que hay que darle tiempo al gobierno para mostrar resultados. Afirma que las reglas del juego en la sociedad han cambiado y las empresas deben adaptarse.


La forma en que se insertan las empresas en el territorio y su rol en el desarrollo y gestión del mismo será el tema principal del próximo foro Icare, actividad que estará al mando del director de empresas y vicepresidente del Círculo Empresa y Sociedad de Icare, Pablo Bosch. Él afirma que para las empresas y para diversos ámbitos en general "todas las reglas del juego están cambiando. Ya no podemos decir 'es que esto lo hemos hecho siempre así y por lo tanto está bien'. Justamente lo que está pasando en el mundo es que prácticamente todas las reglas en muchos ámbitos se están transformando, revisando y revaluando y están subiendo otras prioridades.

¿Como cuáles?

-Durante mucho tiempo las prioridades fueron bajar la inflación, tener un mínimo de empleo y afortunadamente la sociedad evoluciona, ya se resolvieron algunos de esos problemas y estamos preocupados del medioambiente, la inclusión, la equidad de género y un montón de otros temas que son mucho más elevados. A mi gusto, vamos avanzando y por eso estamos muy contentos. Entonces, lo que tenemos que hacer es adaptarnos, aprender a desenvolvernos en este nuevo ambiente.

¿Qué rol le cabe a la empresa en ese nuevo ambiente?

-Yo diría que el nuevo rol es entender cuál es el cambio, qué es lo que se nos pide y las medidas para satisfacer esas nuevas demandas. Si hay un ente en la sociedad que está acostumbrado a cambiar, son las empresas. Las empresas viven con la Ley de Darwin: el que no se adapta desaparece o cambia de dueño. Entonces, en Icare, dentro de todos los temas que hay en el círculo de empresa y sociedad, uno de ellos es como se instala la empresa en el territorio y esto, porque una de las prioridades que ha aparecido es la regionalización. Instalar una empresa en un barrio industrial consolidado es muchísimo más fácil que instalar una planta industrial en un terreno virgen alejado de la ciudad. Eso es lo que queremos tocar, cómo poner en positivo el decir: 'señores, necesitamos instalarnos en todas partes, necesitamos llevar el trabajo y el desarrollo a todo el territorio nacional pero estamos conscientes de que ahora la forma de llegar es muy distinta a la de muchos años'.

¿En qué sentido?

-Personalmente, he construido líneas de transmisión toda la vida. Y cuando llegaba a los terrenos yo decía soy de tal empresa y pasaba. Teníamos derecho a romper, a hacer lo que fuera. Desde luego, las buenas empresas lo hacían bien y las otras no, pero había una libertad y una falta de contraparte muy grande y eso empezó a cambiar y hoy entrar a un predio es complejo, porque hay que acordar con el dueño del terreno si vamos a entrar o no y en qué condiciones.

A pesar del cambio, se mantiene la resistencia o desconfianza respecto de cómo se instalan las empresas. ¿Cómo se mejora ese escenario?

-Hay un par de casos que vamos a exponer en Icare. La principal lección que hemos sacado, hasta ahora, es que lo que predomina en los alrededores de donde se va a instalar una empresa es el miedo. Miedo a que contamine, a que me alteren la vida que he llevado hasta ahora. Eso es lo primero que aparece en todos lados. Cada vez que a uno le cambian las condiciones en que ha estado, surge el miedo y preguntarse si uno va a quedar peor, y cómo me defiendo de eso. Lo que están haciendo las empresas exitosas es adelantarse muchísimo al proceso y antes de llegar comienzan a conversar con la gente, con las autoridades y las comunidades a ver qué opinan para tratar de que no se levanten los miedos.

Esto no quiere decir que los traten de engañar, sino entender lo que les pasa, es que si quieren que la empresa haga un aporte a la comunidad, que sea el que los vecinos quieren y no lo que al gerente de sustentabilidad se le ocurrió.

¿Pero cuál es el límite entre las expectativas y lo que las empresas pueden dar?

-Hay una cosa que nos pasa, que cuando llegas a un lugar lejano, muchas veces el mismo Estado está en falla: no hay cuartel de Bomberos, no hay retén de Carabineros, no está la infraestructura mínima. Entonces, cuando llega una empresa, la comunidad dice esta es nuestra oportunidad y le piden a la empresa cosas que están mucho más allá de su capacidad. Yo creo que esto se resuelve con una base tripartita, que es la comunidad, la empresa y el Estado. Incluso puede haber un cuarto actor que ayuda mucho, que son algunas ONG, que han desarrollado la capacidad de escuchar y que son como un actor independiente, como la Casa de la Paz.

¿Y cómo cree que las empresas están haciendo las cosas en Chile?

-Yo soy optimista, creo que en Chile estamos haciendo bien las cosas.

¿Y de dónde sale tanta crítica entonces?

-Somos un país muy autocrítico, somos muy autoflagelantes, pero creo que estamos avanzando. Estamos tomando estos temas mucho mejor que en otros países. Y lo que queremos es mostrar casos de éxito, para que los que van a la foro vean que no es todo malo y que no es todo sólo dificultad. Porque el miedo que aflora en la ciudadanía cercana a una planta se refleja al interior de la compañía también, decir tengo miedo de ir a instalarme allá, porque me van a poner un montón de problemas. El miedo no ayuda a nadie.

El ministro Felipe Larraín pidió paciencia con los resultados del gobierno. ¿Qué le parece?

-Lo primero es un tema de empatía y perseverancia. No podemos pretender todo altiro. Las buenas cosas se cocinan lento, las buenas reformas toman tiempo prepararlas bien. Estoy de acuerdo con una frase del padre Hurtado que dice "sin prisa, pero sin pausa". Hagamos las cosas bien. Yo supongo que el gobierno está tratando de hacer lo mejor posible y no ayuda que salgamos todos a preguntar por qué no están listas las cosas. Tiendo a confiar en que todo el mundo está tratando de hacer su papel bien, no me imagino al ministro Larraín tomándose vacaciones. Les pediría empatía a todos y también al ministro: que entienda lo que nos pasa y nosotros entendamos las dificultades de gobernar y confiemos en que vamos a salir adelante.

Pero hay sectores que se quejan de la lentitud en la puesta en marcha de proyectos, por ejemplo...

-Estoy en varias empresas y efectivamente se han atrasado proyectos y algunas partidas pero ha sido por razones propias del sector: porque alguien se tomó un terreno y se paraliza un proyecto, por ejemplo, pero la realidad del país está diciendo que el ritmo es otro, no dejemos de mirar eso también. Al ministro le encantaría que la economía hubiera despegado mucho más, pero otra cosa es con guitarra. Yo creo que lo están haciendo bien, espero que lo hagan bien, los elegimos y confiemos en ellos. Si uno elige un gobierno y enseguida empieza a bombardearlo, es dispararnos en los pies. Dicho eso, también espero que ellos sean sumamente diligentes y hagan bien la pega. Pero lo fundamental es la empatía.

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