
El ejercicio reduce “mejor que un medicamento” el riesgo de muerte por cáncer, según histórico estudio
Caminar varias veces a la semana con apoyo profesional puede ser más efectivo que algunos fármacos para combatir tumores.

Una caminata de una hora varias veces por semana podría marcar la diferencia entre vivir o morir tras un diagnóstico de cáncer de colon. Así de potente es la conclusión de un estudio pionero presentado este fin de semana en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (Asco), la conferencia sobre cáncer más importante del mundo.
El ensayo, publicado simultáneamente en The New England Journal of Medicine, demostró que el ejercicio estructurado no solo mejora la calidad de vida de los pacientes, sino que también es “mejor que los medicamentos” ya que supera en eficacia a muchos actualmente recetados.
El ejercicio reduce “mejor que un medicamento” el riesgo de muerte por cáncer, según histórico estudio
“Tras completar la cirugía y la quimioterapia, aproximadamente el 30 % de los pacientes con cáncer de colon de alto riesgo en estadios dos y tres experimentarán una recurrencia de la enfermedad”, explicó el Dr. Christopher Booth, autor principal del estudio e investigador de la Universidad Queen’s en Kingston, Canadá.
“Como oncólogos, una de las preguntas más frecuentes que nos hacen los pacientes es: ‘¿Qué más puedo hacer para mejorar mi pronóstico?’”
La respuesta, hasta ahora poco clara, ha dado un giro rotundo con este ensayo clínico. Por primera vez, el ejercicio físico se perfila no solo como una recomendación general de estilo de vida, sino como una herramienta terapéutica comparable o incluso superior a algunos tratamientos farmacológicos.
“Titularizamos [la sesión en la que se presentó el estudio] Tan bueno como un medicamento. Yo la habría retitulado Mejor que un medicamento, porque no tiene todos los efectos secundarios”, comentó la doctora Julie Gralow, directora médica de Asco.

El estudio, que se extendió durante más de una década y que incluyó a 889 pacientes con cáncer de colon en estadio tres en países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Canadá, Australia e Israel, comparó los efectos de un programa de ejercicio supervisado con los de una simple recomendación de vida saludable.
Los resultados son sorprendentes: quienes participaron en el régimen de actividad física tuvieron un 37% menos de riesgo de muerte y un 28% menos de desarrollar un cáncer nuevo o recurrente que el grupo que solo recibió consejos generales.
“Estos resultados nos dan ahora una respuesta clara: un programa de ejercicios que incluya un entrenador personal reducirá el riesgo de cáncer recurrente o nuevo, te hará sentir mejor y te ayudará a vivir más tiempo”, afirmó el Dr. Christopher Booth, autor principal del estudio e investigador de la Universidad Queen’s en Kingston, Canadá.
El programa de ejercicios consistía en sesiones mensuales con un entrenador personal, además de rutinas semanales equivalentes a tres o cuatro caminatas de entre 45 y 60 minutos. Algunos participantes optaron por actividades como kayak o esquí, según sus preferencias. El acompañamiento personalizado y el diseño estructurado de la actividad fueron claves para su efectividad.
El profesor Charles Swanton, director clínico de Cancer Research UK y uno de los impulsores del estudio en su rama británica, fue categórico: “Este fascinante estudio muestra el poder del ejercicio para transformar la salud de las personas y aumentar sus probabilidades de sobrevivir al cáncer después del tratamiento. Para ser una intervención que no implica un fármaco, el ejercicio ofrece beneficios notables para los pacientes”.
Swanton añadió que, para algunos pacientes, «la actividad física puede ser un factor decisivo que modifica el curso de su recuperación». Por eso, llamó a los oncólogos a “considerar recomendar un programa de ejercicio estructurado después de la cirugía para mejorar las probabilidades de supervivencia de las personas”.
Los beneficios del ejercicio para quienes sobreviven al cáncer no son del todo nuevos, pero hasta ahora faltaba evidencia robusta que demostrara su impacto directo sobre la recurrencia y la mortalidad. Este estudio, con una metodología rigurosa y una muestra amplia, llena ese vacío.
Es la misma magnitud de beneficio que muchos medicamentos aprobados: un 28% menos de riesgo de incidencia y un 37% menos de riesgo de muerte. Hay medicamentos aprobados por menos de eso, además de ser caros y tóxicos.
Los investigadores también destacaron que los beneficios podrían extenderse a otros tipos de cáncer. Aunque el estudio se centró en el cáncer de colon, datos preliminares sugieren una menor incidencia de cáncer de mama y próstata en los pacientes físicamente activos. Se esperan nuevos ensayos para confirmarlo.
Eso sí, los especialistas advierten que no todos los pacientes pueden seguir el mismo régimen, por lo que es esencial consultar con el médico tratante antes de comenzar una rutina física tras el tratamiento. “El ejercicio como intervención es una obviedad y debería implementarse ampliamente”, señaló la Dra. Pamela Kunz, de la Facultad de Medicina de Yale.
El director médico nacional del NHS de Inglaterra, Sir Stephen Powis, también celebró los hallazgos: “Estos resultados históricos sugieren que los pasos específicos para hacer ejercicio, desde caminatas hasta entrenamientos, podrían ayudar a potenciar la capacidad del cuerpo para prevenir que el cáncer regrese después del tratamiento y ayudar a salvar más vidas”.
Además del impacto directo sobre el cáncer, los especialistas recuerdan que el ejercicio ayuda a mantener un peso saludable, fortalecer el sistema inmunológico, reducir la inflamación y mejorar el estado de ánimo.
En una era en que el costo de los medicamentos contra el cáncer se ha disparado y los efectos secundarios continúan siendo un desafío, este estudio ofrece una alternativa simple, accesible y poderosa: moverse. Quizás, la próxima gran revolución en oncología no esté en un laboratorio, sino en el parque más cercano.
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