El vuelo de Ícaro

A mediados de este año la NASa lanzará una misión que, tal como el legendario personaje griego, intentará "tocar" el Sol. La nave deberá resistir temperaturas de más de mil grados Celsius y su fin es ayudar a descifrar varios enigmas sobre el astro. Pero eso no es todo: la agencia también está recopilando miles de nombres de personas comunes que el vehículo llevará hasta la candente atmósfera solar.


"El espacio: la última frontera. Estos son los viajes de la nave estelar 'Enterprise'", decía la voz del actor William Shatner al inicio de cada episodio de la serie Star Trek que se emitió en los 60. Durante los tres años que duró el programa, Shatner y su tripulación visitaron los vecindarios de numerosos astros ficticios, pero ahora el famoso capitán Kirk es el rostro de una misión distinta e inédita. Un viaje que tiene como destino una estrella real y bastante más cercana: el Sol que ilumina la Tierra.

"¿Quieren unirse a la NASA en una misión de descubrimiento?", es la invitación que hace el actor en un video publicado en YouTube y que fue grabado por la agencia espacial para promover el lanzamiento de su sonda Parker. La nave iniciará su viaje a mediados de este año y es la primera que la NASA ha diseñado específicamente para "tocar" el mismo Sol que derritió las alas de cera de Ícaro en el mito griego. En su órbita más cercana la sonda llegará a unos seis millones de kilómetros de la superficie del astro, una aproximación siete veces mayor al récord que consiguió en 1976 la nave germano-estadounidense Helios-2 (43 millones de kilómetros) y diez veces superior a la que alcanza el planeta Mercurio (67 millones de kilómetros).

El llamado de Shatner a unirse al viaje -cuyo costo es de mil quinientos millones de dólares- no es una invocación a seguir su curso a través de las redes sociales ni tampoco a tripular nave. La sonda no llevará astronautas, pero sí transportará en su interior un microchip con el nombre de Shatner y, tal como él dice en el video, los de "todos aquellos que quieran unirse a esta misión de descubrimiento extremo". La iniciativa es gratuita y para participar sólo basta inscribirse en el sitio http://go.nasa.gov/HotTicket hasta el 27 de abril.

"Tenemos más de 700 mil nombres, pero nos gustaría recopilar muchos más. El microchip los llevará junto a fotos de Gene Parker –el astrofísico estadounidense que le da nombre a la misión- y una copia de su reporte de 1958 que teorizaba la existencia del viento solar", cuenta a Tendencias la física Nicola Fox, científica principal de la Universidad Johns Hopkins, cuyos expertos diseñaron la misión junto a la NASA. Según la investigadora, el viaje es clave porque irá a una región del sistema solar prácticamente inexplorada: "Si bien hemos hecho grandes avances en la comprensión del Sol a partir de espectaculares observaciones remotas y naves que algo se han aproximado al astro, no hay nada que reemplace viajar realmente al lugar donde está la acción".

Enigmas estelares

La travesía podría dilucidar varios misterios solares que hasta hoy no tienen explicación. Por ejemplo, la corona o atmósfera solar es 300 veces más candente que la superficie, un fenómeno que desafía las leyes de la naturaleza, ya que debería ser más fría. Fox agrega que los instrumentos también permitirán investigar la mecánica del viento solar, cuya existencia fue teorizada por Gene Parker en 1958 y un año después fue comprobada por el satélite soviético Luna 1. Este fenómeno es un flujo de gases que se genera en la corona y que gana velocidad a medida que se aleja del Sol en lugar de volverse más lento, por lo que llega a alcanzar 800 kilómetros por segundo y puede tardar menos de dos días en arribar a la Tierra.

"Existen muchas teorías sobre la generación del viento solar y Parker aportó una de las principales: las nanollamaradas. Estas son pequeñas erupciones en la atmósfera solar, y según Gene su energía podría potenciar el viento solar", explica Fox. El estudio de este fenómeno no sólo es clave para la astrofísica, sino que también para la vida diaria en la Tierra, ya que a veces el viento solar altera el campo magnético del planeta y puede causar cortocircuitos en la Estación Espacial y en los satélites que manejan las telecomunicaciones, además de apagones eléctricos. Los datos recolectados por la sonda Parker ayudarán a mejorar los modelos que hoy se ocupan para predecir estos eventos. "La sonda Parker nos permitirá comprender la mecánica de la corona solar ocupando las mismas herramientas que hoy se usan para analizar el viento solar en las inmediaciones de la Tierra", explica a Tendencias el físico solar Craig E. DeForest, del Instituto de Investigación Southwest.

Problemas de ingeniería

Durante décadas, los científicos vieron limitadas sus ambiciones de llegar al Sol porque no existía un material que fuera ligero y que resguardara las naves del devastador calor. Esto es esencial porque en su aproximación más cercana, la cara más expuesta de la nave Parker deberá resistir mil cuatrocientos grados Celsius (en comparación, la mayor temperatura registrada en la Tierra fue de 58 grados Celsius). El gran avance se produjo gracias al carbono, un material lo suficientemente liviano y resistente al calor que recubrirá gran parte de la sonda con un escudo de 11,4 centímetros de grosor.

La NASA dice, con orgullo, que la nave es, además, el vehículo humano más rápido creado hasta ahora: en un punto de su viaje la sonda Parker se desplazará a 700,000 kilómetros por hora, lo suficiente como para viajar desde Santiago a Talca en apenas un segundo. Una velocidad que eleva las posibilidades de fallas: "La sonda estará demasiado lejos de la Tierra como para que la guiemos, así que necesita ser capaz de protegerse a sí misma y de orientar su propio escudo de protección termal, de manera que se interponga entre el Sol y la estructura principal de la nave", indica Fox. Además, habrá un punto en el que el contacto se interrumpirá: "Cuando se acerque y sobrevuele el Sol, no podremos comunicarnos durante días porque la estrella es una gran fuente de interferencia radial", agrega la investigadora de Johns Hopkins.

La nave llegará a la corona solar en noviembre y los investigadores esperan obtener los primeros datos en 2019. Según la NASA, la nave orbitará 24 veces el Sol durante siete años, aunque se espera que siga en operaciones uno o dos años más. "Eventualmente se quedará sin combustible y ya no podrá ajustar la dirección de su escudo de calor. En ese punto, el Sol iluminará partes de la nave que no tienen protección. La sonda se desintegrará en trozos cada vez más pequeños y, en algún momento, se volverá parte del polvo que nuestro astro lanza a través del sistema solar", dice Fox.

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