En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, en el programa Desde La Redacción, de La Tercera, Francisco Aravena conversó con Nicolás Jobet, gerente de Personas y Comunicaciones de Arauco, una de las principales empresas forestales del país, sobre el rol que puede jugar el sector privado, y en particular la industria forestal, frente a la crisis climática y las crecientes exigencias sociales y medioambientales.

¿Por qué es importante la industria forestal? En el inicio de la conversación, Jobet asegura que “no existe ninguna actividad humana que no dependa directa o indirectamente de la naturaleza”, aludiendo a una verdad que, por ser obvia, suele olvidarse, sostuvo.

Arauco, indica Jobet, basa su actividad en un recurso renovable y conocido por todos: el árbol, que forma parte de un ciclo virtuoso de la naturaleza, “donde lo plantamos, lo cuidamos, lo usamos y luego lo volvemos a plantar. Y a partir del árbol y sus fibras podemos desarrollar productos que reemplazan a otros que son de origen fósil, por lo tanto ayudan a descontaminar el mundo y a combatir el cambio climático”.

Más que un proveedor forestal, un actor climático

Durante la entrevista, Jobet dijo que la empresa ha evolucionado hacia una mirada más integral y proactiva en materia ambiental. “Los tiempos van exigiendo nuevos estándares”, y en ese marco identifica tres frentes principales, vinculados con el triple impacto en la crisis medio ambiental: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación por plásticos, este último, siendo el tema principal del Día del Medio Ambiente de este año.

El más conocido, el cambio climático, se enfrenta sobre todo desde la lógica forestal: “Cuando crecen los árboles, capturan CO2 y ayudan a mitigar el cambio climático”, explica Jobet. Pero destaca también el rol de Arauco en la conservación de la biodiversidad: “El 30% de nuestro patrimonio forestal está destinado a conservación, lo que equivale a unas 500 mil hectáreas. Para que te hagas una idea, que es la mitad de Puerto Rico”.

La empresa, asegura su gerente de comunicaciones, ha incorporado tecnología de primer nivel para este objetivo, incluyendo el lanzamiento del primer satélite privado chileno, desarrollado junto a la startup Lemu y lanzado vía SpaceX, dedicado al monitoreo de la biodiversidad.

También realizan análisis de ADN en ríos para detectar especies y diagnosticar la salud de los ecosistemas. “La naturaleza no se quema sola en Chile”, dice Jobet al referirse al problema de los incendios forestales. “El 99% de los incendios son provocados por personas, por negligencia o derechamente por intencionalidad”. En este sentido, Arauco trabaja coordinadamente con Conaf y otras entidades en prevención y combate del fuego, un desafío cada vez mayor en el contexto del cambio climático.

Frente a las críticas que acusan a las empresas de asumir lo ambiental como un simple peaje para operar, planteado por el periodista Francisco Aravena, Jobet asegura que “hay quienes todavía creen que la industria forestal arrasa con el bosque nativo. Eso no es así desde hace décadas. Combinamos la producción con la protección, tenemos bosques que son productivos y que fundamentalmente trabajamos de manera certificada con esa madera para poder proveer materias primas, pero al mismo tiempo trabajamos con la conservación, y es en el equilibrio entre producción y conservación donde nosotros hacemos esa diferencia”.

En este sentido, destaca el modelo responsable de certificación FSC que rige sus operaciones, el cual no solo evalúa prácticas ambientales, sino también el vínculo con comunidades locales e indígenas. “Tiene estándares muy altos en distintas dimensiones”, dice, subrayando que el origen responsable de los recursos naturales es hoy una exigencia global, sobre todo en mercados como Europa.

Moda sostenible: Pulpa textil para combatir el fast fashion

Uno de los aspectos menos conocidos, pero más innovadores de la estrategia de Arauco, es su incursión en el mundo de la moda. Desde su planta en Valdivia, la empresa produce pulpa textil a partir de fibra de madera, destinada a confeccionar tejidos como la viscosa o el rayón, una alternativa biodegradable y de bajo impacto al poliéster.

“Cada vez que lavas una prenda de poliéster, bota micropartículas que terminan en los océanos. En cambio, nuestras fibras textiles son naturales, carbono neutrales, usan menos agua que el algodón y son biodegradables”, afirma Jobet, quien hace dos semanas presentó esta innovación en una conferencia sobre moda sustentable en Milán. “Me tocó hablar con gente de Balenciaga, de Adidas… mucho glamour”, comentó entre risas.

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